Harry y Meghan Markle ya pusieron en marcha la fundación creada por ambos y a la cual decidieron bautizar bajo el nombre de Archewell, que combina una palabra antigua sobre fuerza y acción (arche) con otra que se traduce como bueno o bondad. Los duques de Sussex realizaron la presentación oficial de la organización a través de su página web y donde a la vez rindieron un emotivo homenaje a Diana de Gales (1961-1997), la madre del príncipe Harry.
Al abrir el sitio https://archewell.com, los visitantes son bienvenidos con una imagen de Harry junto a la muy querida Lady Di. Sin embargo, tampoco dejaron de lado a Meghan, ya que también forma parte del collage, en el que se la ve en una fotografía acompañando a su madre, Doria Ragland.
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La presentación del sitio con las imágenes va acompañada de un escrito titulado “Una carta para el 2021″ y que dice: “Soy el hijo de mi madre. Y yo soy la madre de nuestro hijo. Juntos te traemos Archewell. Creemos en lo mejor de la humanidad. Porque hemos visto lo mejor de la humanidad. Hemos experimentado compasión y bondad, de nuestras madres y extraños por igual”.
“Ante el miedo, la lucha y el dolor, suele ser fácil perder esto de vista. Juntos, podemos elegir el coraje, la sanación y la conexión. Juntos, podemos optar por poner la compasión en acción. Lo invitamos a unirse a nosotros. Mientras trabajamos para construir un mundo mejor, un acto de compasión a la vez”, agrega.
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Proyectos del matrimonio
La página revela los fundamentos de la organización, su podcast y el acuerdo de colaboración con Netflix. Además de destacar que este sería el formato en el que Harry y Meghan se mantendrían en contacto con el público, su página web para dar a conocer todo lo que gira en torno a sus proyectos debido a que ambos han dejado de lado las redes sociales.
De esta manera, la princesa Diana continúa vigente en sus descendientes y a través de ellos en todo aquel inmenso público que hasta hoy en día la recuerda, teniéndola muy presente mediante la gran labor social y humanitaria que realizó a lo largo de toda su vida.
Archewell Foundation es una organización pública sin fines de lucro, con sede en Beverly Hills, que tiene como objetivo elevar y unir a las comunidades, locales y globales, en línea y fuera de línea, un acto de compasión a la vez, según su descripción.
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Vida, muerte, fantasía, ilusión, deseo… pulsiones y condición humana
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
“¿Fantasear o desear...?”. Ese era el dilema que, en frecuentes charlas de café, proponía un tan veterano como anónimo polemista que habitaba, cuando la tarde agonizaba, algunas de las selectas mesas en el mítico café La Paz, en la esquina de la avenida Corrientes 1593, cuando esa arteria cordial se cruza con la calle Rodríguez Peña, muy cerca del Obelisco, en Buenos Aires, unos 1.300 kilómetros al sur de mi querida Asunción.
Era los años 70, en el siglo pasado. Enfrente –justo en diagonal– intentaba competir el bar Ramos. En concurrentes habituales estaban cabeza a cabeza. Inolvidables, por cierto. Pero el caso es que, luego de encender la polémica con aquel interrogante, con impostado tono académico, intentaba, aquel sanatero, zamarrearnos.
¡Me parece verlo! Acomodaba prolijamente los dos o tres libros de Sigmund Freud o de Foucault que siempre llevaba con él y lentamente –como buscando las palabras más adecuadas– iba al punto. Fumaba tabaco inglés en una pipa muy gastada y sobre su prominente nariz montaba espejuelos redondos tonalizados verde oscuro.
“El tío Segismundo –ironizaba mientras revoleaba sus manos refiriéndose a Freud– cuando compartíamos algunos puros con amigos en el Café Frauenhuber, en la inolvidable Viena, nos explicaba con claridad, jóvenes amigos, palabra más, palabra menos, que solo fantasean las personas insatisfechas”.
PULSIÓN
Lo seguíamos en silencio. Algunas veces –como la ignorancia nos impedía responder y/o, mucho menos, poner alguno de sus dichos en duda, hacía una pausa que disfrutaba y, si la memoria no me falla, en aquel caso puntual remató: “Cada fantasía surge de una pulsión para cumplir con un deseo insatisfecho, muy deseado, que corrija la realidad”.
