Esta fobia produce una serie de consecuencias, tanto físicas como mentales, que afectan las relaciones sociales y actividades cotidianas.

Para algunos el paso del tiempo es una oportunidad y sin preocuparse cómo transcurra disfrutan el día a día con plenitud, sin embargo, aquellos que padecen cronofobia sufren con cada minuto que pasa y van desarrollando ansiedad, temor e incluso ataques de pánico.

La palabra cronofobia está formada con raíces griegas y significa “miedo irracional al paso del tiempo”. Es una condición psicológica que puede impulsar a una obsesión con el reloj y el calendario, además produce temor a envejecer y una preocupación extrema por la mortalidad del ser humano.

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Cuando nos referimos al término cronofobia, estamos haciendo alusión a un trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo irracional y exacerbado al paso del tiempo. Sus síntomas están relacionados con el pulso rápido, la dificultad para respirar y una intensa sensación de temor y angustia.

La persona que sufre de esta fobia también experimenta confusión, aturdimiento y falta de concentración. Entre los síntomas físicos y fisiológicos que pueden aparecer se encuentran: dolor de cabeza, mareo, falta de aire, sofoco, náuseas y vómitos, temblores, boca seca y palpitaciones.

Algunos especialistas consideran que la cronofobia tiene su origen en una combinación de factores genéticos y ambientales, al igual que pueden estar vinculada a otros problemas como al trastorno de ansiedad y depresión, ya que generalmente se agudiza en días o épocas concretas, como los cumpleaños, fallecimiento o aniversario de muerte de un ser querido.

¿Qué hacer cuando sentimos esa fobia?

Varios estudios demuestran que la terapia es un método eficaz para tratar las fobias, que de hecho son trastornos frecuentes. Los expertos indican que la psicoterapia es realmente útil, especialmente la terapia cognitivo conductual.

Este tipo de terapia incluye diferentes estrategias, pero la más destacada para tratar los trastornos fóbicos son los métodos de respiración y las técnicas de exposición, ya sean real o imaginada. Cuando incluye ambas técnicas se denomina desensibilización sistemática, que es cuando se expone al paciente a su miedo y a la vez se le enseña una serie de estrategias que le permiten afrontar su temor irracional.

Para este tipo de fobias, se recomienda también la terapia cognitiva basada en mindfulness y la terapia de aceptación y compromiso, que se centran en la aceptación, en el contexto y cómo el paciente se relaciona con la situación y el problema.

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