“Los árboles son héroes que soportan todas las condiciones climáticas y las hostilidades urbanas”. El fotógrafo Martín Crespo observa a estos árboles nativos desde su infancia, y desde los 90 los documenta. Primero en Buenos Aires y desde hace unos años en Asunción.

Por: Jazmín Gómez Fleitas

Los jacarandas son nativos de Paraguay, Argentina, Brasil, Bolivia, Perú e incluso Colombia. Con el gran impacto ambiental que estamos viviendo a raíz de las quemazones, incendios, sequía y contaminación de nuestros cauces hidrícos, alzar la vista y descubrir que hay ramas cubiertas en lila es un milagro, un alivio que incluso nos ayuda a liberar tensiones en medio del trajín urbano.

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Martín Crespo reside en Paraguay hace 25 años y ha publicado varios libros fotográficos como Magic Hour: Hora Mágica en Asunción, A propósito de Asunción I, A propósito de Asunción II y Mondo Eusebio. Y en su próximo fotolibro, A propósito de Asunción III, los jacarandas tendrán un importante destaque.

Asunción, Paraguay 2019 por Martin Crespo.

Los observa desde su infancia y desde los 90 los empezó a analizar más de cerca con la fotografía. “En Buenos Aires florecen en noviembre y en Asunción, en octubre. Los primeros que recuerdo aquí son los de la avenida Mariscal López, entre Gral Santos y Perú. No fotografié metódicamente al jacarandá en Asunción, sí a los lapachos, sin embargo, ahora les dedicaré cuatro páginas de mi próximo fotolibro”, relata.

En Asunción, el primero que llenó la ciudad de jacarandas fue el intendente Bruno Guggiari (1928-1932) y luego otros lo imitaron. Martín relata que en Buenos Aires fueron plantados por Carlos Thays, arquitecto y paisajista francés que fue director de paseos de Buenos Aires desde 1891 y a lo largo de 30 años.

Asunción, Paraguay 2019 por Martín Crespo.

La resiliencia de los árboles

A Martín los jacarandas lo cautivan por lo que en sus cursos de fotografías denomina variación del entorno a lo largo del año. “El florecimiento de un árbol ya es un motivo para fotografiar de nuevo a la ciudad. No se compara —en Asunción— a la explosión de los lapachos rosados, que le dan una identidad visual única a la ciudad, pero también son hermosos”, detalla.

Y agrega: “Los árboles requieren un mínimo de mantenimiento, sí requieren cuidado y riego cuando se transplantan y en los primeros meses/años dependiendo de la especie, después son héroes que soportan todas las condiciones climáticas y las hostilidades urbanas. Basta con ir a la Avenida Eusebio Ayala para confirmar que hay cientos de árboles que sobreviven, e incluso, se amoldan al paso de los colectivos y camiones”.

Asunción, Paraguay 2020 por Martin Crespo.

¿Influye dónde uno habite para apreciar más la naturaleza (casa o departamento)? “Después de 25 años de vivir en una casa ahora estoy en un departamento desde hace unos meses. Hubiera preferido pasar la cuarentena total en el departamento, por la conexión del balcón con el mundo exterior y la vista del horizonte. Por supuesto que influye donde uno viva, aunque en mi caso, siempre estoy recorriendo la ciudad, subiendo a azoteas, caminando calles y volando el drone, para verla desde diferentes perspectivas”, comparte.

¿Será que hay muchas personas que se fijan en los árboles florecidos o en los pajaritos cantando? Sí, hay muchas. Asunción, vista desde arriba todavía es una ciudad bastante verde. Todavía.

Buenos Aires, 1993 por Martin Crespo.

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