Nunca recuerdo su nombre. En verdad, no tengo claro si alguna vez lo supe. Pero sí, sus anécdotas con pretensiones académicas y que se definía como “un libre pensador, diletante”. ¡Nos maravillaba! Aunque –debo admitirlo– teníamos dudas que no confesábamos sobre su presunta sabiduría por aquello de que entre los ciegos un tuerto es rey.
“¡Déjese de joder, farfullante…!”, recuerdo que le dijo –indisimuladamente molesto y a voz en cuello– un reconocido profesional y estudioso freudiano, de quien exclusivamente consignaré sus letras iniciales (G.G.), que incontenible por lo que también escuchó abandonó su café en una mesa cercana y lo increpó sin miramientos.
Un pesado silencio cubrió todas y cada una de las mesas. El increpado no atinó a responder. Se retiró cabizbajo –con sus tres libros bajo el brazo– enmudecido y sin plantarle cara. El increpante nos miró, se disculpó “por interrumpir la conversación sin que nadie me llame” y fue al punto: “Simple y sencillo, muchachos. La fantasía tiene que ver con el imaginario. Con lo que creemos o sabemos que muy difícilmente suceda. Con aquello que suponemos imposible y que, de alcanzarlo, imaginamos sería placentero, pero sabemos que no podrá ser. Desear es converger la fantasía con la realidad más deseada en algún momento de tu vida. ¡No entender esa diferencia es grave… y, pretender explicar desde la ignorancia y la confusión, no lo puedo dejar pasar!”.
Renovó su disculpa y volvió a su mesa. “Como una escuela de todas las cosas...”, como nos enseñó Discépolo cuando escribió aquel tangazo que llamó “Cafetín de Buenos Aires”, así era el bar La Paz. Fantasías. Deseos. Ilusiones. Me atrevo a añadir que, como entonces, en estos tiempos de imágenes exacerbadas y exacerbantes que circulan y atropellan en los avasallantes ecosistemas digitales que facilitan las comunicaciones reticulares contemporáneas, aquellas –junto con la vida y la muerte– emergen como inevitables pulsiones incrustadas en el día a día de nuestros días.
OXÍMORON
Claramente, forman parte de la condición humana. Pese a que, con el correr de los tiempos y a la democratización de las monarquías (¿oxímoron?), con mucho menos frecuencia que algún tiempo atrás y, en aquel contexto, escuchar decir “vida de príncipes”, sorprende porque pareciera ser una expresión que cae en desuso.
Aun así, hay quienes insisten con ella cuando se procura producir sentido respecto de alguna persona que –a juicio de quien así se expresa– tiene allanado el acceso a poderosos y poderosas o cuando dispone de bienes materiales en abundancia o cuando no debe preocuparse por necesidades que –como tales– sí lo son para la mayoría de la humanidad.
En ese contexto, tampoco el futuro debiera ser preocupante para quienes tienen –siempre a la vista de las otredades– tránsitos principescos o, acaso, propios de las realezas. Hambre, desocupación, falta de salud, de educación. En aquel contexto, se suponen alejados de aquellos y aquellas minorías vistosas. Sentires y decires. Pareciera, incluso, que nada ni nadie está exento, alguna vez, de emitir esos juicios o ser depositario de ese tipo de expresiones.
Hasta la muerte –en ciertas ocasiones, por la forma en que se produce y a quien afecta– hace que no sean escasas las voces que se atreven a afirmar que Mengana o Fulano “murió como un príncipe”. En el siglo XIX y buena parte del XX era frecuente que así se significara la partida de este mundo cuando las y los finados eran considerados socialmente como “patricios” o “ricos”.
Curioso, por cierto. Y tanto lo era (y es) que vaya a saber a quién y en qué situación tuvo la lucidez para destacar que “al final de la partida, reyes y peones vuelven a la misma caja”. ¿Sabiduría popular? Tal vez.
