Las festividades son para pasarlo en familia y agasajar con un gran banquete. Se planifica la bebida, la entrada, el menú principal y el brindis. Para este momento especial te contamos tres propuestas dulces y fáciles de preparar.
1.Garrapiñada
Se trata de un snack dulce confitado. Normalmente se prepara con maní, pero se puede confitar cualquier fruto seco de preferencia. Para prepararlo vas a necesitar: maní, azúcar, agua y esencia de vainilla.
Procedimiento: En una olla o sartén de fondo grueso colocá una taza de agua, la esencia de vainilla y una taza de azúcar. Calentá a fuego medio hasta que se empiece a formar un almíbar espeso.
Cuando llegue al punto deseado, agrega el maní o fruto seco a elección, bajá el fuego de la hornalla al mínimo, y revolvé hasta que el azúcar se empiece a cristalizar. Una vez que su color se torne dorado retirá del fuego y colocá sobre una placa de horno para que se enfríe y listo.
2.Almendras bañadas en chocolate
Esta combinación nunca puede salir mal. Las almendras son ricas en vitamina E, grasas saludables y calcio. Mientras que el chocolate cuenta con bondades antioxidantes, especialmente los que son altos en porcentaje de cacao.
Para esta receta vas a necesitar: 100 gramos de chocolate por cada taza de fruto seco, es decir, si vas a preparar 3 tazas de almendras bañadas, vas a necesitar 300 gramos de chocolate. También se puede preparar con chocolate blanco si se desea.
Preparación: Derretí el chocolate a baño maría hasta que quede líquido, retira del calor y agrega la taza de almendras. Una vez que estén cubiertas colocalas en una placa con papel manteca y llevalas a la heladera. Lo siguiente ya es emplatar y presentar en la mesa dulce.
3.Copitas de pavé
Este postre es rico, tierno y suave. Podes prepararlo en una budinera o raciones individuales en vasos o copas. Es fácil de preparar y no requiere de horno.
Vas a necesitar: 3 paquetes de galletitas de vainilla sin relleno -también pueden ser de chocolate-, 2 potes de dulce de leche repostero, crema de leche, azúcar, esencia de vainilla y una taza de café negro sin endulzar.
Elaboración: Lo primero es batir la crema de leche con el azúcar y esencia de vainilla. La consistencia debe ser tipo chantilly, pero tenes que cuidar el proceso para no batir demás y se corte.
Moja las galletitas en el café y coloca una base en los recipientes que elijas. Luego aplicale el dulce de leche -va a ser más práctico si usas una manga, sino también se puede poner de a cucharadas-. la siguiente capa debe ser nuevamente de galletita y después la crema. Repetí el proceso hasta llenar el ingrediente y decorá por encima con galletas cortadas en pedacitos.
Lleva los recipientes de pavé a la heladera y servilas en la mesa al momento de disfrutarlas. Vas a ver que es un postre que no falla.
Grillo Benítez presentará libro ilustrado en homenaje a la chipa
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“No es fácil, pero es lindo hacer lo que te gusta”, decía el ilustrador formoseño Grillo Benítez, en una entrevista publicada recientemente por el diario La Nación/Nación Media, acerca de su libro ilustrado con más de 100 recetas de chipas, que finalmente será presentado el martes 26 de marzo, a las 18:00, en Contacto Café Social Club, ubicado en Caballero 345 entre 25 de Mayo y Mariscal Estigarribia, en Asunción.
Formoseño de nacimiento, Grillo Benítez, tiene papá paraguayo y mamá española, aunque según cuenta: “Me enamoré de Paraguay”. Su homenaje a las personas, el paisaje, la flora y la fauna, comenzó a darse entonces naturalmente en sus búsquedas como pintor, en acuarelas primero, en tazas que comercializa muy bien desde su Fábrica de Tazas, en textiles, etcétera.
Sobre el origen de este proyecto literario, comentó: “Nació de una locura de cuando empecé a ilustrar recetas. Ese famoso food art que se le llama que pinté en delantales. Y después las puse en mis tazas, al punto que la receta del mbejú es de las más vendida, y finalmente pensé tengo que hacer algo que sea bien paraguayo, algo que los cocineros de todo el mundo quieran tener, donde la gente se sienta orgullosa, donde la gente diga ah, quiero conocer, ah, quiero hacerlo. Por eso también va a ser un libro interactivo”.
Benítez comentaba a Nación Media que su libro en homenaje a la chipa vendrá en una caja con una taza de regalo, un almanaque de 2025 y stickers, para pegar con las leyendas “probé y cociné, por ejemplo, como si fuera un libro de figuritas”.
