Sucede cuando se viaja a otros países con huso horario distintos, el cuerpo resiente la travesía y el reloj biológico se confunde, generando insomnio y otros malestares. Por eso, te contamos algunos trucos para disminuir los síntomas.

Llamado también el “mal del viajero”, se trata de un trastorno del sueño con incidencia en el ritmo circadiano, según explica un informe de Medicina de Viajes y Enfermedades Infecciosas. Se puede experimentar sueño durante el día, insomnio durante la noche, y otros síntomas físicos, porque el cuerpo necesita acostumbrarse a una nueva rutina, sincronizando los tiempos de luz y oscuridad como si fueran habituales.

La intensidad del jet lag varía mucho de una persona a otra, también existen otros factores que incrementan la posibilidad de experimentar disritmia circadiana. El insomnio es la consecuencia común, pero también se puede experimentar ansiedad, debilidad, inapetencia, fatiga y cansancio, dificultad en la memoria, dolor de cabeza y estómago.

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¿Cómo superar el mal viajero?

Antes del vuelo

Todo influye, desde la preparación previa, el viaje y la llegada. En principio, antes de tomar el vuelo es importante descansar bien, dormir lo más posible para llegar relajadas y tranquilas. También se puede optar por modificar el horario de descanso y alimentación según el lugar a donde se viaje y, si es posible, planificar la llegada a destino para tener al menos dos días de adaptación.

Momento del viaje

Durante el vuelo hay que beber suficiente agua, al menos un vaso por cada hora de vuelo, ya que la humedad dentro de la cabina es baja y puede causar deshidratación, según sugiere la Asociación Médica Aeroespacial.

Otra sugerencia es evitar la cafeína y las bebidas alcohólicas, sus compuestos alteran los patrones de sueño y promueven el cansancio. Por otro lado, también es importante mantenerse en movimiento, más aún si son muchas horas de viaje, se pueden realizar pequeñas caminatas por los pasillos del avión, siempre y cuando esté permitido.

Llegada a destino

Por muy cansada que te sientas, omití la siesta y dejá el descanso para la noche. Es mejor salir a caminar, realizar estiramientos o actividad física para generar endorfinas, serotoninas y promover el sueño y correcto descanso.

Aunque no sientas apetito, respetá los horarios alimenticios del país que estés visitando, esto minimizará las incomodidades del mal viajero y ayudará en la adaptación. Por último, realiza tu rutina o las actividades que tengas que cumplir durante el día. La exposición al sol es una de las claves para que el cuerpo se ajuste al ritmo horario nuevo.

Se estima que el jet lag tiene una duración aproximada de dos días, luego el cuerpo se adapta al nuevo huso horario, pero es fundamental exponerse a la luz natural del día, respetar la rutina, mantenerse en movimiento, también se puede incorporar alimentos e infusiones que promuevan la producción de melatonina, hormona responsable del buen descanso.

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