LA BODA DEL SIGLO
Aún recuerdo cuando el 29 de julio de 1981 –la tele satelital cuando el mundo era mundial y para nada global– puso “en el aire” (vieja expresión de uso común en la radiotelefonía de entonces, hoy casi olvidada), desde la catedral de San Pablo, en Londres, la que fue llamada como la “boda real o del siglo” porque, aquel día, el príncipe Carlos (32) –hijo primogénito de Isabel Alejandra María Windsor (1926-2022), la reina Isabel II del Reino Unido y de la Commonwealth desde 1952 hasta su muerte– contrajo matrimonio con la joven aristócrata llamada Diana Spencer (20).
Cerca de 800 millones de televidentes lo vimos. “¡Parece un cuento de hadas...!”, escuché decir a dos mujeres que – como otros muchos, frente a una vidriera colmada de televisores– vimos pasar a Carlos, por entonces príncipe de Gales, y Diana recién casados, a bordo del 1902 State Landau, como se conoce al carruaje que, en aquel año, el rey Eduardo VII –tío del contrayente– ordenó construir para ceremonias relevantes.
En la Argentina, desde poco menos de tres años, teníamos tele en colores. La novia, tanto en el ingreso a San Pablo –luego de descender junto con John, su padre, VIII conde de Spencer, de un carruaje vidriado– como en el momento en que salió de esa catedral con su esposo convertida en “alteza real”, tuvo que detenerse varios minutos para que las “damas de honor” acomodaran la cola de su vestido “de casi ocho metros de largo”, relataba la transmisión oficial.
¡Hermoso para ver! Un año y 22 días después –el 21 de julio de 1982– se anunció el nacimiento del príncipe Guillermo, heredero de la corona británica. El 15 de setiembre de 1984 –setecientos ochenta y siete días después que su hermano mayor– nació el príncipe Enrique.
Sin embargo, y como sostiene el dicho popular, “no todo lo que reluce es oro”. El 28 de agosto de 1996 –cinco mil quinientos nueve días después de aquella boda principesca– Diana y Carlos se divorciaron. Con el paso del tiempo la fantasía pública trocó en públicos desatinos vinculares. La princesa descubrió y confirmó que el príncipe tenía como amante a Camilla Parker-Bowles, una amiga de la Casa Real. ¡Crisis!
MULTITUD
Carlos pasó –para muchas y muchos– a ser el “realmente odiado”. Diana, en el transcurso de 1995, decidió no ocultar la situación. Habló con la BBC, la tele pública en el Reino Unido. “¿Cree que Camilla Parker-Bowles fue el factor que desencadenó el fracaso de su matrimonio?”, preguntó el periodista Martín Bashir a “su alteza real”. La respuesta fue simple, breve y clara: “Bueno, éramos tres en mi matrimonio. Y eso es una multitud”. El 31 de agosto de 1997, Diana, Dodi Al-Fayed (1955-1997), multimillonario egipcio, y el chófer, Henri Paul, murieron en un accidente de tránsito ocurrido en el interior del túnel del Pont de l’Alma, en París.
Aquel príncipe, Charles Philip Arthur George (77), desde el 8 de setiembre de 2022, es Carlos III, rey del Reino Unido y de los otros reinos de la Mancomunidad de Naciones. Camilla Rosemary Shand, luego Parker-Bowles (78) –la tercera de aquel matrimonio principesco que “era multitud”, como lo sentenció Diana, “la princesa del pueblo”, como la categorizó para siempre el ex primer ministro Tony Blair, el 31 de agosto de 1997– es reina consorte.
Fantasías. Deseos. Ilusiones. Condición humana. Fantasías. Deseos. Ilusiones. “Cambia, todo cambia”, canta como nadie Mercedes Sosa. Los khasi –una minoría étnica originaria que habita en el estado de Meghalaya, noreste de la India desde antes de las invasiones dravídicas pobladoras del sur en ese mismo país– desconocen quiénes de sus antecesores y cuándo comenzaron a orientar las raíces de los árboles para construir con ellas “puentes vivientes”.
Lejos de aquellas selvas inigualables, recién se supo algo de los que se conocieron entonces también como “los puentes de raíces vivas de Sohra (Cherrapunji)”, cuando era avanzado el siglo XIX. Los exploradores occidentales se asombraron con aquel descubrimiento. En La Sociedad Asiática, un histórico periódico que se publicaba en Calcuta en 1844, se consignó la información. Desde aquellos tiempos, es polo de atracción hasta nuestros días.
