Un cohete de SpaceX despegó el jueves hacia la Estación Espacial Internacional (ISS) con lo necesario a bordo para llevar a cabo una serie de experimentos científicos, incluidos habitantes sorprendentes: calamares.
La nave, cuyos servicios son contratados por la NASA, se lanzará desde Florida y la cápsula Dragon se desprenderá del cohete Falcon 9 aproximadamente 12 minutos después del despegue.
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El sábado debe acoplarse a la ISS. En su interior viajan ejemplares jóvenes de una especie de calamar (Euprymna scolopes), que servirán para estudiar el efecto de la ingravidez en las interacciones entre bacterias y sus hospedadores.
A bordo de la ISS, algunos de los calamares serán expuestos a bacterias. Los otros se mantendrán intactos. Después de 12 horas, todos serán congelados hasta que regresen a la Tierra, donde serán estudiados.
“Los animales, incluidos los humanos, dependen de los microbios para mantener saludables sus sistemas digestivo e inmunológico”, dijo Jamie Foster, responsable principal del experimento, citado en un comunicado. “Todavía no entendemos completamente cómo los vuelos espaciales alteran estas interacciones”.
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Por tanto, el experimento podría ayudar en el futuro a desarrollar técnicas para proteger la salud de los astronautas que participan en misiones a largo plazo en el espacio.
También a bordo del cohete de SpaceX viajan tardígrados, también conocidos como osos de agua, unos organismos microscópicos conocidos por su resistencia. Los científicos quieren estudiar cómo se adaptan en el espacio. Además, algodón, un ecógrafo portátil... En total, la misión de reabastecimiento lleva más de 3.000 kg de carga científica.
Fuente: AFP.
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El fin del universo llegará antes de lo previsto, según científicos
- La Haya, Países Bajos. AFP.
El fin del universo llegará antes de lo previsto, según un nuevo estudio de científicos neerlandeses. Pero, ¡que no cunda el pánico! Aún quedan 10 elevado a 78 años para que esto ocurra, es decir, una cifra con 78 ceros. Se trata de una importante revisión de la estimación anterior de 10 elevado a 1.100 años, afirma el estudio de la Universidad de Radboud, publicado en la revista Journal of Cosmology and Astroparticle Physics.
“El fin del Universo ocurrirá mucho antes de lo previsto, pero afortunadamente aún falta mucho tiempo”, dijo Heino Falcke, autor principal del estudio. Un trío de científicos de Radboud se propuso calcular el momento en que los cuerpos celestes más “duraderos” -las enanas blancas- acabarán extinguiéndose.
Los investigadores basaron sus cálculos en el fenómeno de la evaporación de los agujeros negros, o radiación de Hawking, que debe su nombre al famoso físico británico Stephen Hawking. A mediados de los años 70, Hawking planteó la hipótesis de que los agujeros negros liberaban una radiación que provocaba su lenta disolución, como una aspirina efervescente en un vaso de agua.
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Los científicos de Radboud aplicaron este principio a otros objetos del universo, y calcularon que el “tiempo de evaporación” dependía de su densidad. Así, pudieron calcular la disolución teórica del cuerpo más longevo, la enana blanca. Pero, no hay que preocuparse demasiado por esto ya que, a menos que hayamos encontrado una forma de salir de este planeta, la Tierra habrá desaparecido mucho antes de que el universo se acabe.
En efecto, los científicos creen que, dentro de unos mil millones de años, el Sol aumentará su brillo, lo que hará que las condiciones ya no sean favorables a la vida y los océanos se evaporen. Y dentro de unos 8.000 millones de años, la expansión del Sol engullirá la Tierra, que para ese entonces será estéril y sin vida.
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Asteroide aumenta amenaza de chocar contra la Luna en 2032
- París, Francia. AFP.
Un asteroide que durante algunas semanas se temió que impactara contra la Tierra tiene ahora casi un 4 % de probabilidades de chocar contra la Luna, según nuevos datos del telescopio espacial James Webb. Se estima que el asteroide, de unos 60 metros y capaz de destruir una ciudad, estableció un nuevo récord en febrero al tener la mayor probabilidad que los científicos jamás habían medido —3,1 %— de impactar la Tierra.
