La cantante paraguaya Danna Meza, conocida por ser la protagonista del soundtrack oficial de la película paraguaya Leal con el corte promocional Vencer o Morir, presenta Mal Divague, un disco audiovisual y conceptual compuesto por siete canciones que en orden cronológico cuentan un pedazo de su historia.
Cada video del disco invita a sentir lo que vivió Danna en el proceso de Mal Divague, al cual considera una obra de arte que fusiona ritmos como el trap, el lo-fi y el RnB. La cantante asegura que la canción número seis del álbum es una de las más importantes, se llama QDP/La ruptura, “y representa la decisión de terminar con esa persona que nos hace mal”, dice la artista.
El disco fue realizado bajo la producción ejecutiva de Danna Meza, en tanto que la producción musical estuvo a cargo de su esposo, el productor puertorriqueño Tercero; la producción audiovisual quedó en manos de Grupo 99, y Juan Romero se encargó de la mezcla y masterización.
El disco estará disponible desde este viernes 19 de febrero en las principales plataformas de streaming.
Sobre la artista
La cantautora de 22 años se lanzó al mundo de la música con la canción Tu Secreto, que fue bien recibida por el público y le dio la oportunidad de componer el corte promocional de la película Leal. Fue telonera de Cazzu y Piso 21, y formó parte de una canción del disco La Escuela de Alexis y Fido.
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Se viene la segunda entrega del documental “Paraguay y la transición energética”
En diciembre se prevé la segunda entrega del documental “Paraguay y la transición energética”. La Nación es media partner exclusivo del material que hace una revisión de los antecedentes de la transición energética y que es único en su estilo.
El mismo fue realizado enteramente con producción local a cargo del director paraguayo Marcelo Almada y la productora Esenerg S.R.L.
Los documentalistas son el exsecretario general de la Organización Latinoamericana de Energía, sede Quito, Victorio Oxilia Dávalos, reconocido académico de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) junto a su colega consultor internacional boliviano Boris Santos Gómez Úzqueda, que además es guionista del documental, y quien desempeñó altos cargos como expresidente del comité boliviano de la Comisión de Integración Energética de Latinoamérica (Cier), sede Montevideo, también como expresidente de varias compañías eléctricas del vecino país y es autor del libro sobre energía y sostenibilidad "Señor Chairman", presentado en la Feria Internacional de Asunción 2024.
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En la primera entrega del documental se hizo un repaso por toda la industria eléctrica de Paraguay y sus perspectivas. El video en la web del documental: www.oxilia.com.py y posteado también en Youtube acumula más de 4.000 visitas. Un hito, considerando que es una película técnica de dos horas de duración.
En el episodio 2, reloaded, el documental trata exclusivamente sobre la industria eléctrica solar del país. Ambos documentalistas estuvieron ya lanzando en sus redes oficiales de Instagram: @borissantosgomezuzqueda y @victorio_oxilia pequeños avances (spoilers) del documental.
El audiovisual cuenta con la participación del concejal de Asunción Pablo Callizo, quien explica a los documentalistas las modalidades del transporte eléctrico sostenible.
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“La esencia de la música es la conexión entre el creador y el público”
- Fotos: Mariana Díaz
En este “Expresso” a puro canto y guitarreo, Augusto dos Santos recibe al cantante misionero Marcelo Gabriel, quien repasa el inicio de su carrera musical en los fogones en las estancias, pasando por sus primeros shows tras ganar popularidad en las redes y su etapa profesional en los espectáculos en vivo. En contraposición al panorama sombrío respecto a los riesgos que supone la inteligencia artificial para los derechos de autor, Marcelo Gabriel destaca las puertas que abre esta tecnología para hacer más asequibles los procesos de producción y grabación, así como los ingresos por las reproducciones a través de las plataformas.
–¿Cómo empieza lo de tu gen musical?
–Qué linda pregunta. Arranca en casa, yo traigo esto de mi papá, de su influencia. Siempre yo hago un comentario. Por más de que él haya oficialmente en la etapa que yo crecí dejado la música, la música nunca lo dejó a él porque él seguía tocando en casa. Agarraba el teclado, la guitarra, de repente un acordeón y eso me influye durante toda mi infancia hasta que un día yo no aguanto más y le digo “papá, necesito aprender”.
