La anhedonia es uno de los signos más comunes de la depresión, hace perder el interés y la alegría por cosas que antes nos emocionaba, incluso evita nuestro relacionamiento con los demás.
Es un término que describe la completa imposibilidad de sentir placer o satisfacción. De hecho, las personas que lo padecen no experimentan ningún tipo de deleite o goce ante algún estímulo. La anhedonia más que tratarse de un trastorno en sí mismo, forma parte de los síntomas de la depresión, adicciones, esquizofrenia u otros.
Suele presentarse como un aislamiento social, ya que la persona con anhedonia tiene muy poco interés en conectarse o conversar con otros, desde seres queridos hasta nuevos amigos. Tampoco disfruta de sus pasatiempos, ya que pierde la alegría o motivación por sus actividades habituales.
Como resultado, puede sentirse generalmente indiferente al mundo y no querer hacer nada la mayor parte del tiempo. Incluso, puede desarrollar una reducción del placer sensorial, por ejemplo, es posible que los alimentos que antes disfrutaba ya no le gustan y escuchar música dejó de brindarle placer.
Otras formas de hacerse notar es por la falta de deseo de intimidad física que expresa y la incomodidad que siente cuando su pareja lo abraza, besa o toma de la mano. Muchos hasta se critican más de lo normal y se culpan de todo lo que ocurre a su alrededor.
¿Qué causa la anhedonia?
Si bien las causas exactas de la anhedonia siguen sin estar claras, los estudios indican que la anhedonia puede desarrollarse cuando ciertas partes del cerebro involucradas en el procesamiento de recompensas y la experiencia de emociones, como la corteza prefrontal, la amígdala y el cuerpo estriado, no funcionan como deberían.
Por lo tanto, la producción de dopamina empieza a escasear, siendo esta la sustancia química del cerebro responsable de la sensación de placer. Otros factores podrían ser el uso crónico de sustancias, como el consumo de marihuana, alcohol, nicotina y benzodiazepinas.
Acontecimientos estresantes y perturbadores, como las experiencias traumáticas y el dolor por la pérdida repentina de un ser querido también pueden desencadenar la anhedonia.
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