La naranja es una de las frutas más consumidas en el mundo, y se destaca por su aporte de vitamina C y A, además de poseer flavonoides, ácido fólico y minerales como el magnesio y el potasio.

Esta fruta tiene uno de los zumos más deliciosos que existe, además que se la puede agregar a todo tipo de preparaciones, tanto dulce como saladas. Todas conocemos a este alimento por su jugo y su pulpa, pero lo que muchas ignoran o desconocen, son las poderosas bondades que posee su cáscara, por eso, te contamos por qué no deberías desecharla.

Su corteza es rica en flavonoides y limonoides, mucho más que el interior que siempre consumimos. Estos componentes hacen que sea un potente antioxidante, antiinflamatorio, antitumoral, antiviral, antibacteriano y anticancerígeno, básicamente, todos los “anti” necesarios para ayudar a la salud de nuestro cuerpo.

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Consumir la cáscara ayuda a eliminar las toxinas del organismo, disminuye y previenelas flatulencias, favorece la digestión y previene comer en exceso. La medicina tradicional aconseja beber té de la corteza en ayunas para aprovechar mejor todos sus beneficios.

¿Cómo podemos aprovechar su cáscara?

Se puede preparar el té hirviendo la corteza de 3 naranjas en un litro de agua, también se puede dejar secar al aire libre y consumirlas dentro de nuestro mate. Este agregado le brindará un sabor y aroma mucho más agradable a nuestra bebida. También se puede aprovechar para saborizar ensaladas, aderezos o postres, rallando la corteza fresca sobre ellos.

Otra manera de aprovechar su infusión es dejándola enfriar y luego, con ayuda de un algodón o paño estéril, aplicarlo sobre nuestro rostro. Servirá como loción astringente, antioxidante y antimicrobiana y le brindará nutrientes beneficiosos a nuestra cutis.

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