–Aprendiste con qué instrumento en principio.
–Mi primer instrumento fue el teclado. Papá me mostró el teclado y me dejó jugando con eso y ahí hice mis primeras armas.
–¿Cuál es la música que te formó en este camino?
–Al crecer en Misiones, en San Miguel básicamente hago mi vida, pero me relaciono con todas las otras ciudades. Y ahí hay esa conexión con el folclore litoraleño. Yo crecí entre chamamés, sambas. Me acuerdo que uno de mis mejores amigos, que se llamaba Iván, me mostraba los festivales de Jesús María. Nos juntamos en su casa a ver esos festivales. Nosotros éramos seguidores de los grandes, de Soledad Pastorutti, El Chaqueño, Quemil Yambay, Contrapunto, Generación, crecimos con ese tipo de mezcla.
–Misiones es una región extraordinaria, es la única región que tiene nombre y apellido, porque vos sos San Miguel Misiones, San Juan Misiones, San Ignacio Misiones, y el otro tema es que no solamente tiene que ver con el litoral probablemente, tiene que ver también con la cultura de estancias, donde hay mucho de eso de mezclar chamamé, chacarera y compañía.
–Es la famosa música de fogón, que se defiende con una guitarra. Imaginate que yo a estas alturas de mi carrera artística me doy cuenta de la importancia que tiene eso. El poder agarrar una gran canción, defenderla con una guitarra que suene en un ambiente así y que vos te vayas con esa canción en la cabeza. Es lo que te marca ese tipo de ambientes. Y después también te lleva a analizar que esos son los ingredientes que tiene que tener una gran canción.
PERSIGUIENDO UN SUEÑO
–Y encontraste entonces inspiración en ese contexto y después tu siguiente momento fue venir a aprender música más formal en Asunción, ¿verdad?
–En ese deseo que yo tenía de perseguir la música, como papá y mamá me veían, entonces ellos me dicen “tenés que ir a estudiar al conservatorio, no te quedes sin esa oportunidad”. Me mandan al Ateneo Paraguayo, hago cinco años del profesorado ahí. Yo salía de San Miguel a las tres de la madrugada, llegaba en el colectivo a las 7 de la mañana, tenía piano con Manuel Domínguez, a las 8 de la mañana teníamos clases de apreciación musical, estudiábamos toda la historia de la música, 10 de la mañana tenía otra materia y a las 11 práctica coral. Una cosa hermosa que me dio las oportunidades de estar ahí. Y también estudié guitarra clásica en la misma época con Violeta de Mestral, que es la que me da los dedos.
–¿Qué te parece que tiene que mejorar en la escuela de música en Paraguay?
–Yo creo que lo académico tiene que enlazarse con la parte artística del vivo, de la música en vivo. Eso es lo que siempre le reclamé a la academia.
–¿Cuáles fueron los referentes de tu vida que te marcaron?
–Yo escuchaba mucho cuando estudiaba en la Facultad de Derecho a la generación de Charly García, bandas como Serú Girán, donde estaban Pedro Aznar, Lebón y todo eso. Y eso me inspiró mucho. Y eran canciones. Yo siempre estuve muy cautivado por las grandes canciones. Y entonces me conectaba con la historia de ellos, yo me ponía a leer las biografías.
–¿Y te recibiste de abogado?
–Yo soy abogado por la UNA (Universidad Nacional de Asunción). No llegué a litigar. Tengo el título y todo eso, pero no ejercí, pero me dediqué a la música a partir de ahí.
UNA DEUDA SALDADA
–Háblame un poco de “Tengo tu mirada”, por favor.
–“Tengo tu mirada” conecta con lo que estábamos hablando. Era una deuda que yo tenía de escribir una canción para mi papá. Yo siempre tenía a mi papá en el sentimiento, pero me faltó siempre decirle “papá, te amo y te quiero mucho”. Hablábamos con lekaja, soñábamos juntos, hasta que salió esta canción que dice así... (momento musical).
