Esta especia proviene de una hermosa flor llamada ”crocus sativus” que se destaca por su color lila, el rojo de los estigmas y el amarillo de sus estambres.

La flor es originaria de Asia menor, en donde ya se cultivaba en épocas anteriores a Cristo. Y por eso desde antaño esta especia se ha apreciado por sus bondades en la gastronomía, en la medicina natural y la cosmética, lo cual le valió el apodo de “flor de la salud”.

Sus múltiples virtudes y el hecho de que su producción sea casi una “artesanía” convierten al azafrán en un condimento altamente cotizado en el mercado. Tal es así que su precio llegó a elevarse tanto en su momento que se lo denominaba como “oro rojo”. Entre sus características lo que más se destaca es su sabor amargo y su aroma intenso, seco y penetrante.

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Posee un tinte carotenoide llamado “crocin” que es el responsable de otorgarle a los platillos ese color amarillo, tan característico de las recetas asiáticas y europeas. Además como dato extra, en la antigüedad lo usaban en perfumería, medicina y cosmética, aunque aún se sigue empleando para la producción de perfumes como también en remedios naturales.

Todo lo bueno y extraordinario del azafrán

El componente estrella de este superalimento es la crocetina, un poderoso antioxidante que fulmina los radicales libres, ayuda a la reproducción de líquido biliar así como evita la producción de cálculos, también es muy bueno para la salud y el funcionamiento de nuestro hígado.

Estudios científicos afirman que los suplementos a base de azafrán son significativamente más efectivos para mejorar y tratar los síntomas de la depresión leve a moderada. También es efectivo para aliviar los cólicos menstruales y todos los síntomas asociados al síndrome menstruales.

Fortifica el corazón y es un muy buen preventivo frente a las enfermedades cardiovasculares. Los flavonoides y betacarotenos del azafrán ayudan a retrasar el crecimiento de tumores, además a mejorar las habilidades cognitivas y de aprendizaje, es un complemento maravilloso para quienes sufren de estrés y ansiedad. En la actualidad se están estudiando sus propiedades para tratar enfermedades degenerativas como el Alzheimer o el Párkinson.

Las personas que padecen diabetes pueden aprovechar las bondades de esta especia en varios aspectos, por ejemplo: protegerse de los daños que se producen en los nervios por el exceso de azúcar en sangre y prevenir problemas de visión, algo muy frecuente en esta enfermedad.

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