El proceso de integración de la población árabe israelí, que es el 20% de la ciudadanía, en el sector de la alta tecnología sucede de manera natural y lenta, pero hay organizaciones no gubernamentales y políticos que tienen como objetivo lograrlo más rápidamente.

“Jerusalén tiene la población más grande de Israel y cada vez más y más jóvenes árabes, hombres y mujeres estudian ingeniería computacional, por ejemplo”, aseguró la vicealcaldesa de Jerusalén Fleur Hassan, quien agregó que la situación actual es perfecta porque a Israel le faltan ingenieros y los árabes israelíes se quieren incorporar al ramo.

La ciudad ha creado un ecosistema de innovación construido sobre startups fundadas por árabes y judíos, y hay dos organizaciones que las acogen y desarrollan, Check2peace y Fifty-fifty.

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La ciudad ha creado un ecosistema de innovación construido sobre startups fundadas por árabes y judíos. Foto: Gentileza.

Naseem Zahr, un ingeniero de computación de Nazaret, de 37 años, cuenta que su sueño desde niño era dedicarse a la programación. “Cuando era niño, en los años noventa, no había internet y me dedicaba a jugar con los primeros teléfonos móviles de mis padres cuando se iban a dormir, me fascinaba ese mundo, y cuando acabé el colegio, se me presentaron tres opciones en la universidad: ingeniería de computación, ingeniería de computación e ingeniería de computación”, dice con una sonrisa.

Hoy en día es director de ingeniería en Amdocs, con 150 personas a su cargo, y orgulloso de que su empresa, en su ciudad natal, es un ejemplo de integración de la que otras muchas empresas aprenden.

“High tech” Nazareth

Otra de las organizaciones que trabajan en pos de la integración es Tsofen (que en hebreo significa “código”), que se ha aliado con autoridades árabes locales del norte del país y preparado el plan de cinco años para incrementar en número de ingenieros árabes israelíes. El plan que está por aprobarse en el parlamento adjudicaría 237 millones de dólares para incorporar a la startup nation 20.000 ingenieros árabes.

La estrategia ha sido diseñada junto con la compañía consultora Deloitte y sus promotores la exponen como una misión nacional, porque pretende dar un fuerte empujón a la industria tecnológica israelí general y crear áreas de crecimiento alrededor de las ciudades árabes y espacios de trabajo conjuntos, que árabes y judíos tienen centros en Nazareth y la ciudad árabe de Kfar Kasem.

La estrategia de startups busca crear áreas de crecimiento alrededor de las ciudades árabes y espacios de trabajo conjuntos de árabes y judíos. Foto: Gentileza.

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Si todo sale bien, la inversión podría hacer aumentar el producto interior bruto israelí en unos 1.600 millones de dólares según Tsofen, ya que en cuanto sea aprobado en los presupuestos generales, las autoridades locales, los ministerios específicos, colegios y universidades se ocuparían de que diera sus frutos.

¿Y qué sucede en el presente?

El número de ingenieros e ingenieras árabes no es desdeñable hoy en día en Israel, hay más de 8.000, y tampoco lo es el de programadores y programadoras. Sin embargo, ambas profesiones necesitan más mano de obra.

En las universidades israelíes estudia un número cada vez mayor de alumnos árabes, aunque más en las ciencias sociales y medicina y menos en las carreras tecnológicas.

En el país se necesita una mayor cantidad de mano de obra para el área de alta tecnología. Foto: Gentileza.

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Por eso los israelíes de Tsofen consideran que la matemática no es la asignatura clave para trabajar en alta tecnología, sino que el sector árabe debe concentrarse en el inglés, el trabajo en equipo, manejar las redes sociales y ser creativos. Cosas que los israelíes judíos suelen adquirir durante su servicio militar obligatorio, del que los ciudadanos árabes no participan.

Y Naseem Zhar asegura que lo que distingue a los árabes en este sector es su excelencia. “Porque, como otras minorías, tienen que demostrar no solo que son buenos, sino que son excelentes”, remarca.

Beneficioso para toda la sociedad

La integración, con más árabes en alta tecnología pero también más alta tecnología en el sector árabe, es algo positivo para todo el país y mutuamente beneficioso para ambas comunidades.

La industria tecnológica israelí, si bien es el motor económico del país, necesita más mano de obra. Estudios del Ministerio de Economía indican que son necesarios unos 18.000 ingenieros y programadores y varias compañías israelíes reconocen ya la importancia de contratar a recién graduados árabes y abrir oficinas y plantas en ciudades árabes. Ejemplo de ello son las empresas Amdocs, Alpha Omega, Microsoft, Broadcom y otras, que han establecido centros operativos en la ciudad árabe de Nazareth.

La integración entre árabes e israelíes es de alto beneficio para toda la sociedad. Foto: Gentileza.

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