–Maravilloso… Luego llega una etapa en tu vida en la que te convertiste en un personaje más público.
–Total. Yo creo que una de mis pasiones también siempre fue el ver para dónde va la cuestión. En esa época se abría internet. Y decía ¿por qué no canto y no subo esto? Después me venían los pedidos. Como veían esos videos, llegaban los pedidos. Eso me llevó a tocar a un montón de lugares. Mis primeros fans salían de esa dedicatoria y después te recomendaban otra vez.
–Luego llega la pandemia y nos arrebatan nuestra rutina. Probablemente vos mismo estabas en una etapa de crecimiento.
–Fue un momento complicado, porque nosotros veníamos tocando en eventos, habíamos tenido como una subida de shows en bodas recuerdo muy bien. Teníamos agendado todo el año, teníamos todo eso y cae. Nosotros milagrosamente nos encontramos en aquella época con Sol y dijimos “vamos a transmitir en vivo”. Yo recuerdo una siesta cuando estábamos arrancando la pandemia, conecto a Facebook y tenemos 600 personas. Y digo ¿qué tal si nos ponemos a cantar en vivo? Nos conectamos, le pusimos horario, viernes 22 horas y hacíamos un espacio que se llamaba “Viernes de peña”, donde no solo había gente de Paraguay, sino que se empezó a hacer una comunidad latina, gente de Venezuela, de toda Latinoamérica. Y tanto así que nosotros hicimos 178 ediciones de “Viernes de peña” a puro corazón, porque nos cambió la vida. Después de la pandemia toda la comunidad quería tenernos en la casa y no encontramos con las familias que no conocíamos, nos encontramos con fans, era un sentimiento hermoso.
–¿Y qué pasó después de la pandemia con la experiencia en internet?
–Creció el formato. Nosotros hemos arrancado entre dos, después teníamos ya una banda. Lo que nosotros hicimos fue ir todas las semanas a grabar al estudio y subir el video a YouTube, porque estaba explotando el canal. Entonces, teníamos el primer video que llegaba ya a 10 millones (de reproducciones).
LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
–En algún momento dijiste que uno no puede volverse fan de una IA. ¿Qué te suscita esto que está pasando en este momento?
–Yo creo que la IA viene a cambiar y a revolucionar la música. Uno, viene a democratizar la producción. Antes el quid de la cuestión era llegar a un estudio. No es lo mismo grabar en tu zona con el pibe que aprendió ayer que grabar con el productor que está nominado al Grammy. ¿Qué viene a hacer la IA? Viene a cambiar el paradigma. Te viene a decir “vos tenés la posibilidad de escuchar cómo sonaría con una producción increíble y yo te voy a dar la idea por 5 % del valor que te saldría el productor”. Eso está ocurriendo ahora ya, está revolucionando todo porque la IA se alimenta de toda la base sonora que ya existe y te tira la referencia. Entonces, a mí me llevó ahora a acelerar mi proceso creativo, de tener una canción, de decir ¿cómo sonaría esto en el estudio? De ahí trabajar con mi músico, de decirle “tomá esto de referencia, quiero que vuele tu creatividad”, pero ya avanzamos mil veces más rápido. Y sobre los artistas de IA, yo creo que no hay creación sin creador. Si no hay esa cara visible, es difícil. La esencia de la música es la conexión entre el creador y el público.
–No descarto que en 50 años más todo lo creado por el hombre sea una cuestión de nicho que va a costar más caro, pero por el momento cuesta un poco adaptarse a ver un cantante que en realidad no existe y que canta canciones que sí existen.
–Encima estamos teniendo una revolución en dos ámbitos, en el ámbito de video y de música. Y los dos se mezclan y vos no sabés cuál es real. Yo coincido contigo. Yo creo que vamos a llegar a la experiencia y la IA va a ser baratija y lo caro va a ser la experiencia humana, el que pueda llevar la experiencia humana y al contacto real. O sea, la canción puede sonar increíble en el estudio, pero si no la podés defender en vivo, te quedaste hasta ahí. Ahora vos podés crear una canción en fracción de segundos, pero también cómo llevar esa canción al mundo vivo va a ser el gran tema.
