¿Qué medidas son las más eficaces contra el COVID-19? Tras casi dos años de pandemia, y una maraña de estudios y ensayos, es difícil comparar, según un vasto estudio de compilación recién publicado.

“Nos faltan aún resultados de excelente calidad sobre el SARS CoV-2″, el virus que causa el COVID, “y sobre la eficacia de las medidas de salud pública”, resume este estudio publicado el miércoles en el British Medical Journal (BMJ), una de las revistas de referencia en el mundo científico.

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Este estudio es uno de los primeros que evalúa de manera exhaustiva toda la paleta de opciones contra el COVID-19. Desde la aparición de la pandemia a principios de 2020, el mundo ha sido un laboratorio de medidas de todo tipo, desde estrictamente médicas a sociales e incluso políticas: cierre de fronteras, confinamientos en distintos grados de la población, obligación del porte de mascarilla, vacunación forzosa o recomendada...

Los estudios han sido parciales sobre cada una de esas soluciones. Este nuevo informe publicado por el BMJ los engloba a todos y les asigna un nivel de importancia en función de su rigor científico.

70 estudios

A partir de unos 70 estudios, los investigadores concluyen que “lavarse las manos, llevar mascarilla y aplicar la distancia física” son medidas eficaces para reducir la propagación del virus. Sin embargo, ese impacto no es decisivo, y en cuanto al resto de opciones, los investigadores ni siquiera llegan a tener la certeza sobre cómo fueron estudiadas o aplicadas.

“A causa de la heterogeneidad de los estudios, no fue posible elaborar un metaanálisis sobre los efectos de las cuarentenas y las medidas de aislamiento, los confinamientos estrictos, (así como) el cierre de fronteras, de escuelas y lugares de trabajo”, reconocen.

Un metaanálisis permite no solamente analizar en profundidad los resultados de diferentes estudios, sino también combinarlos, por ejemplo, para elaborar políticas públicas. Los autores de este informe reconocen que ni siquiera han podido evaluar el rigor de investigaciones sobre los efectos de la ventilación de habitaciones o salas cerradas. Y eso a pesar de que esa medida es masivamente recomendada y utilizada para luchar contra un virus que se transmite por vía aérea.

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El artículo del BMJ no descarta la utilidad de esas medidas. Simplemente explica que, en numerosos casos, los estudios que se hicieron no contenían suficientes datos, o no se hicieron con la amplitud o el tiempo necesarios. En algunos casos, el problema es el campo de estudio, contrariamente a los trabajos que se han efectuado con las vacunas anti-COVID o los tratamientos médicos.

Las medidas de tipo social, como los confinamientos o el uso de mascarillas, han sido utilizadas de forma simultánea en todos los países, y por ello es difícil abordarlas de manera aislada. En algunos casos la medida era obligatoria, en otros, una simple recomendación. Lo que se deduce a partir de las experiencias es que algunas iniciativas, como el lavado de manos, son en realidad indicios de otras maneras de actuar eficaces contra el virus.

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Lavarse las manos a priori no debería tener un gran impacto en un virus que se transmite vía aérea. Pero las personas que se lavan las manos tienen otro tipo de comportamientos protectores como “evitar las multitudes, mantener la distancia y llevar mascarilla” estiman otros investigadores en un comentario publicado de forma separada en la misma revista.

Pero los científicos no desfallecen en su intento de establecer una pauta general, a partir de estudios separados. “Necesitamos investigaciones más abundantes y de mejor calidad”, explica los científicos, entre ellos el profesor australiano Paul Glasziou. La falta de rigor “es una tragedia en esta pandemia”, advierten.

Fuente: AFP.

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