Tener un jardín bello o un ambiente selvático dentro del hogar va más allá de lo estético o las bondades que cada especie posee. Dedicarle un momento del día al cuidado de las plantas, tiene varios beneficios que la ciencia comprobó.

En principio podemos resaltar el desarrollo de la constancia. Las plantas son seres vivos muy especiales. Verlas crecer, florecer y multiplicarse nos genera mucha satisfacción porque sabemos que están así gracias al cuidado que le damos.

Cada una de ellas tiene sus cualidades y mañas de cuidado. Algunas requieren de más riego que otras, más nutrientes o limpieza, recordar cada uno de esos pasos y cumplirlos nos da sentido de responsabilidad y genera un hábito constante que -tal vez- lo podamos trasladar a otras áreas de la vida.

Ordenar los pensamientos

A veces necesitamos de soluciones rápidas, crear o hacer una tarea que nos genera cierta ansiedad. Esto puede ser mucho más llevadero si en esos momentos de nerviosismo decidimos parar y regar las plantas.

¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?, “regar las plantas es una actividad de anclaje mental, ayuda a canalizar los pensamientos y a proporcionar un respiro, también aumenta la concentración y las habilidades cognitivas”, explica Psychreg, esto se da porque una aprende cómo funciona el ciclo de la vida de una planta y cómo cuidarla, entonces “aumenta la capacidad general para pensar científicamente.

Menos cortisol

Ayuda a reducir el estrés, incluso más que leer un libro, según una investigación publicada en The Journal of Health Psychology. Durante el estudio verificaron el impacto que tenía la jardinería y la lectura en los niveles de cortisol y la conclusión fue:

“Tanto la jardinería como la lectura condujeron a disminuciones en el cortisol durante el período de recuperación, pero las disminuciones fueron significativamente más fuertes en el grupo de jardinería. El estado de ánimo positivo se restauró por completo después de la jardinería, pero se deterioró aún más durante la lectura. Estos hallazgos proporcionan la primera evidencia experimental de que la jardinería puede promover el alivio del estrés agudo”.

Por otro lado, también se lo ha asociado con los estados meditativos. El mindfulness es estar presentes en el “aquí y ahora”; es apagar la mente de los pensamientos del pasado y el futuro, las preocupaciones y todas las tareas que hay que cumplir durante la jornada.

El riego de las plantas nos conecta con la naturaleza en todos los sentidos, si usamos este momento para apreciar física y mentalmente la actividad, lograremos - sin darnos cuenta- un estado meditativo que repercute positivamente en todo el organismo.

Grounding

Por último, si tenemos un jardín podemos aprovechar para “descargarnos”. Los expertos explican que somos “seres eléctricos” y actuamos como antenas. Esto nos brinda la capacidad de captar y emitir energía -como cuando le pasamos electricidad a alguien sin querer-.

Cuando estamos muy “cargadas” podemos sentir cansancio o desánimo y regar las plantas descalza nos puede ayudar a equilibrar el organismo. La tierra está cargada de electrones que absorbemos cuando nos descalzamos y esto, además de ser energizante, elimina los radicales libres.

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