Emprendé un viaje gastronómico con Diana Domínguez Wilson-Smith
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Febrero nos trae el mes del amor y la destacada presencia de las mujeres paraguayas. En esta celebración, te presentamos un fascinante compilado de entrevistas a mujeres que brillan en diversas áreas y nos inspiran con sus obras. Entre ellas, arrancamos con la notable Diana Domínguez Wilson-Smith, quien ahora en su faceta de escritora nos ha tocado el corazón con su nuevo libro “Recetas de mi Tribu”, una obra que sumerge a los lectores en sus raíces culinarias y familiares.
Diana Domínguez, abogada especializada en comercio internacional y empresaria, ha dado un giro sorprendente con esta obra que va más allá de ser simplemente una colección de recetas; es un relato vivencial que revela la pasión de la autora por la cocina y resalta la vida cotidiana de las mujeres notables de su familia.
Concebido durante la maratón de Berlín en 2022, el libro se presenta como un recetario íntimo dividido en cinco segmentos, cada uno dedicado a mujeres valiosas que destacaron no solo en la cocina, sino también en el mundo de los negocios y la vida social.
Desde la abuela Rita, con raíces noruegas, hasta la influencia británica de la madre de Diana, Peggy, y las raíces italianas de su suegra, Cristina Osnaghi, el libro es un viaje por las distintas culturas y diversas mujeres que marcaron la vida de la profesional y que han dejado su huella en la familia de Diana. Con un formato de table book y 130 páginas a todo color, la obra presenta ambientes y detalles que capturan la belleza, vitalidad y alegría de estas experiencias compartidas.
Antes de sumergirse en las deliciosas recetas, Diana traza perfiles de cada mujer, enriqueciendo la narrativa con anécdotas familiares y fotografías documentales. “Recetas de mi Tribu” no solo celebra la destreza culinaria, sino que también se erige como un conmovedor testimonio de afectos y valores transmitidos de generación en generación.
Según Christian Kent, el editor del libro, la gastronomía es un ejercicio de memoria y transmisión de saberes, conectando lo esencial con el pasado y el futuro. Por su parte, el historiador José Samudio Falcón, afirma que el libro será un aporte invaluable a la escasa bibliografía sobre cocina en Paraguay, destacando la importancia de preservar y compartir estos saberes.
Para aquellos interesados “Recetas de mi Tribu” está disponible en librerías y se puede solicitar llamando al 0971 142 - 269.
Ricardo Rivas, periodista, Nueva York, EE. UU., X: @RtrivasRivas - Fotos: AFP/gentileza
Muchos sostienen enfáticamente que la Navidad vive en la Ciudad de Nueva York. No es sorprendente. Tal vez, el cine y la tele produjeron sentido sin descanso para que esa idea trocara -también para muchos- en sentido común.
Desde hace algunas décadas no faltan quienes sostienen -muchos enfáticamente- que la Navidad vive en la Ciudad de Nueva York (NYC). No es sorprendente. Tal vez, el cine y la tele produjeron sentido sin descanso para que esa idea trocara -también para muchos- en sentido común. Mitos y leyendas urbanas atraviesan Manhattan, Brooklyn, el Bronx, Queens y Staten Island. Ninguno de esos barrios se parece. Son bien diferentes. Contrastan. Y siempre es posible descubrir, entre lo de siempre y lo que llega desde la historia, zonas nuevas que se potencian de la mano de emprendedores que en cada esquina descubren oportunidades que no siempre benefician a todos.
Después de un largo período regresé a NYC con tiempo y en Navidad que en este año, como en el anterior no fue blanca ni tampoco exageradamente fría. En mayo pasado también estuve aquí, pero una muy compacta agenda de trabajo me impidió reconocerla y partí con la decisión de regresar pronto porque me fui sin recorrer más que lo imprescindible sus avenidas, calles y callejuelas.
La decisión estaba tomada. Por ello, desde que arribé un par de días atrás al aeropuerto John Fitzgerald Kennedy, como alguna vez –seguramente– le pasó a Sinatra, “estos zapatos vagabundos / anhelan irse por ahí / precisamente en su corazón / Nueva York, Nueva York”. ¿Cómo no comprender a Frankie y desear, como él, “despertar en esta ciudad / que no se duerme”, aunque en estos días invernales minutos después de las 5:00 PM es noche cerrada.
Cuando repaso los días más recientes –con nubes bajas, nieblas espesas y algunas lloviznas– descubro que en cada uno de ellos apenas poco más de nueve horas fueron para que el sol ocupe el firmamento. Solo los neones y las pantallas led en Brooklyn y Times Square aportan brillo en la noche de la vieja Nueva York que, pese a las prácticas sociales de siempre, los comportamientos de sus 8,6 millones de habitantes hacen que todo sea o parezca diferente.