UN OFICIO A TIEMPO COMPLETO
–Quería preguntarte ¿cómo ves el negocio de la música y si es posible vivir de ella?
–Yo recuerdo bien que le dije a papá “estoy ganando la plata en esto”. Me acuerdo de cuando arrancaba, le dije que tengo la intuición de que acá hay algo que es grande. Tanto así que me encuentro un día con una frase de Quincy Jones que dice ¿cuál es el producto que está colocado en todos lados y sonando al mismo tiempo? La música, en el súper hay música, al acostarse hay música, está en todos lados. Entonces, yo ahí digo “es cierto, la música está en todos lados”. Tengo que aprender de este negocio. Ahí aprendo todo el negocio de la distribución digital, de los derechos, de lo que son los derechos del autor, de los negocios de publishing. Me puse a estudiar, hice todo un curso ahí. Entonces dije “bueno, si quiero vivir de esto, tengo que entenderlo al 100 % y desarrollarme”. Ahí es que yo aprendo a desarrollar el catálogo, me doy cuenta de que estamos en el mejor momento de la música.
–¿Por qué?
–Porque digitalmente el control de la música es mucho más eficiente que antes. Antes tenía que hacerse por monitoreos de repertorio de dónde sonaba. Ahora si vos escuchás mi música, un fragmento, me llega a mí el centavo de dólar. Significa que me escuchan allá en Tanzania y me va a llegar el centavo de dólar. Entonces vos recogés de todos lados y ese es el negocio. El mundo digital cambió todo. Entonces, ahí yo empecé a vivir en la música, también de decir “esto que construí en el tiempo de las grabaciones que hice, lo que yo invertí ahí, me tiene un retorno en el mundo digital” y por eso también te da la gana y la pauta de desarrollarte como artista. Porque es una inversión increíble. Vos estás trabajando en grabar en estudio, en hacer audiovisual, toda una producción que te sale también. Entonces, la respuesta es sí, se puede vivir en la música.
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Berta Rojas: “La guitarra transita un camino que es el de la vida misma”
La destacada guitarrista paraguaya presentó esta semana un material que contiene un álbum, un libro, una app y un documental, siguiendo los pasos de la guitarra en Latinoamérica.
- Por Jimmi Peralta
- Fotos Jorge Jara y gentileza
La pregunta por la identidad la ejercitan los individuos, las sociedades y en particular sus artistas y, si bien la respuesta que ella requiere está sujeta al tiempo presente, ya que la validez de ese decir no subsiste más allá del instante por culpa de la permanente transformación del ser, la historia es la herramienta en la que los exégetas de las culturas y del inconsciente se apoyan para esbozar el decir que narra el qué somos, cómo somos, y con quiénes tenemos sustratos comunes, a partir de decir quiénes fuimos.
Una vez más la guitarrista paraguaya Berta Rojas formula una respuesta a la pregunta de la identidad, esta vez fusionando lo que fue la música latinoamericana y lo que es. A través de la evolución histórica y el transitar geográfico del instrumento que abrazó hace varias décadas, muestra su respuesta y su interpretación sonora y musical a aquella pregunta, que en esta ocasión más que nunca es puesta en la primera persona plural.
NUEVO TRABAJO
“La huella de las cuerdas” es el nuevo trabajo de Berta, un recorrido por el territorio físico y musical de América Latina que se narra en 10 pistas más un bonus track, donde la historia, la tradición y la creación contemporánea son expresados mediante la participación de 17 artistas invitados. Esta nueva producción de Rojas, que sucede a “Legado” (2022), conquista nuevos formatos, e incluye un documental, un libro y una aplicación.
“La huella de las cuerdas” expone en diálogo con la guitarra a su familia sonora que tiene raíces en el continente, como la guitarra barroca, la vihuela, la huapanguera, la jarana huasteca, el cuatro, la bandola andina, el charango peruano, el bandolín, el guitarrón chileno, el ronroco, el cuatro venezolano y el triple colombiano. Berta Rojas conversó con La Nación sobre este nuevo proyecto que documenta la historia y la música del continente con músicos u obras de todo su suelo.
