El Premio Nobel de Medicina, el genetista sueco Svante Pääbo, es hijo de un galardonado con esa recompensa hace 40 años, toda una rareza en el mundo de los Nobel. Un padre que solo veía de manera anecdótica puesto que Svante Pääbo nació en abril de 1955 en Estocolmo, hijo de una relación extraconyugal del bioquímico sueco Sune Bergström (Nobel de Fisiología y Medicina en 1982). Su madre es una química estonia, Karin Pääbo.

Además de sus investigaciones sobre el hombre Neandertal, Svante Pääbo ha revelado la existencia de otro homínido arcaico distinto y desconocido hasta la fecha, el hombre de Denisova, que vivía en Siberia y del cual se ignoran muchas cosas, en particular su fecha de extinción.

Cuando era joven Pääbo pensó en dedicarse a la egiptología, tras un viaje con su madre a ese país. Pero acabó cursando Medicina, como su padre, en la universidad de Uppsala (norte de Estocolmo). “Nací bajo un secreto sobre mi origen, hijo de una relación extramarital de Sune Bergstrom”, explica el científico en su libro “Neandertal: a la búsqueda de los genomas perdidos” (2014).

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Las momias primero y luego el Neandertal

Estudia bioquímica y luego regresa a su pasión de adolescente: las momias. Es esa constancia la que lo llevó a anunciar descubrimientos que dejaron estupefacta a la comunidad científica internacional y al gran público. “¿Sería posible estudiar antiguas secuencias de ADN y comprender así cómo los egipcios de la Antigüedad están vinculados a los de hoy en día?”, escribió en su libro.

“Son cuestiones fascinantes, y no fui el primero en planteármelas”, añadió. Gracias a sus conocimientos de bioquímica, consigue aislar fragmentos de ADN de momias humanas o animales. En 1985 logra identificar los rastros genéticos de la momia de un niño que murió hace 2.400 años.

Luego remonta el tiempo, estudia los restos de un Neandertal durante su etapa en la universidad de Múnich, a mediados de los años 1990. En 1996, con su equipo, identifica el primer fragmento de ADN mitocondrial (transmitido por la madre) de ese linaje extinguido a partir de un fragmento de hueso de hace 40.000 años. El prestigioso Instituto Max Planck, en Leipzig, lo llama y Pääbo funda un centro de investigación en paleogenética. En 2010 consigue “la tarea casi imposible” de secuenciar totalmente el genoma del Neandertal, destaca el comunicado del comité Nobel.

Las investigaciones del padre

Svante Pääbo demuestra igualmente que se produjo una transferencia de aproximadamente el 2% de los genes entre esos homínidos desaparecidos como el Neandertal y el actual Homo sapiens. Los seres humanos actuales (en Europa y en Asia) llevan en sus genes rastros de esos ADN de hombres Neandertales.

“Las diferencias genéticas entre el Homo sapiens y esos parientes próximos, ya desaparecidos, eran desconocidas, hasta que Pääbo logró identificarlas”, explicó el comité del Nobel. En 2008, gracias a un fragmento de hueso de un dedo meñique descubierto en la cueva de Denisova en Siberia, que contenía un ADN muy bien conservado, Svante Pääbo y sus colegas del Max-Planck identificaron una nueva especie de homínido, el “hombre de Denisova”.

Pääbo tuvo que ser hospitalizado a finales de la década de 2000 a causa de una embolia pulmonar. Al investigar sobre su propio problema de salud, descubre que su padre investigó en 1943 sobre la heparina, un anticoagulante que le salvó a él la vida, según explica en su libro de 2014. Svante Pääbo está casado con otra científica del Instituto Max Planck, Linda Vigilant. La pareja tiene dos hijos.

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Galardonados en los diez últimos años

Esta es la lista de los galardonados en los diez últimos años con el Premio Nobel de Medicina, atribuido el lunes por la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo:

- 2022: Svante Pääbo (Suecia) por la secuenciación del genoma de los neandertales y la creación de la paleogenómica.

- 2021: David Julius (Estados Unidos) y Ardem Patapoutian (Estados Unidos) por sus descubrimientos sobre la manera como el sistema nervioso transmite la temperatura y el tacto.

- 2020: Michael Houghton (Gran Bretaña), Harvey J. Alter (Estados Unidos) y Charles M. Rice (Estados Unidos) por su papel en el descubrimiento del virus responsable de la hepatitis C.

- 2019: William Kaelin (Estados Unidos), Gregg Semenza (Estados Unidos) y Peter Ratcliffe (Gran Bretaña) por sus trabajos sobre la adaptación de las células a los niveles variables de oxígeno en el cuerpo, abriendo perspectivas en el tratamiento del cáncer y la anemia.

- 2018: James P. Allison (Estados Unidos) y Tasuku Honjo (Japón) por sus investigaciones sobre inmunoterapia, que se revelaron muy eficaces en el tratamiento de diversos tipos de cáncer virulento.

- 2017: Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash et Michael W. Young (Estados Unidos), quienes desmontaron mecanismos complejos del reloj biológico.

- 2016: Yoshinori Ohsumi (Japón) por sus trabajos sobre autofagia, proceso por el que nuestras células digieren sus propios desechos y que, en caso de mal funcionamiento, desencadena la enfermedad de Parkinson o la diabetes.

