En el mundo del arte moderno y los personajes que dejaron sus huellas a lo largo del tiempo encontramos a artistas, galeristas y coleccionistas. Entre ellos se destaca una mujer, Marguerite Guggenheim, más conocida como Peggy.

Por: Silvia Jung

El padre de Peggy falleció en el naufragio del Titanic, dejándole como herencia millones de dólares con los cuales pudo disfrutar de una lujosa vida rodeada del arte. Además de ser reconocida por varios escándalos amorosos que se le atribuyen, en el mundo del arte moderno Peggy cumplió un rol crucial.

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Fue una de las galeristas pioneras que hizo debutar a los artistas vanguardistas de Europa en Nueva York y la que sacó a la luz los talentos desconocidos en aquel entonces, como por ejemplo, a Jackson Pollock.

La mayor parte de su vida la vivió en Paris y Venecia. En su estadía en Paris, Peggy tuvo su primer contacto con el artista surrealista Marcel Duchamp, quien la ayudó para que tuviera una visión mucho más profunda del arte y del coleccionismo. Y con el artista surrealista Kandinsky (de origen ruso), fue la que lo hizo conocer por primera vez en Inglaterra.

Foto: Museo Guggenheim en Nueva York. Gentileza

Peggy comisionaba y coleccionaba las obras de grandes artistas como: Antoine Pevsner, Henry Moore, Henri Laurens, Alexander Calder, Raymond Duchamp-Villon, Constantin Brâncuși, John Ferren, Jean Arp, Max Ernst, Pablo Picasso, Georges Braque y Kurt Schwitters, Yves Tanguy, Wolfgang Paalen. Fue la musa y mecenas de muchos artistas.

Durante la Segunda Guerra Mundial Peggy compró muchas obras de arte bajo la lema de “una obra por día”. Cuando los nazis se apoderaban en Europa, Peggy trajo toda su colección de arte desde París a Nueva York y abrió su propia galería con el nombre de “Art Of This Century Gallery”.

Muchos la criticaron que se había beneficiado de la guerra, ya que durante la contienda mundial ella logró adquirir miles de obras de artistas famosos a un precio mucho más económico. Sin embargo, los expertos del arte coinciden hoy en que el rol de Peggy fue crucial para que el arte moderno pudiera sobrevivir y que los artistas sean conocidos.

Una vez finalizada la guerra, Peggy volvió a Venecia, a la ciudad que tanto amaba. Compró la residencia “The Palazzo Venier dei Leoni”, la cual ahora es un museo con numerosas obras de alrededor 100 artistas de arte moderno.

Foto: Gentileza

Peggy vivió con sus 11 perros hasta el último día de su vida en esta residencia y actualmente su cuerpo yace en el jardín. Las colecciones de Peggy se encuentran en los museos de Guggenheim administrados por la fundación Solomón Guggenheim que lleva el nombre de su tío. Por cierto, la Fundación Guggenheim tiene una cadena de museos de arte moderno en Nueva York, Bilbao y Venecia, con planes de extensión en diversas ciudades del mundo.

Una de sus frases más reconidas es: “Miro hacia atrás en mi vida con gran alegría. Creo que fue una vida muy exitosa. Siempre hice lo que quise y nunca me importó lo que pensaran los demás. ¿Libertad de la mujer? Yo era una mujer liberada mucho antes de que hubiera un nombre para ello”.

Una mujer extraordinaria y excéntrica con un gran amor y pasión hacia el arte, describió que podría estar feliz “sin amor, sin hombre”. Fue una mujer libre e independiente sin miedo a expresar sus pasiones y que inspiró a muchos artistas, dejando sus huellas impregnadas en cada pasillo de los museos Guggenheim.

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