Tribeca Grill, el restaurante de Robert de Niro y Drew Nieporent, en 375 de Greenwech St.
GENTRIFICACIÓN
“Tribeca y Dumbo son lo nuevo y los resultados de los procesos de gentrificación más relevantes de los últimos años en NYC”, me dijo a poco de andar a bordo de una poderosa SUV Cadillac de RELIER, Ariel Rodríguez, conductor y guía de excelencia para explicar los secretos neoyorquinos, que disfruta profundamente de cada una de sus jornadas de trabajo. Es un profesional apasionado que –con apenas 20 años recién cumplidos– llegó aquí desde Buenos Aires pocos días después del 11 de setiembre de 2001, cuando el ataque terrorista contra las Torres Gemelas del WTC aún asombraba y apenaba a miles de millones en la aldea global.
“TriBeCa es un acrónimo con el que se menciona a un área de Manhattan a la que se denomina Triangle Below Canal Street”, explica Ariel. La zona crece con ímpetu. Los hípsters parece que todo lo pueden y son cientos los jóvenes bohemios de alto poder adquisitivo así categorizados que se instalaron allí. Crecen y se expan- den. Son la contracultura, la rebeldía, la crítica contra el consumo, contra los valores establecidos, pero no trepidan en exhibirse fanáticos de Apple y de las marcas más costosas.
En algunos casos, son y marcan tendencia.
Tal vez por ello, en el 375 de Greenwich Street, Robert de Niro y Drew Nieporent se instalaron con Tribeca Grill, uno de los más recientes éxitos gastronómicos en Manhattan. En la esquina opuesta, Locanda Verde, el restaurante donde la escritora Rosario Oyhanarte ambienta su novela “El libro más bonito del mundo. Una historia de amor” –notable éxito editorial– también está allí. Muy cerca, pero del otro lado del Hudson, Ariel me invita para conocer en Dumbo –Down Under the Manhattan Bridge Overpass (Bajo el paso elevado del puente de Manhattan), otro nuevo barrio en Brooklyn– y me permite descubrir en torno del teatro St. Ann’s Warehouse vistas sorprendentes con imágenes de alto impacto de Manhattan y sus edificios más emblemáticos mientras recorremos Domino Park.
Locanda Verde, en el 377 de Greenwich St., la escritora Rosario Oyhanarte ambientó su novela “El libro más bonito del mundo. Una historia de amor”, un éxito editorial
MEMORIA
Nueva York estremece. Ground Zero (Zona Cero) –donde hasta el 11S de 2001 estaban las Torres Gemelas– ha cambiado a partir del horror. Una nueva torre allí se erige con un diseño arquitectónico que tomó nota de los datos que aportaron los desaparecidos edificios colapsados como consecuencia del ataque criminal en el que fueron asesinadas unas 4.500 personas. En su entorno también todo es diferente desde entonces. Mucho para ver, recordar y pensar. En la plaza Memorial dos piscinas marcan la localización exacta de cada uno de los dos edificios destruidos. Simbolizan las huellas de las gemelas que el mundo vio colapsar luego de ser atacadas. Enormes cascadas artificiales y 415 árboles que allí fueron plantados enmarcan el cenotafio en el que están escritos los nombres de las víctimas del ataque. Dos alas blancas gigantes de material que se levantan por sobre el Oculus –donde se encuentran la estación del metro y el centro comercial World Trade Center (WTC)– completan el área.
Con Ariel nos retiramos en silencio. Siento que la obra, además de constituir un ejercicio de memoria, desde algún lugar es también una clara muestra de resiliencia social para seguir adelante. Ground Zero quedó atrás. En el audio de la SUV de RELIER suena la voz de La Voz. “New York, New York / I want to wake up / In a city that never sleeps / And find I’m a number one / Top of the list / King of the Hill / A number one…”. Cierro mis ojos para escuchar su entonación sin que nada ni nadie pueda distraerme. “Lo conseguiste, Frank”, pienso y digo solo para mí. Con audacia e impunidad sueño que junto con él hacemos un dueto. “These little town blues / Are melting away / I’ll make a brand-new start of it / In old New York”.
