Más de dos años después de la muerte de Jeffrey Epstein, el juicio a Ghislaine Maxwell, acusada de reclutar a menores de edad para satisfacción sexual del difunto financiero, se inició el pasado lunes en Manhattan en medio de una gran expectación.

Vestida con un suéter beige, pantalones negros y mascarilla blanca, Maxwell, de 59 años, se enfrenta a 80 años de cárcel si el jurado la encuentra culpable de los seis cargos que se le imputan, entre ellos, el de tráfico sexual de menores.

La fiscal Lara Pomerantz dijo en la apertura del juicio que la acusada, “la mejor amiga y mano derecha” del multimillonario Epstein, “era peligrosa” pues “preparaba a las jóvenes para ser abusadas por un depredador”. Para ello se ganaba su confianza y “ayudaba a normalizar el abuso sexual” haciéndoles creer, junto con Epstein, que las ayudarían a que “sus sueños se hicieran realidad”.

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Para ello, utilizaban la “treta” de los masajes que después se convertían en relaciones sexuales con Epstein en lo que denominó “esquema de abuso piramidal”, ya que las jóvenes recibían dinero extra si invitaban a otras jóvenes a participar. Maxwell “sabía exactamente lo que Epstein iba a hacer con estas niñas cuando las enviaba al cuarto de los masajes” y su presencia de “mujer adulta” ofrecía “una cobertura de respetabilidad a Epstein”, apuntó.

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Distorsión de la memoria

Para la abogada defensora Bobbi Sternheim, este es un caso “de memoria, manipulación y dinero” y cuestionó la credibilidad de las denunciantes que, a su juicio, han sido manipuladas. “Todos sabemos que la memoria se desvanece con el tiempo”, indicó en su intervención.

Antes de iniciarse el juicio con la confirmación de los 12 miembros del jurado encargado de juzgar a la “socialite” y el establecimiento de los procedimientos, Lisa Bloom, abogada de una de las denunciantes, había dicho que Maxwell “era una traficante que llevaba la droga a Epstein, y su droga era las jovencitas”.

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“Mis clientes esperan que la condenen por todos los cargos, y que pase el resto de su vida en la cárcel”, dijo Bloom. Maxwell fue amante y amiga íntima de Epstein, quien se suicidó en una cárcel de Manhattan en agosto de 2019, a los 66 años, mientras aguardaba a ser juzgado por tráfico sexual de menores. Las denunciantes, cuyos nombres se mantienen en el anonimato, acusan a Maxwell de delitos que ocurrieron entre 1994 y 2004. Dos tenían 14 y 15 años en la época en que aseguran que fueron abusadas.

Eric Lerner, abogado de Jennifer Araoz, una de las supuestas víctimas de abuso del millonario, presente en el juicio, aseguró que su esperanza “es que esto no acabe aquí” con el proceso de Maxwell, “sino que sean juzgados todos los colaboradores” de Epstein. Es poco probable que Maxwell, que se ha declarado no culpable, testifique en el juicio que se prevé dure hasta mediados de enero.

Amigos importantes

Maxwell fue detenida en julio de 2020 luego de la muerte de Epstein, un multimillonario amigo de celebridades como los expresidentes de Estados Unidos Donald Trump y Bill Clinton, o el príncipe británico Andrés. Este último también está salpicado por el escándalo de abusos a menores.

Debido al COVID-19, los testigos podrán retirar sus mascarillas cuando den su testimonio ya que lo harán desde un cubículo de plexiglás dotado con un filtro de aire. Los abogados lo harán desde otro cubículo similar. Asimismo, los testigos podrán testimoniar bajo seudónimo o solo dando su nombre de pila.

Hacia finales de 2022, Maxwell volverá a ser juzgada por las acusaciones de doble perjurio, relacionadas con un testimonio que dio en 2016 en un caso por difamación que inició contra ella Virginia Giuffre, supuesta víctima y una de las principales detractoras de Epstein, quien, sin embargo, no forma parte de la acusación contra la “socialite”.