Una serie de observaciones posteriores acabaron por descartar que el asteroide —denominado 2024 YR4— impacte contra la Tierra el 22 de diciembre de 2032. Sin embargo, las probabilidades de que se estrelle contra el satélite terrestre han estado aumentando constantemente. Después de que el telescopio Webb dirigiera su potente mirada hacia el asteroide el mes pasado, la probabilidad de un impacto contra la Luna es ahora de 3,8 %, dijo la NASA. “Aún queda un 96,2 % de probabilidades de que el asteroide no impacte contra la Luna”, precisó la NASA en un comunicado.
Richard Moissl, director de la oficina de defensa planetaria de la Agencia Espacial Europea, dijo a AFP que esto coincidía con sus estimaciones internas de alrededor de un 4 %. Los nuevos datos de Webb también arrojan luz sobre el tamaño de la roca espacial, que anteriormente había sido estimado entre 40 y 90 metros.
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Ahora se cree que mide entre 53 y 67 metros, aproximadamente la altura de un edificio de 15 pisos. Esto es significativo porque supera el umbral de 50 metros necesario para activar planes de defensa planetaria. Si el asteroide aún tuviera más de un 1 % de probabilidades de impactar contra la Tierra, “los preparativos para una o más misiones para desviarlo ya estarían comenzando ahora mismo”, dijo Moissl.
Existen una variedad de ideas sobre cómo la Tierra podría defenderse de asteroides en curso de colisión, incluyendo armas nucleares y láseres. Pero solo una se ha probado en un asteroide real. En 2022, la misión DART de la NASA logró alterar la trayectoria de un asteroide inofensivo tras estrellar una sonda espacial contra él. Muchos científicos esperan que el 2024 YR4 impacte contra la Luna.
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“Un gran experimento”
“La posibilidad de observar el impacto de tamaño considerable en la Luna es efectivamente un escenario interesante desde un punto de vista científico”, dijo Moissl. El fenómeno ofrecería una variedad de información que sería “valiosa para propósitos de defensa planetaria”, añadió. Mark Burchell, científico espacial de la Universidad de Kent en Reino Unido, dijo a New Scientist que un impacto lunar sería “un gran experimento y una oportunidad perfecta”.
Y en la Tierra, “los telescopios ciertamente lo verían, diría yo, y hasta binoculares podrían observarlo”, añadió. “Ojalá sea un impacto lunar”, dijo Alan Fitzsimmons de la Queen’s University Belfast de Reino Unido, en declaraciones recogidas por New Scientist.
“No tendría ningún efecto en la Tierra, pero nos permitiría estudiar por primera vez la formación de un cráter lunar provocado por un asteroide conocido”, explicó. El asteroide 2024 YR4 es el objeto más pequeño jamás observado por el telescopio Webb, que el mes que viene volverá a ofrecer a los expertos nuevos datos para calcular la probabilidad de impacto.
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Crisálida, el espacio donde cada mujer puede explorar su interior
Inspirado en la metamorfosis de la mariposa, Crisálida es un espacio donde cada mujer puede explorar su interior, compartir su historia y sentirse acompañada en sus momentos de crisis y transformación. Este proyecto, fundado por Elisabet Etheridge, Laura Benítez, Andrea Yubero y Cecilia Cáceres, celebró su lanzamiento oficial.
“Crisálida no es solo un proyecto, es un latido compartido. Es el recordatorio de que la transformación es un viaje colectivo, donde cada paso nos conecta con la fortaleza y vulnerabilidad de otras mujeres”, dicen las creadoras del espacio que permite fomentar el autoconocimiento, el apoyo mutuo y el empoderamiento personal.
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Evolución de la energía oscura reformula la visión del Universo
- París, Francia. AFP.
La energía oscura, motor teórico de la expansión del Universo y que se creía vinculada a una constante cosmológica, parece de hecho evolucionar con el tiempo, un comportamiento que podría llevar a replantear la comprensión del cosmos. “Lo que vemos es profundamente intrigante” y “podríamos estar en el amanecer de un gran descubrimiento” sobre la naturaleza fundamental del Universo, declaró el miércoles en un comunicado Alexie Leauthaud-Harnett, uno de los portavoces del proyecto internacional DESI, que reúne a 70 instituciones en torno a un telescopio bajo la responsabilidad del Laboratorio Berkeley, en Estados Unidos.