“AMOR RECÍPROCO”
Hacia allí, unas tres semanas atrás, partieron en luna de miel el príncipe Raj Raghuvanshi (21) y la princesa Sonam Raghuvanshi (24). Eran marido y mujer porque sus madres –en esa sociedad matrilineal– así lo acordaron. Ambos pertenecían a la misma clase social y casta. Aquel enclave natural que, además, con unos 12.000 milímetros de lluvias anuales es, según Guinness, el lugar más lluvioso de cada año, era perfecto para manifestarse amor recíproco sin interferencias. La actuación crucial de la mehndi, la celebración musical previa, la ceremonia principal, la fiesta posterior quedaron atrás.
Me explican –por Whatsapp, desde Nueva Delhi, tres diplomáticos chimenteros que me pidieron anonimato– que los fastos nupciales se extendieron por cuatro días. Las dos familias en estado de tranquilidad. Espiritual, social y económico. No faltó nada. Se observaron todos los rituales. Homa (la ofrenda al fuego) se concretó. El Panigrahena, los unió como nunca antes. Las siete vueltas al fuego –el Satapadi– hizo celebrar a muchas y muchos, sonreír a las y los más refinados y desear, ilusionarse... soñar, a otros y otras.
Samskara se instaló en la flamante pareja. Luego, silencio. Los días pasaban y... más silencio. Pero irrumpió la angustia. Primero en el que fue el pueblo de ambos, luego en la provincia, la región y, finalmente, en todo el país. “¿Dónde están?” “¿Qué se sabe?”. La falta de novedades fue parte de las informaciones de la agencia de noticias nacional. Se iniciaron las búsquedas. Los supuestos ganaron el espacio público. Las ideas conspiranoides de poderosos y poderosas ingresaron en los circuitos informativos.
Nadie respondía a las incesantes llamadas a los móviles de Raj y Sonam. La policía y los servicios de inteligencia de la India los monitoreaban inútilmente. También el de uno de los hermanos de la princesa. ¡Nada! Pero, cuando nadie lo esperaba, todo cambió. El domingo pasado aquella novia obediente de los acuerdos y mandatos familiares que se mostró alegre, ilusionada, ante los unos y los otros; que fue objeto de los comentarios de sus vecinos e incluso blanco preferente a la vista de aquellas y aquellos que por ser de clases inferiores o de castas poco respetables no debieran haberla mirado, trocaron interrogantes y angustia sociales.
DIMES Y DIRETES
Desde algunos anocheceres en las sacudidas calles de aquel país con 1.400 millones de habitantes, se sabía por trascendidos –que más tarde se confirmaron– que el cadáver de Raj fue encontrado y recuperado de las profundidades de un precipicio con abundante vegetación. Fue el momento de los dimes y diretes. Se conoció el escabroso detalle de que el cuerpo lo encontraron con el cráneo partido con dos golpes duros aplicados con algún objeto contundente y cortante.
¡Horror! Rescatistas e investigadores tuvieron la convicción de que fue asesinado. Así lo dejaron trascender. No murió como un príncipe. Pero las honras fúnebres sí lo fueron para despedir a su alteza real. Sonam, esposa por un breve tiempo –geolocalizada desde el momento en que se comunicó con uno de sus hermanos– supo por quienes la hallaron que era viuda.
Gritó. Se ahogó en llanto. Insistió con el deshilachado argumento de que fueron víctimas de secuestro. Pero no tenía una coartada que generara, por lo menos, una duda. También supo que Rai Kushwaha, un chófer a su servicio, estaba preso en otra celda. Fue apresado en su pueblo natal, Madhya Pradesh. Contrastaron sus respuestas. Eran amantes desde tiempo antes de que Sonam y Raj protagonizaran una boda principesca.
Como en el caso de Carlos y Diana –con Rai– también se constituyeron en multitud. El amante capturado también confesó. Señaló a los tres criminales que asesinaron al príncipe –sus cómplices– a los que convenció para que ejecutaran al joven esposo de la mujer que también amaba.
Los sicarios fueron apresados. Abrumados, admitieron. La exprincesa viuda dejó de ser víctima para ser victimaria. La justicia la acusa de ser quien incitó a su frustrado enamorado de la necesidad de asesinar a Raj. Vida, muerte, ilusión, deseo... pulsiones incrustadas en la condición humana, aunque “reyes y peones, al final de la partida, vuelven a la misma caja”.