Giuffre alega que Epstein la solía prestar para mantener relaciones sexuales con poderosos amigos, como el príncipe Andrés, a quien ha denunciado en un tribunal de Nueva York por mantener relaciones sexuales con ella hace más de 20 años, cuando ella tenía 17. El príncipe y Epstein se conocieron a través de Maxwell. Este juicio sigue a otros muy mediatizados, como el del productor de cine Harvey Weinstein y el cantante R. Kelly con el telón de fondo del movimiento #Metoo.

Presente durante los abusos

Una testigo aseguró el pasado martes en el juicio a la “socialite” Ghislaine Maxwell que ésta estaba a veces presente durante los abusos sexuales que sufrió del difunto financiero Jeffrey Epstein cuando era menor de edad. La mujer, que se identificó como “Jane,” es la primera de las cuatro mujeres que declararán en el juicio a Maxwell en un tribunal de Manhattan.

Maxwell, la hija de 59 años del que fuera magnate de la prensa británica Robert Maxwell, está acusada de tráfico sexual de menores para Epstein, quien se suicidó en una cárcel de Nueva York en agosto de 2019 cuando aguardaba juicio por abuso de menores. La “socialite” británica se ha declarado no culpable de los seis cargos que le imputa la justicia, entre ellos el de tráfico sexual de menores, lo que le puede acarrear una pena de 80 años de cárcel.

Interrogada por la fiscalía, Jane dijo que conoció a Epstein y a Maxwell en un campamento artístico de verano en Michigan, en 1994, cuando tenía 14 años. Contó que Maxwell, que llevaba un perrito terrier, se le acercó cuando estaba tomando un helado con amigos. Epstein se unió luego y hablaron. La pareja le contó que eran benefactores del campamento.

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“Él parecía muy interesado en saber lo que opinaba del campamento”, declaró Jane, cuyo padre, un director musical, había muerto de leucemia nueve meses antes, dejando a la familia en bancarrota, lo que les hizo perder su casa en Palm Beach, Florida.

Epstein y Maxwell, que también vivían en Palm Beach, le pidieron su número de teléfono. Jane les dio el número de su madre. Poco después, Epstein las invitó a las dos a tomar el té a su casa y les dijo que le gustaba apadrinar a jóvenes estudiantes. Empezó a ir a casa de Epstein sola y Maxwell solía estar presente.

“Pensé que estaban casados” o que “ella trabajaba para él”, declaró. Su madre, dijo, no estaba invitada en estas visitas durante las cuales, “paseaban”, “hablaban”, iban de compras o al cine. Maxwell le preguntaba por sus amigos y hablaban de sexo. “Parecía un poco extraña y peculiar, pero era agradable”. Epstein empezó a darle dinero para su madre y le compraba ropa y pagaba por las clases de canto.

“Avergonzada”

Enjugándose las lágrimas y con la voz quebrada, aseguró que la primera vez que tuvo sexo con Epstein fue a los 14 años. El multimillonario la llevó a una casa con piscina, la puso encima de él y “empezó a masturbarse contra mí”, explicó.

“Estaba paralizada de miedo. Nunca había visto un pene antes”, dijo, antes de precisar que nunca se lo dijo a nadie porque estaba “avergonzada”. A partir de ahí los encuentros sexuales se hicieron frecuentes y Maxwell estaba presente algunas veces. Esta le explicaba “cómo le gustaban los masajes a Jeffrey”.

A veces había otras mujeres junto con Maxwell en lo que describió como una “orgía”. “Me hacía sentirme confundida”, declaró Jane. “Era muy embarazoso. Tienes esta mezcla de sentimientos cuando tienes 14 años y no sabes lo que está pasando”.

Clinton, Trump, el príncipe Andrés

El primer testigo de la fiscalía en el juicio fue el piloto del avión de Jeffrey Epstein, para el que trabajó 30 años, que contó que había trasladado en el mismo a celebridades como Donald Trump, Bill Clinton y el príncipe Andrés, aunque sin acusarlos. Visoski aseguró que cuando había personas importantes a bordo le pedían que se “asegurara de que todo estaba bien”.

