El mayor radiotelescopio del mundo, de 500 metros de diámetro, destinado a conocer mejor el universo o incluso detectar extraterrestres, será plenamente operativo en China en enero de 2021, convirtiéndose en el símbolo de la emergencia del gigante asiático como uno de los líderes mundiales de la investigación.

Ubicada entre las verdes montañas de Pingtang, en la provincia de Guizhu (sudoeste), esta gigante parábola, extensa como 30 campos de fútbol, abrirá en 2021 sus poderosas capacidades de medida a los astrónomos extranjeros.

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Este radiotelescopio, el Fast, estará plenamente operativo desde enero, y será especialmente preciado tras el derrumbe a principios de diciembre del segundo radiotelescopio del mundo por su tamaño, el de Arecibo (305 metros), infraestructura estadounidense instalada en Puerto Rico.

“Estuve en Arecibo. Nos hemos inspirado en su estructura, que poco a poco hemos mejorado para construir nuestro telescopio” declara a la AFP Wang Qiming, jefe del centro de operaciones de Fast.

Tan grande es el Fast que se necesitan 20 minutos para darle la vuelta, y es además tres veces más sensible que la difunta instalación de Arecibo, construida entre 2011 y 2016. Para evitar que las ondas emitidas por los humanos y sus aparatos (smartphones, coches, ordenadores) perturben las medidas, el sitio está rodeado de una zona de “silencio” electrónico de un radio de 5 km.

Extraterrestres

El Fast sirve principalmente para captar señales de radio emitidas por cuerpos celestes, en especial púlsares, estrellas muertas que giran sobre sí mismas. Estas ondas permiten reconstituir una imagen de los objetos observados. Y los datos recabados ayudan a los astrónomos a comprender mejor los orígenes del universo.

También puede ser utilizado para “detectar eventuales civilizaciones extraterrestres”, agrega Wang, bajo la inmensa parábola constituida por 4.450 paneles metálicos. De conformidad con las práctica internacional para este tipo de aparato, el Fast aceptará a partir de 2021 las demandas de científicos extranjeros que quieran efectuar ahí sus medidas.

Un comité debatirá el interés científico de cada proyecto y decidirá “si debe ser validado” precisa Wang Qiming. John Dickey, profesor de física en la universidad de Tasmania (Australia), se muestra entusiasmado por este nuevo radiotelescopio. “He visto los resultados obtenidos por el Fast hasta ahora. Son excelentes”, en especial con el descubrimiento de más de 200 púlsares. “Me gustaría mucho utilizarlo” asegura a la AFP.

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“Libertad intelectual”

Este astrónomo ha seguido con interés la evolución del gigante asiático en estas últimas décadas. “China es obviamente hoy un centro mundial de investigación científica, al mismo nivel que Estados Unidos o Europa occidental”, afirma. “Sus creadores son tan vanguardistas, creativos y bien organizados como en cualquier otro país avanzado”, agrega.

Por falta de medios, China estuvo subdesarrolada en materia de ciencias durante mucho tiempo. Pero desde hace 20 años, está recuperando terreno a gran velocidad, para depender cada vez menos de las tecnologías extranjeras. En este período, China ha construido la mayor red de alta velocidad ferroviaria en el mundo (más de 35.000 km), finalizado su sistema de geolocalización Beidu (competidor del GPS estadounidense) y trae a la tierra muestras lunares.

“Hoy, la innovación es la palabra clave” destaca Denis Simon, experto de la política científica china en la universidad Duke (Estados Unidos). “Cada vez se da más poder de decisión y libertad intelectual a los científicos y a los ingenieros para que exploren nuevas ideas y asuman mayores riesgos en sus investigaciones”, asegura.

Fuente: AFP.

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