La avena es uno de los alimentos más completos que existe, aporta más proteínas, grasas saludables y minerales que otros cereales, además de ser el indicado por los especialistas para casi todos los planes nutricionales.

Se puede consumir de múltiples formas gracias a su versatilidad culinaria en preparaciones dulces y saladas. Además, comerla a diario aporta: magnesio, cobre, magnesio, hierro, zinc, calcio, ácido fólico y vitaminas del grupo B y proporciona sensación de saciedad.

Es un alimento efectivo para cuidar la salud y ayudar a recuperarla de dolencias. Por eso a continuación, te contamos algunos datos extras:

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Originaria en torno al mar Caspio y las llanuras del Cáucaso, su consumo se extendió hasta el Lejano Oriente, China e India, y con los griegos y romanos se expandió hacia el oeste y el norte de Europa. Allí fue sumamente valorado por los escoceses, quienes incluso tienen su plato nacional, el porridge, elaborado con avena. Gracias a ellos este cereal viajó a América en el siglo XVII y en 1876 se fundo en Estados Unidos la empresa Quaker Mill.

Contiene avenantramidas, un polifenol que se encuentra casi exclusivamente en este superalimento. Algunos estudios científicos indican que esta propiedad la hacen especial para el cuidado del sistema cardiovascular. No solo combate la oxidación celular, también regula la presión arterial y actúa como antiinflamatorio.

El betaglucano es una fibra soluble con efecto prebiótico en el intestino, esto quiere decir que alimenta las bacterias buenas que componen la microbiota favoreciendo su viabilidad, crecimiento y permanencia en los intestinos.

Su germen y capa exterior contiene 85% de vitaminas, 80% de minerales y un 60% de las proteínas que identifican a este cereal.

Equilibra el sistema nervioso gracias a sus compuestos de calcio, alcaloides y vitamina B1, favorece la concentración y previene el agotamiento mental.

Puede ser un ingrediente extra en mascarillas para el cuidado de la piel y el cabello. Actúa como exfoliante y elimina las células muertas e impurezas de la piel, además conserva y protege el pH natural. En cuanto al cabello limpia, suaviza, hidrata y nutre de la raíz hasta las puntas.

Regula los niveles de azúcar, fortalece el sistema inmunológico, optimiza las defensas del cuerpo y fortalece nuestra piel y huesos.

Foto: Pexels.

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