Es uno de los principales pasos de las rutinas de belleza que reduce las posibilidades de problemas en la piel, la mantiene suave y sin arrugas.
Para no tener la piel seca es necesario realizar una buena hidratación que equilibre los niveles de agua de la piel, de manera a que la barrera protectora se vea más fortalecida y flexible.
Este paso de rutina facial permite que el rostro esté protegido de agentes externos tales como el clima, la contaminación o el propio maquillaje. Por eso, también es importante beber agua constantemente e incorporar una crema facial con SPF tanto de día como de noche.
La piel recién humectada tiene un brillo saludable que puede igualar cualquier imperfección existente, además impulsa a repararse y mantenerse saludable. Según el British Journal of Dermatology, las personas con la piel seca acumulan más arrugas en comparación a las humectadas.
Cinco beneficios de una piel hidratada
1. Luce más sana: cuando está deshidratada no es tan suave. Por lo tanto, mejorar la hidratación de nuestra piel es realmente clave para tener una piel tersa y flexible. También es importante para acabar con la piel opaca.
2. Menos grasa: la piel deshidratada hace que se vuelva más grasosa y envía una señal para que las glándulas la defiendan y produzcan más aceite, así que el cutis se mejora con ciertas dosis de hidratación.
3. No existe el acné: si la piel se vuelve más grasosa, rápidamente aparecen los acnés y estos se combaten con una buena hidratación por la mañana y noche.
4. Alivia el picazón e irritación: la piel deshidratada suele causar estos malestares, por ende, mejorar la hidratación puede prevenir estos síntomas en la piel, brindando alivio a quienes padecen afecciones sensibles en las zonas más vulnerables.
5. Retrasa la aparición de arrugas: la piel deshidratada es uno de los motivos principales del envejecimiento prematuro. Al debilitarse la piel, esta se seca y pierde colágeno, lo que acelera el proceso de envejecimiento.