El primer gobierno totalmente populista de Europa occidental asusta a los mercados.
En muchos otros países, Giuseppe Conte sería políticamente un hombre muerto caminando. En cambio, el 23 de mayo se le pidió que formara gobierno de Italia.
A pesar de una controversia que arrojaba dudas sobre la confiabilidad de Conte, aun así el presidente Sergio Mattarella le pidió al poco conocido profesor de Derecho que buscara el respaldo del Parlamento para el primer gabinete totalmente populista de Europa occidental. Y tuvo éxito. Conte, de 53 años, quien había jurado ser “el abogado defensor del pueblo italiano”, era un candidato de compromiso elegido por la organización política antisistema Movimiento 5 Estrellas y la Liga del Norte, de extrema derecha, después de que se hizo evidente que ninguno de los dos dejaría que el otro tuviera precedencia. Juntos, los 5 Estrellas y la Liga tienen una sólida mayoría de 347 bancas en la Cámara de Diputados de 630 escaños, aunque con una ventaja menor en el Senado.
Luigi di Maio, líder de los 5 Estrellas, y Matteo Salvini, jefe de la Liga, dejaron de lado las pruebas de que Conte había rellenado su currículum profesional con cursos en el extranjero que no había tomado, ni impartido. Su CV declaró que había “perfeccionado sus estudios jurídicos” en numerosos lugares de aprendizaje, incluyendo la Universidad de Nueva York (NYU), la Sorbona y un “Instituto Internacional de Kultur” en Viena. Pero la NYU no tenía registro de Conte. Tampoco la Sorbona. Y el aparentemente augusto instituto austriaco resultó ser un centro de aprendizaje de idiomas.
Las afirmaciones dudosas del primer ministro no fueron de ninguna manera las únicas razones para dudar si él estaba a la altura de la tarea. Es el quinto primer ministro no electo de manera consecutiva en Italia. Él no tiene experiencia en política. Sin embargo, con el respaldo del Parlamento pronto negociará en representación de su país en el Consejo Europeo y con los grandes “jugadores” como Donald Trump y Vladimir Putin.
Igual de pertinente es si puede imponer respeto, y más aún el acatamiento de los políticos que lo eligieron o si, como Truffaldino en la obra maestra cómica de Carlo Goldoni del siglo XVIII, terminará como el acosado “Siervo de dos amos”. Primero se acercó a los 5 Estrellas para representarlos en un organismo de autorregulación, en el 2013. Cuando eso, Conte declaró: “No voté por ustedes y no soy simpatizante de ustedes”. Eso no impidió que Di Maio lo eligiera para un gabinete de fantasía que el líder de 5 Estrellas presentó antes de las elecciones generales del 4 de marzo. El movimiento surgió de la votación como el mayor partido de Italia.
ALARMANDO A EUROPA
La única calificación virtual de Conte es que también es aceptable para la Liga. Pero una vez dijo que su corazón siempre había latido hacia la izquierda, y Salvini está en buenos términos con gente como Marine Le Pen. Será interesante ver cómo evoluciona la relación del líder de la Liga con Conte, especialmente si Salvini exige una mayor participación en la política. Las encuestas desde las elecciones sugieren que el apoyo a la Liga ha crecido y que Salvini es ahora el líder del partido más popular de Italia.
Las controversias sobre Conte oscurecieron las preocupaciones sobre quién será designado al frente del Ministerio de Economía y Finanzas. La primera elección de la Liga fue un feroz enemigo del euro, Paolo Savona. El economista de 81 años de edad se desempeñó como ministro de Industria a principios de la década de 1990. Su antipatía hacia el euro, que describe en su próxima autobiografía como una “jaula alemana”, coincide con las opiniones de los 5 Estrellas (que son escépticos) y con los de la Liga (que se oponen firmemente a la moneda única).
En una afirmación ligeramente ambigua a los socios italianos en la Unión Europea, Conte dijo que estaba “al tanto de confirmar el posicionamiento internacional y europeo de Italia”. Aunque los socios de la coalición dejaron fuera de su programa final una propuesta contenida en un borrador para explorar formas de salir el euro, han recibido advertencias dentro y fuera de Italia. Vincenzo Boccia, jefe del sindicato de empresarios italianos, Confindustria, dijo que sus compatriotas no deberían asumir que la “posición de su país en el club de las economías avanzadas se mantendrá sin cambios independientemente de las decisiones que tomemos”. Pidiendo al nuevo gobierno que se adhiera a un responsable política presupuestaria, el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, señaló que los préstamos de Italia eran proporcionalmente los más altos de cualquier estado de la eurozona, excepto Grecia.
Los mercados también han reaccionado con creciente ansiedad ante la perspectiva de esta coalición populista. Después de que el presidente convocó a Conte, la bolsa de valores de Milán, la Borsa Italiana, cerró con un descenso del 1,3%. Para el 23 de mayo, la brecha entre los rendimientos de los bonos a 10 años del gobierno italiano y alemán, que reflejan la preocupación por la capacidad de Italia para pagar su deuda pública, había aumentado a más de 190 puntos básicos desde 114, el 24 de abril. Y eso no es nada como lo ocurrido en la crisis del euro del 2011-2012.
Pero el aumento de la referida brecha reflejaba sobre todo inquietud por una innovación aún insinuada en el programa de socios de la coalición: la emisión de los llamados mini-BOT. Estas propuestas de valores, denominadas así por los bonos del Tesoro a corto plazo y de cupón cero de Italia –los Buoni Ordinari del Tesoro– abordarían ostensiblemente un problema que ha plagado durante mucho tiempo a las empresas italianas y llevado a algunas a la bancarrota: el hecho de que el Estado no pague a sus proveedores. A fines del 2016, el Estado italiano tenía casi 33 mil millones de euros en mora. Los mini-BOT se usarían para pagar esas deudas y también podrían devolverse a las autoridades para liquidar los pasivos tributarios. Pero las notas serían negociables mientras tanto, probablemente con un descuento. El efecto sería crear una moneda paralela más allá del control del Banco Central Europeo, lo que debilitaría el euro. Se debe vigilar este espacio.