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Meghan Markle reaparece más hogareña en Netflix
- Los Ángeles, Estados Unidos. AFP.
Netflix lanzó ayer martes el nuevo programa de estilo de vida de Meghan Markle, en el que se muestra a la exintegrante de la realeza británica como una experta en resolver situaciones cotidianas del hogar. La duquesa de Sussex, esposa del príncipe Enrique de Inglaterra, comparte en “Con amor, Meghan” consejos de la vida diaria en casa mientras cosecha miel, hace pasta y mezcla sales de baño con un idílico telón de fondo de California.
El primer episodio la ubica en una casa rústica y elegante, y gira en torno a la idea de que recibe la visita de un amigo de toda la vida. Por supuesto, esa no es la residencia de Markle, sino otra propiedad de lujo que queda muy cerca, donde los camarógrafos deambulan y ofrecen primeros planos de velas, crudités y pastel.
También parece tener dos cocinas, un privilegio que pocos tienen. Enrique, con quien Markle se casó en una ceremonia de cuento de hadas en 2018 y con quien se mudó a California dos años después, solo aparece de manera fugaz al final de los ocho episodios. En todo caso, hay pequeños guiños sobre sus vidas como miembros de la realeza británica, de donde fueron despreciados -según ellos- por un “establishment” racista y pretencioso.
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Cuando el maquillador Daniel Martin llega a visitarla, Markle le dice al productor fuera de cámara que él ha estado en su vida “desde antes, durante y después, digamos...”, para luego hacer una larga pausa que sirve a los espectadores para unir los puntos. En los demás episodios de “Con amor, Meghan”, aparecen a su lado la chef Alice Waters o las actrices Mindy Kaling y Abigail Spencer, esta última una de las coprotagonistas con Markle en la serie “Suits”.
La prensa británica no ha sido muy amable con las críticas, con el periódico The Telegraph calificando el programa como un “ejercicio de narcisismo” en el que “Meghan invita a la gente a su casa imaginaria” para que le digan “lo increíble que es”. El diario The Times consideró que el show es desesperado en su “entusiasmo” hacia Markle, “presentando su extrema riqueza y su estilo de vida increíblemente exclusivo como si estuviera a la mano para para cualquiera”.
La serie es el esfuerzo más reciente de los Sussex para abrirse camino financieramente después de que dejara de llegar a sus bolsillos el dinero real. Un acuerdo de 100 millones de dólares con Netflix resultó en el muy comentado “Harry & Meghan”, un programa de seis episodios que cuenta todos los detalles sobre su relación y su separación de la Casa de Windsor.
Luego vino el libro “En la sombra”, la exitosa autobiografía de Enrique, que se basó en buena medida en los gajes de su emancipación y añadió relatos sobre consumo de drogas cerca de celebridades de Hollywood. Sin embargo, los proyectos mediáticos posteriores que no buscan poner el dedo en la llaga han fracasado.
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La colección de Lady Di, la confesión de Céline Dion, un merecido reconocimiento y más
Seis conjuntos de la princesa Diana se encuentran en exposición en Hong Kong antes de ser subastados; Céline Dion cuenta en una entrevista cómo son sus días luego de haber sido diagnosticada con una rara enfermedad degenerativa; la distinción a Joan Manuel Serrat con el Premio Princesa de Asturias; la queja de Johnny Depp y la tradición de la princesa Catherine.
SUBASTA
La chaqueta amarilla narciso –entallada, con hombreras y adornada con botones dorados–, que la princesa Diana lució durante un viaje a Hong Kong en 1989, se encuentra entre los seis conjuntos expuestos en la antigua colonia británica antes de su subasta prevista en junio.
La colección de vestidos, zapatos y bolsos es presentada desde la semana pasada en una exposición que durará doce días en un centro comercial de Hong Kong. Luego las piezas se exhibirán en Irlanda antes de ser subastadas el 27 de junio.
La princesa de Gales, fallecida en un accidente automovilístico en París en 1997, dictaba la moda “cada vez que se vestía y salía”, explicó a AFP Martin Nolan, director de la casa de subastas Julien’s Auctions, con sede en California.