- 2015: William Campbell (Irlanda/Estados Unidos), Satoshi Omura (Japón) y Tu Youyou (China) por sus descubrimientos de tratamientos contra las infecciones parasitarias y el paludismo.

- 2014: John O’Keefe (Gran Bretaña/Estados Unidos) y May-Britt y Edvard Moser (Noruega), por sus investigaciones sobre el “GPS interno” del cerebro, que facilitaría hacer avances en el conocimiento de la enfermedad de Alzheimer.

- 2013: James Rothman, Randy Schekman y Thomas Südhof (Estados Unidos), por sus descubrimientos sobre los transportes intracelulares, que ayudan a conocer mejor enfermedades como la diabetes.

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Cinco cosas a saber sobre los Premios Nobel

Los Premios Nobel, destinados a las personalidades que han trabajado por “el bien de la humanidad”, se atribuyen a partir del lunes y hasta el 10 de octubre en Estocolmo y Oslo. Cinco cosas a saber sobre estos galardones creado por el químico e ingeniero sueco Alfred Nobel, inventor de la dinamita.

Un premio (casi) para los vivos

Desde 1974, los estatutos de la Fundación Nobel estipulan que el premio no puede otorgarse de manera póstuma, salvo que la muerte ocurra después de anunciado el nombre del laureado. Hasta que la norma se puso por escrito, solo dos personalidades suecas fallecidas fueron galardonadas: el poeta Erik Axel Karfeldt (literatura en 1931) y el presuntamente asesinado secretario general de la ONU, Dag Hammarskjöld (premio de la paz en 1961). También ha ocurrido que no se conceda un premio como forma de rendir homenaje a un galardonado fallecido, como en 1948 tras la muerte de Gandhi.

Un laureado reciente no tuvo la oportunidad de recibir la famosa llamada telefónica que anuncia un Nobel: tras el premio de medicina de 2011 al canadiense Ralph Steinman, se conoció de su muerte tres días antes, aunque sigue en la lista de ganadores.

Los Premios Nobel están dotados de la friolera de 10 millones de coronas suecas por categoría (unos 900.000 dólares) y una medalla de oro de 18 quilates. Pero el periodista ruso y Nobel de la paz Dmitri Muratov logró convertir el oro en una fortuna para los niños ucranianos. En junio, la medalla de 196 gramos que recibió el coganador de 2021 alcanzó 103,5 millones de dólares pagados POR un filántropo anónimo, donados a un programa de Unicef. La cifra es 21 veces superior al récord anterior.

¿Un malentendido en el origen de los premios?

El 12 de abril de 1888, el hermano mayor de Alfred Nobel, Ludvig, murió en Cannes, Francia. Pero el diario Le Figaro se equivocó y anunció la muerte de Alfred en su primera página con un breve y asesino titular: “Un hombre que difícilmente puede ser llamado benefactor de la humanidad murió ayer en Cannes. Es el señor Nobel, inventor de la dinamita”.

¿Qué tormentos le causó a Alfred esta esquela prematura? Muchos le atribuyen la creación de los premios, señalando el eco de la fórmula elegida por Nobel para recompensar a quienes han hecho aportes “en beneficio de la humanidad”.

“Pero solo podemos imaginar” porque ese incidente no se menciona en su correspondencia, dijo su biógrafa, Ingrid Carlberg, a AFP. Los visitantes que acudieron a presentar sus condolencias a la mansión parisina del inventor se encontraron con la sorpresa de ser recibidos por un Alfred muy vivo, según relató... Le Figaro, al día siguiente.

Un Nobel de 1903 pionero

El físico y químico sueco Svante Arrhenius, de gran talento en muchos campos, recibió el premio de Química en 1903 por su “teoría electrolítica de la disociación”. Pero fueron otros trabajos pioneros los que le han valido el estatus de precursor en la actualidad: a finales del siglo XIX fue el primero en teorizar que la quema de combustibles fósiles, principalmente carbón en esa época, provoca calentamiento global por la liberación de CO2 a la atmósfera.

Según sus cálculos, una duplicación de la concentración de dióxido de carbono calentaría el planeta cinco grados; los modelos modernos dan ahora un rango de 2,6º a 3,9º. Lejos de sospechar las cantidades cada vez más enormes de combustibles fósiles que consumiría la humanidad, Arrhenius subestimó la velocidad a la que se alcanzaría ese nivel y predice que ese calentamiento se produciría como consecuencia de la actividad humana... en 3000 años.

Una competencia nueva... y rica

Con más de 120 años de historia y un nombre conocido en el mundo entero, los Premios Nobel no han perdido esplendor, aunque algunos los consideran un poco anticuados, eligiendo a menudo descubrimientos viejos.

Después de que la Fundación Nobel rechazara su propuesta de crear dos nuevos premios para el medio ambiente y el desarrollo, el filántropo ecologista germano-sueco Jakob von Uexkull, creó en 1980 el Premio Right Livelihood, conocido como el Premio Nobel Alternativo.

Los Nobel encontraron un nuevo rival muy bien dotado en Silicon Valley: los “Breakthrough Prize” (Premios Descubrimiento). Ya apodados los “Oscar de la ciencia”, estos rivales californianos de los augustos comités suecos están dotados de 3 millones de dólares, más del triple de un Nobel.

Fuente: AFP.

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