Instalado en un telescopio situado en la cima del observatorio estadounidense Kitt Peak (Arizona), el Instrumento Espectroscópico para la Energía Oscura (DESI) tiene como misión ayudar a comprender esta fuerza, una de las grandes incógnitas de la física. Las finas fibras ópticas robotizadas del DESI observan simultáneamente durante veinte minutos 5.000 galaxias o cuásares (un objeto muy brillante con un agujero negro en su centro).
Esto sirve para calcular su edad y su distancia y luego para cartografiar el Universo en 3D y detectar patrones que permiten retrazar su historia. Se sabe desde hace un siglo que el Universo se expande desde sus orígenes: los cúmulos de galaxias invariablemente se alejan unos de otros.
Y se descubrió en la década de 1990 que esta expansión se aceleró notablemente unos 6.000 millones de años después del Big Bang (hace 13.800 millones de años). Para explicar este fenómeno, cuyo descubrimiento fue premiado con un Nobel, los físicos postularon la existencia de una energía repulsiva, la energía oscura, cuyos efectos están parcialmente compensados por la materia ordinaria y una hipotética materia oscura. La teoría dominante que describe la estructura y evolución del cosmos predice que el Universo observable está constituido por un 70 % de energía oscura, un 25 % de materia oscura y apenas un 5 % de materia ordinaria.
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“Momento crucial”
Este “modelo cosmológico estándar” es conocido como Lambda-CDM. Lambda designa la constante relacionada con la energía oscura, una idea inicialmente introducida por Einstein en su teoría de la relatividad general. Si bien este modelo estándar es “satisfactorio” en líneas generales, “comienzan a aparecer tensiones” con las observaciones, explica a AFP Arnaud de Mattia, físico del CEA que participó en el análisis de los datos de DESI.
Junto con otras mediciones, como las observadas en torno a la luz primigenia del Universo, las supernovas o la manera en que la gravedad deforma la trayectoria de la luz, los datos sugieren de forma creciente que la energía oscura no es constante.
Su impacto “podría debilitarse con el tiempo”, subraya el comunicado del equipo DESI que acompaña una presentación en la Conferencia de la Sociedad Americana de Física de Anaheim (California). Esos estudios se derivan de tres años de observaciones que abarcan 15 millones de galaxias y cuásares.
“Cuando combinamos todos los datos cosmológicos, estos apuntan a una aceleración de la expansión del Universo ligeramente más importante hace aproximadamente 7.000 millones de años”, detalla De Mattia. Y esta aceleración “tiende a disminuir” desde hace 2.500 millones de años.
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Pero por el momento no hay “certeza absoluta”, precisa el investigador. Para alcanzarla, serán necesarios nuevos datos del DESI y los aportados por otros instrumentos, como los telescopios espaciales Euclid (europeo) y el estadounidense Nancy Grace Roman (cuyo lanzamiento está previsto para 2027) y la inminente entrada en servicio del observatorio Vera Rubin en el norte de Chile.
“Deberíamos tener más claridad en cinco años”, espera Etienne Burtin, también físico del CEA. “Esta nueva generación de estudios resolverá la cuestión. Transformará estas pistas en un descubrimiento. O bien nos mostrará que estábamos en el rumbo equivocado y que la energía oscura sí es constante”, añade Joshua Frieman, cofundador del programa Dark Energy Survey (DES) y antiguo colaborador del DESI, quien habla de un “momento crucial”.
La confirmación de una energía oscura “dinámica” sería una “revolución al nivel de lo que ocurrió con el descubrimiento de la aceleración de la expansión”, destaca Burtin. Y en ese caso, “el modelo cosmológico estándar deberá ser diferente”, agrega. Habrá que ver si las teorías alternativas existentes pueden reproducir mejor las observaciones, o elaborar nuevas, para dar un paso más en la comprensión del Universo.