El precio de la chaqueta amarilla, creada por Catherine Walker, podría alcanzar los 50.000 dólares, y el de un vestido de noche de tul azul oscuro sembrado de estrellas podría alcanzar los 400.000 dólares.
Lady Di lució ese traje de noche, diseñado por Murray Arbeid, en el estreno de “El fantasma de la ópera” en 1986 en el West End de Londres.
Los visitantes llenaron el pequeño espacio de exposición y se detuvieron para leer la historia detrás de cada conjunto.
Entre las piezas expuestas se encuentra un vestido de noche de seda y encaje diseñado por Víctor Edelstein, así como un vestido floral rosa de Catherine Walker, que Diana usó en 1991.
“UN DÍA A LA VEZ”
La megaestrella canadiense del pop Céline Dion, que padece un raro trastorno neurológico, dijo que se encuentra bien, pero que se toma la vida “un día a la vez”, en su primera entrevista desde que anunció el diagnóstico que le hizo dejar de lado su carrera.
Dion, de 56 años, reveló por primera vez en 2022 haber sido diagnosticada con una extraña afección neurológica conocida como síndrome de la persona rígida (SPR), que provoca rigidez muscular en el torso, con dolores agudos y dificultades de movilidad.
Estrella de la portada de la edición de mayo de Vogue Francia, Dion contó a la revista que está “bien”, pero que su condición requiere “mucho trabajo”.
“Cinco días a la semana me someto a terapia atlética, física y vocal”, dijo.
“No he vencido a la enfermedad, ya que sigue dentro de mí y siempre lo estará. Espero que haya un milagro, una forma de curarla con la investigación científica, pero por ahora tengo que aprender a vivir con ella”, explicó.
No existe cura para el síndrome de la persona rígida, que es progresivo, pero el tratamiento puede ayudar a controlar los síntomas. Según los institutos nacionales de salud de Estados Unidos, afecta dos veces más a las mujeres que a los hombres.
En mayo del año pasado, Dion canceló una serie de conciertos programados para 2023 y 2024, al no sentirse lo bastante fuerte como para salir de gira.
Preguntada por su capacidad para volver a los escenarios, Dion declaró a Vogue France que no puede responder a eso en estos momentos. “No lo sé (...) Mi cuerpo me lo dirá”, señaló.
Dion hizo una aparición sorpresa en los premios Grammy en febrero, cuando presentó el galardón al Álbum del Año a Taylor Swift.
En enero, Dion anunció que realizaría un documental, que se emitiría en Amazon Prime Video, sobre su enfermedad para ayudar a concienciar al público. Dion ha vendido más de 250 millones de discos durante décadas de carrera.
MERECIDO RECONOCIMIENTO
El cantante y compositor Joan Manuel Serrat, una voz esencial para varias generaciones de españoles y latinoamericanos, fue distinguido el miércoles pasado con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2024 “por el alcance de una trayectoria artística que trasciende la música”.
La obra del cantautor catalán de 80 años, que en 2022 se despidió de los escenarios con una gira internacional, fue destacada por aunar “el arte de la poesía y la música al servicio de la tolerancia, los valores compartidos, la riqueza de la diversidad de lenguas y culturas, así como un necesario afán de libertad”, según el acta del jurado de este premio convocado por la Fundación Princesa de Asturias, la heredera al trono español.
“No saben con cuánta alegría y emoción recibo la noticia”, celebró Serrat en unas declaraciones transmitidas por la Fundación. “No encuentro mejor manera que una distinción tan prestigiosa como esta para despedir una carrera profesional larga y satisfactoria como la mía”, agregó.
De firmes ideales progresistas, Serrat pertenece a la generación de artistas que lucharon contra el régimen franquista (1939-1975), al que no dudó en incomodar cuando rechazó cantar en Eurovisión por no poder hacerlo en catalán.
Hijo de un operario barcelonés y de una aragonesa que sufrió intensamente la crudeza de la Guerra Civil (1936-1939), llegó a exiliarse unos meses en México en los últimos estertores del franquismo y nunca ocultó su oposición a las dictaduras militares sudamericanas.
