Esta planta de origen europeo posee la virtud de combatir diferentes afecciones gracias a sus propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes, calmantes, digestivas y expectorantes. Lo que quizás no sea tan popular es que también puede servir para tratamientos para el cabello y la piel.

La malva se utiliza desde la antigüedad, y pueblos como los romanos, egipcios o incluso en la antigua China; la aprovechaban para consumo en ensaladas y otras preparaciones. Tiempo después, durante la Edad Media se la bautizo como “omnimorbia”, que quiere decir: “planta que cura todos los males”.

Todas sus propiedades la vuelven muy bondadosa para la salud, según señala una investigación publicada por Plos ONE. Pero lo más asombroso es la versatilidad que posee. Sus propiedades mucolíticas ayudan a aliviar resfríos, gripes, tos seca y ronquera.

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Como tiene efectos diuréticos, la malva podría aliviar problemas relacionados a la vejiga o uretra, también favorece la expulsión de toxinas, y es un buen complemento para tratamientos médicos, siempre y cuando el especialista lo apruebe.

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Al ser antiinflamatoria combate afecciones orales, desde gingivitis, irritaciones y hasta dolores de garganta, para esto se puede hacer buches con infusiones varias veces al día. También favorece los procesos digestivos porque regula las funciones del sistema digestivo y es un laxante natural suave.

En cuanto a tratamientos naturales de piel y cabello, el té de malva ayuda a aliviar picaduras de insectos y cicatrizar heridas. Sus fitoquímicos la vuelven una interesante aliada en cuando a cuidados de belleza, ya que se puede aprovechar como tónico hidratante, exfoliante y antioxidante natural.

Por otro lado, respecto al cabello combate la caspa, la dermatitis seborreica y la caída de cabello, además que su aplicación hace que las fibras capilares mejoren en elasticidad y deja la melena más suave y brillante.

Para aprovechar todas sus bondades basta con preparar el té y beberlo, incluir como un agregado del mate o para hacer gárgaras, también se puede aplicar de forma tópica con la ayuda de un algodón y como tónico sobre el rostro, cuero cabelludo y el pelo.

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