Se trata de una suave succión de la piel que promueve la circulación sanguínea del rostro, estimula la producción de colágeno y relaja la tensión muscular. Este tratamiento es uno de los más solicitados a favor de la piel y forma parte de las rutinas de belleza en todo el mundo.

También son denominadas como face cupping, que en español se traduce como copas faciales. Algunas referencias médicas destacan el uso de las ventosas para el rostro en la antigüedad China, que luego fue esparciéndose en todo el mundo para estimular el flujo sanguíneo y linfático, aliviar la hinchazón y disipar el estrés.

Esta práctica cuenta con un efecto de succión, que empuja la sangre hacia el área de la fascia debajo de la superficie de la piel, creando una nueva formación de vasos que ayuda a la regeneración de tejido.

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Las copas faciales logran un estiramiento suave para la piel, donde a través del masaje se ejerce presión sobre el tejido y se libera la tensión muscular, también promueve una nueva circulación sanguínea rica en oxígeno, que ayuda a fortalecer la piel y los tejidos conectivos. A su vez, estimula la producción de colágeno.

Las ventosas faciales al igual que otros tratamientos de belleza mejoran las características naturales de la piel al promover la formación de nuevas células sanguíneas. Además reduce las arrugas y logra que las facciones se vean más luminosas, firmes, renovadas y rejuvenecidas.

¿Cómo aplicar las copas faciales?

Es importante iniciar en cada lado de la mejilla, presionando las ventosas para crear una suave succión. Debemos asegurar que la copa esté presionada contra la superficie de la piel para lograr la aspiración.

Como cualquier masaje facial, el movimiento tiene que ser lento, llevando las copas hacia arriba y abajo en forma circular, de manera a reafirmar y esculpir el rostro. La misma técnica puede aplicarse en los pómulos y debajo del mentón. Las copas de mayor tamaño son ideales para estas zonas.

El tratamiento puede realizarse de 10 a 15 minutos, dos veces por semana. Las copas no deben quedarse quietas porque podrían dejar marcas redondas en la cara, incluso hematomas, por eso el masaje recomendado es continuo pero suave. Lo máximo que se obtiene es un sutil enrojecimiento a medida que la sangre comienza a fluir más libremente a través del tejido conectivo.

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