La memoria, las raíces y la libertad atraviesan la obra de este artista de voz y poesía cercana, reconocido con múltiples galardones internacionales como la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio –la mayor de España para quienes no son jefes de Estado– o la medalla de la Legión de Honor de la República Francesa. “Defensor del diálogo frente a la crispación, la obra de Joan Manuel Serrat es un exponente de su irrenunciable vocación de tender puentes entre países y generaciones”, destacó el jurado en su acta.
LA QUEJA DE JOHNNY DEPP
El actor estadounidense Johnny Depp (60) habló sobre la industria del cine en Hollywood y de cómo fue “descartado” tras el juicio que enfrentó con su exesposa Amber Heard, el cual ganó en 2022. El famoso criticó las fortunas que se invierten en las películas y cómo esta industria “tira a la basura” a quienes protagonizaron sus cintas.
“Son desechables y se dan cuenta de ello. Contadores glorificados que tienen la capacidad de pulsar la luz verde y hacer películas de estudio, pero pulsan la luz verde, gastan montones de dinero”, dijo el actor al portal Metro de Inglaterra. No contento con esto, cuestionó el dinero que se invierte para la creación de películas.
“Los presupuestos son ridículos en estas películas, una comedia romántica con dos personas muy populares. La gente de verdad está harta. He tenido mucha suerte y no me puedo quejar de nada. De nada. No lo haré. Pero la fama le hace cosas raras a un hombre. Te golpea y luego no puedes ir a ningún sitio sin que la gente te mire. Y esa es una forma muy interesante de crecer”, expresó.
Deep inició su carrera en cine con el filme “Pesadilla en Elm Street” (1984), fue parte del elenco de la serie “Comando especial”, que se transmitió desde 1987 hasta 1991. Bajo la dirección de Tim Burton protagonizó “El joven manos de tijera” en 1990 y también con la dirección de Burton realizó la película “Ed Wood” en 1994.
En 2000 apareció en la película “Antes que anochezca” e interpretó a su querido personaje Jack Sparrow para “Piratas del Caribe” desde 2003 hasta 2017 en cinco taquilleras películas. También dio vida a un personaje animado para la película “El cadáver de la novia” en 2005, mismo año en que interpretó al entrañable Willy Wonka en “Charlie y la fábrica de chocolate”, entre muchas otras memorables películas.
Fuente y fotos: AFP
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¿Kate Middleton y Lady Di, malditas por un anillo de zafiro?
La princesa de Gales Kate Middleton generó mucho misterio estos últimos meses desde el anuncio de su cirugía abdominal, su ausencia pública y la supuesta crisis matrimonial con el príncipe William. En la red social X se viralizó una teoría de una aparente maldición que cayó en Middleton, así como en su recordada suegra Lady Di.
La supuesta maldición estaría vinculada a un anillo de zafiro que ambas emplearon. Diana Spencer, más conocida como Lady Di, sufrió un triángulo amoroso en su matrimonio con el ahora rey Carlos III, quien tuvo una relación extramarital con Camilla Parker-Bowles. Es sabido, que hoy en día la corona sigue bajo la aparente sombra de la infidelidad.
Pues se especula que el príncipe William estaría en un affaire con la marquesa Rose Hanbury. Ambos fueron vistos juntos el 14 de febrero del 2022 celebrando el Día de los Enamorados, aparentemente. A este rumor se le suma que tendría dos hijos más y que encima Kate Middleton estaría al tanto de la situación.
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Estas infidelidades estarían relacionadas con la maldición del anillo de zafiro que heredó Middleton de Lady Di. Con este anillo, las mujeres no solo corrieron con la pena de un engaño en su relación matrimonial, sino que la maldición tendría que culminar en un divorcio. Para los más esotéricos, la piedra del zafiro está relacionada con la energía de saturno, misma que atrae karma y divorcio.
Ante la teoría se compartieron varias reacciones en línea: “Lo peor del asunto es que le dio el mismo anillo que uso Lady Di, ese anillo contiene toda la tragedia que fue el catastrófico matrimonio con Carlos”, “El problema no es el zafiro, es la persona. Salió igual a su padre, no aprendió nada del sufrimiento de su mamá”, “Lo que atrae divorcios es la gente y su falta de principios, no una maldita piedra”, escribieron.
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