Si tu planta no tiene agua, es muy probable que simplemente te hayas olvidado de regarla. Y, así como tus plantas te señalan cuando están siendo regadas en exceso, también hay pistas para reconocer cuando les falta agua.

La doctora de plantas y estilista Maryah Greene, explica que hay tres signos clave de que las plantas no están siendo bien regadas. “Hay algunas cosas comunes que comenzarás a notar como que es posible que vea que las hojas comienzan a ponerse amarillas, secas y crujientes, y con el tiempo, pueden comenzar a caerse”.

Por supuesto, las plantas tienen diferentes necesidades con respecto a la cantidad de agua que obtienen, y para mantener la salud de la suya (y evitar el riego insuficiente), Greene dice que es importante seguir un programa de riego constante.

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Aprender con qué frecuencia le gusta regar a su planta, cuánta agua le gusta recibir, crear un horario y luego asegurarse de cumplirlo. A partir de ahí, será más fácil saber cuándo su planta necesita agua antes de que comience a perder sus hojas.

Chequear el suelo de su planta

Más allá de un programa de riego, también puede anticipar las necesidades de sus plantas probando su suelo. Una forma de verificarlo es la prueba del dedo: simplemente tome uno o dos dedos y presione unos centímetros el suelo.

“Cuando sacas el dedo de la tierra, lo ideal es que la tierra esté seca cuando está en tu dedo, y eso podría significar que es hora de regar”, señala Greene. “Sin embargo, si sacas el dedo y la tierra está húmeda y se te pega, eso significa que debes esperar un par de días antes de volver a regarla”, aclara.

Para plantas más grandes, vale la pena invertir en una sonda de suelo o un medidor de humedad que le permite “profundizar un poco más y averiguar qué tan húmeda está su planta en el fondo de la maceta”, dice Greene.

Si todavía te preocupa que le falten señales, Greene apunta a que te asegures de que tu regadera sea del tamaño adecuado. “Una de las cosas que a menudo les digo a mis clientes es que deben encontrar una regadera que tenga un tamaño similar al de la maceta que está regando”, enseña.

Además, a medida que cambian las estaciones, su hogar puede volverse más oscuro o más claro, más cálido o más frío, más seco o más húmedo, lo que puede afectar la cantidad de agua con la cual regar a su planta.

“Cosas como la iluminación, si puede o no controlar el aire acondicionado o la calefacción, y la ubicación de la planta en su hogar, hacen una gran diferencia”, añade Greene a Well and Good.


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