Además de Clinton, el príncipe Andrés y Trump, Visoski dijo que también recuerda haber trasladado al actor Kevin Spacey. No obstante, el piloto aseguró que nunca vio actividad sexual en los aviones, aunque la puerta de la cabina siempre estaba cerrada durante el vuelo.

Visoski, que trabajó como piloto de Epstein desde 1991 a 2019, también fue interrogado sobre Jane, pero dijo que a veces veía subir al avión a pasajeros, pero no recuerda que hubiera visto a menores de 18 a 20 años con excepción de las jóvenes que viajaban con sus familias.

“Mujer madura”

Recordó a Jane como una “mujer madura, con penetrantes ojos azules”. El piloto también declaró que consideraba a Maxwell como la “número dos” de Epstein, que a menudo llamaba para programar los vuelos. El interrogatorio se centró en el papel de ésta en la organización de la vida de Epstein.

La fiscalía dijo el lunes en la apertura del juicio que ésta había proporcionado jovencitas “para ser abusadas sexualmente”. Maxwell apareció en la corte este martes con mascarilla y con el mismo suéter beige y pantalón negro que llevaba la víspera.

La “señora de la casa”

Ghislaine Maxwell controlaba hasta el más mínimo detalle en la mansión de Jeffrey Epstein en Palm Beach como “dama de la casa”, testificó un exempleado el jueves durante el juicio a la británica por tráfico sexual. Juan Alessi, quien trabajó como administrador de la casa del multimillonario Epstein durante la década de 1990, dijo al jurado en el juicio que se lleva a cabo en Manhattan que Maxwell instituyó una cantidad “tremenda” de reglas, incluida la advertencia de evitar el contacto visual con Epstein.

“‘Nunca lo mires a los ojos, mira a otra parte de la habitación y respóndele’”, dice Alessi, quien trabajaba en la finca de Palm Beach, Florida, que le dijo Maxwell en cierta ocasión. “Recuerde que no ves nada, no escuchas nada, no dices nada, excepto para responder una pregunta que le dirijan a usted”, constaba en un manual de instrucciones para el personal que fue exhibido en la audiencia.

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El folleto de 58 páginas estaba fechado después de la partida de Alessi, en 2002, pero el exempleado recordaba haber visto una versión anterior con contenido similar. “NUNCA revele a nadie las actividades o el paradero del señor Epstein o de la señora Maxwell”, decía el manual.

Antes de la llegada de Epstein a la mansión los empleados debían cumplir con una serie de instrucciones, por ejemplo, asegurarse de que se colocara un arma en el cajón de una mesa auxiliar en el dormitorio del financiero fallecido. Vestida con un conjunto completamente negro, Maxwell, de 59 años, escuchó el testimonio de Alessi durante el proceso en el que se declaró inocente de seis cargos de instigar y transportar a menores para tener relaciones sexuales.

Si es declarada culpable, enfrenta una sentencia de cadena perpetua efectiva. Alessi también recordó haber visto a dos niñas que parecían menores de edad, de 14 o 15 años, según dijo, incluida una que testificó a principios de esta semana bajo el seudónimo de “Jane”. El exempleado afirmó que conoció a Jane en 1994, cuando ella visitó la finca con su madre.

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También relató que la recogió de la escuela. Esos detalles parecieron corroborar el testimonio de Jane, quien recordaba que un hombre “latinoamericano” la recogió. Alessi es originario de Ecuador. Alessi también recordó haber visto a Jane abordar un avión en Palm Beach con Epstein, Maxwell y el yorkie terrier de esta última, Max.

Jane, que ahora es una adulta, detalló al jurado cómo Epstein la sometió a abuso sexual durante años, desde que ella tenía 14. Dijo que Maxwell estaba a menudo presente y a veces participaba en los actos sexuales. La defensa comenzará a interrogar a Alessi el viernes. Los abogados de Maxwell insisten en que su cliente es un chivo expiatorio de Epstein, cuya muerte en prisión en 2019 mientras esperaba el juicio se consideró un suicidio.

Fuente: AFP.

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