Con la llegada del otoño y los días frescos ¿qué tal suena una sopa cremosa de calabaza y quesito derretido adentro? Es que, más allá de las ganas, es la mejor época para disfrutar todas sus propiedades.
Originaria de América, posee muchas propiedades beneficiosas para el cuerpo, por la cual la OMS recomienda su consumo habitual. Posee vitamina A, B2, B6, C, ácido fólico, calcio, magnesio, potasio, zinc y sodio. Los nutrientes de la calabaza son capaces de ayudar a nivelar la glucosa en la sangre en nuestro organismo y también previene la hipertensión.
Además una elevada cantidad de criptoxanteno y lutenína, dos flavonoides que la convierten en antioxidante y bloqueadora de los radicales libres. También está la zeaxantina, otro flavonoide que ayuda a proteger la retina de los ojos y la degeneración macular, evitando la aparición de cararatas, fotofobia y ceguera nocturna.
Cada 100 gramos de calabaza posee tan solo 29 calorías, esto la hace especial para personas que siguen un régimen de control de peso. Su alto contenido en fibra y agua favorecen el tránsito intestinal y evita la retención de líquidos.
Se puede agregar a diferentes recetas, preparar sopas, puré, asada, incluso postres, tortas y confituras. En cuanto a cocción también se adapta y no pierde sabor aunque la hagamos hervida. Los especialistas recomiendan que no la cocinemos durante más de 20 minutos, ya que esto puede hacer que pierda parte de sus nutrientes.
Las semillas de calabaza
Otra bondad de la calabaza se esconde en su semillas, muchos no sabiéndolo las desechan, pero estas se pueden convertir en un snack delicioso y nutritivo. Basta con limpiarlas bien y meterlas al horno para que se sequen, además se las puede condimentar con las especias que una prefiera o bien, simplemente con una pizca de sal.
Estas semillas se pueden agregar a las ensaladas para darle un toque crujiente, a panes caseros, bizcochos y panqueques. Este manjar contiene vitaminas, minerales, proteínas y ácidos grasos como el omega 3 que no podes desaprovechar, también posee triptófano, un precursor de hormonas como la serotonina y melatonina que nos relajan y nos hacen sentir bien.