Manhattan queda atrás. El Bronx está cerca. Las escaleras de Joker –Shakespeare Steps, muy cerca del Yankee Stadium– me sorprenden. Aún no hay nadie que las recorra. Sin embargo, siento que Joaquin Phoenix sí está y que baila sobre ellas. Me detengo frente a su imagen inmortalizada sobre un lienzo callejero. Empatizamos. ¿Qué iguala y diferencia Ciudad Gótica de Nueva York? No tengo la respuesta. La producción de sentido que procura el cine me puede. ¿Cómo pensar NYC sin las historias del cine y la tele? No son pocos los títulos que activan los recuerdos. El puente de Manhattan en “Érase una vez en América”. Cientos de policiales que en las noches tenebrosas desde la inhóspita esquina adoquinada de Water St y Washington St muestran el Empire State Building iluminado y centrado en uno de los arcos del Manhattan Bridge. “Hombres de negro”, en torno de las torres y un globo terráqueo gigante en Flushing Medows Corona Park, en Queens cuando Tommy Lee Jones y Will Smith perseguían a un extraterrestre.
Ground Zero, donde estaban las Torres Gemelas hasta el ataque terrorista del 11S. Memoria y resiliencia
DONDE VIVE LA NAVIDAD
¡Esto es Nueva York!, me dije. La tarde es muy breve en el invierno neoyorquino. El tiempo navideño gana espacio con el avance de la noche. Ariel inicia la marcha hacia la nocturnidad de Brooklyn. “Vamos hacia Dyker Heights, donde vive la Navidad”, explica. Nunca estuve allí hasta la noche pasada. Llegar hasta la avenida 10 en la esquina de 83 y, luego, desde allí caminar hasta la avenida 12 y 84 no fue sencillo. Cientos de automóviles, miles de caminantes, policías, patrulleros y grupos de personas en familia recorren cada una de esas arterias a lo largo de las cuales el paisaje semeja una película transitable. Solo unas pocas casas de las que allí se encuentran no tienen luces navideñas. Jardines, ventanas, balcones están ocupados en plenitud por imágenes de ciervos, de trineos, de Papá Noel, de Santa Claus o simplemente de Santa. Enormes equipos de audio amplifican con fuerza villancicos una y otra vez. Algunas máquinas instaladas dentro de muñecos y trineos tirados por renos regularmente lanzan nieve artificial porque tanto este 2023 como en el pasado 2022 aquí para la Navidad no nevó.
“Decorar cada casa tiene un valor estimado que en promedio se ubica entre 10.000 y 20.000 dólares”, detalla el guía de RELIER. “Las luces se encienden cada año en el Día de Acción de Gracias y así permanecen hasta enero”, agrega. Precisa, mientras caminamos, que “las casas más conocidas –las más famosas– son las de la señora Lucy Spata, en el 1152 de la calle 84 y, justo enfrente, en el 1145, la de la familia Polizzotto”.
Se necesita ayuda para poder mirar todo. Miles de apretujados transeúntes empuñan sus teléfonos inteligentes con los que apuntan a todo lo que brilla y cautiva. Algunos residentes –sí, que viven en esos chalets todo el año, aunque parezca increíble– visten ropas con motivos navideños. Alguien explica que “la señora Spata fue la primera en iniciar este tipo de celebraciones”. Otros relatores sostienen enfáticamente que “los que empezaron todo fueron los Polizzotto”.
En el Bronx, las escaleras de Shakespeare pasaron a ser las escaleras de Joker, el film que en 2019 protagonizó Joaquin Phoenix
PROMESAS
En ambos casos los memoriosos coinciden en señalar que en el inicio fueron promesas que esas personas realizaron para pedir la sanación de familiares que estaban en tratamiento médico por graves padecimientos. ¿Cómo saber con exactitud la verdad? ¿Tendrá importancia saberlo? Los que todo lo saben añaden y destacan que “son todas iniciativas privadas”. Dan cuenta de que “cada casa paga –durante el tiempo que mantienen las luces encendidas cada día– unos 8.000 dólares mensuales por el consumo de luz”.
Sin embargo, y pese a tanto detalle, nadie sabe decir con algún fundamento por qué hacen esas inversiones tan importantes. En ese contexto, tampoco nadie sabe nada de los vecinos que no acuerdan –por la razón que fuere– con ese tipo de prácticas festivas tan extendidas. Solo se sabe que se oponen a ello porque sus viviendas se mantienen en total oscuridad, como si no se encontraran en ellas.
Sorprendentes costumbres neoyorquinas. Pero aun sin comprender algunos de los fenómenos comentados, me animo a decir –como lo sostienen miles– que, en Brooklyn, Nueva York, en el barrio Dyker Heights, es donde la Navidad en su forma menos religiosa parece una película, aunque NYC y su gente, cada una y a su modo, son historias reales.
Nueva York (NYC), desde Dumbo, uno de los nuevos barrios de la ciudad junto a Domino Park