Vivimos en una sociedad que -en cierto modo- promueve el individualismo y aplaude que las personas alcancen sus metas con sacrificio y sin ayuda. Pero hay una diferencia importante entre ser independiente y dejar de aceptar la ayuda de los demás.
Por: Natalia Delgado
Podemos con todo y de eso hay más certezas que dudas. En la actualidad, prácticamente, no hay ‘inalcanzable’ para quien se proponga un objetivo. Con o sin fórmula, la gente va al frente y la independencia está muy bien vista, pero ¿qué pasa cuando la persona es tan independiente que se aísla de su entorno?
“La hiperindependencia es algo muy común, pero no es algo positivo realmente. Se da cuando una persona se aísla o desvincula de su entorno”, explica la Licenciada en Psicología Clínica, Analia Valiente.
Las razones de este comportamiento pueden variar, menciona Analia, ya que puede ser que la persona tenga apego evitativo, es decir, alguien que huye de sus propias emociones. Puede haber heridas de la infancia como el abandono o por relaciones amorosas que fueron muy sufridas. Esto genera que la persona se ponga en una posición de “yo puedo con todo” y se desvincule de su entorno.
¿Por qué este comportamiento?
“Es el resultado de un daño emocional profundo causado por el abandono, la pérdida de confianza o la traición. La persona rechaza cualquier tipo de ayuda y evita socializar porque ‘mejor sola, que mal acompañada’, pero esta conducta tiene un origen y es: el miedo a sufrir”, puntualiza Valiente.
La gente con esta característica suele ser adicta al trabajo, jamás van a requerir ayuda y se muestran frías ante los demás. Evitan los compromisos familiares y sociales, incluso eligen cerrarse a formar pareja. “Es común notar que parecen insensibles o poco emocionales”, agrega Analia.
¿Por qué no es algo bueno?
“Ser independiente no es malo, quiere decir que una es capaz de llegar a donde desee y demuestra otras virtudes como la proactividad y la disciplina. El problema es cuando la persona afirma no necesitar de nadie y que no quiere a nadie involucrándose en su vida. Ahí es donde los miedos afloran”, menciona la licenciada.
Y agrega que somos seres sociales y evitar al otro puede acarrear malestar y desajustes psicológicos a largo plazo. Por eso es importante realizar algún tipo de terapia, cuando se sienta necesario y aceptar la ayuda de los demás, eso no demerita ni le resta valor a nadie.