–Este trabajo conlleva transitar por la avenida de la investigación y la historia, y por el carril de lo tecnológico y actual, ¿cómo abordaste esta dualidad?
–Es natural expresarse desde la conjunción de las cosas que nos apasionan. En mi caso lo son la historia, la musicología, y, por supuesto, la tecnología que, usada para el bien, cuántas cosas hermosas puede producir. Transité muchos caminos. En un tiempo dirigía el Festival Iberoamericano de Guitarra en Washington DC con el Smithsonian. En el afán de representar la mayor cantidad posible de países y sus músicas me encontré a menudo con instrumentos que eran primos y hermanos de la guitarra. Representando la música de Brasil presentamos a Hamilton de Holanda con el mandolín, para hacerlo con Perú, estuvo Federico Tarazona con el charango, y la curiosidad por saber más de estos instrumentos me acompaña desde entonces. Antes, había conocido personalmente a don Jaime Torres. Esos caminos ya no se cerraron para mí: hoy los puedo volver a transitar a través de “La huella de las cuerdas”. La tecnología también siempre estuvo. Hicimos el Barrios WWW Competition, el primer concurso de guitarra online desde Paraguay.
EL GUION
–¿Concebiste el proyecto como un álbum documental? Si fue así… ¿Cómo narrarías tu guion, los pasos de esas cuerdas que dejaron y dejan huellas en el continente?
–Hagamos este ejercicio: pensemos en una lira, 3 mil años antes de Cristo. Imaginemos un laúd mesopotámico de mango largo, otro de mango corto… Imaginemos un laúd cóptico egipcio, una pipa en China, una veena en India, un ud que entra a la península ibérica con la invasión árabe, y es la antecesora del laúd, que fue el instrumento de moda en toda Europa desde el Renacimiento. Pensemos en la vihuela que es la respuesta ibérica a ese mismo laúd, e imaginemos que esa vihuela, que daría lugar a la guitarra barroca y finalmente a la guitarra, es la que cruza el Atlántico. Queda inventariada en 1523, registro encontrado por la musicóloga Jania Sarno. Después de múltiples transformaciones, esa cuerda pulsada cobra su propia vida en nuestra América, generando a su vez múltiples instrumentos que guardan las voces vírgenes de este continente… al decir del mismo Mangoré. Te das cuenta de que el relato es, quizás, el mismo de la humanidad, en constante transformación, en constante viaje, migrando eternamente. La guitarra transita un camino que es el de la vida misma. Ese es el guion de este relato. “Somos de todos lados un poco, y de ninguno del todo”, como bien expresara Drexler.
–Proyectos grandes como este, por lo general, no se hacen cuando se quiere, sino cuando se puede. ¿Qué cosas dentro de vos hicieron que se pueda ahora?
–Me tomé un año para reformularme después de “Legado”. El impacto había sido grande, y necesitaba disfrutarlo, saborearlo y, sobre todo, descansar. Cuando estuve lista para abrazar un nuevo proyecto, le llamé a Popi Spatocco y Sebastián Henríquez porque sabía que con ellos quería trabajar. Si hacés equipo con gente de buena madera, solo podés crecer con ellos. Por suerte dijeron que sí. La siguiente llamada fue a Clau Bobadilla (Itaú), que siempre me dice “vos soñá nomás, Berta querida, aquí estamos siempre para apoyarte”. No fue diferente esta vez. Sumamos a Celeste Prieto, la gran maestra del diseño paraguayo, y ahí ya teníamos la matriz de este proyecto. Se sumaría Noe Armele, con su genialidad para darnos el apoyo visual. Entonces, la idea, los tiempos, el equipo, y la certeza de que estábamos haciendo un proyecto que nos invitaba a crecer fueron la fórmula para que este trabajo fluyera de esta forma. Casi como en efecto dominó, cada pieza fue cayendo en su lugar, casi como si tuviera que ser…
–Usando metáforas musicales, de colores, de paisajes, o de cualquier forma… ¿podrías contarnos desde tu mirada cómo son la música festiva y la música melancólica de nuestro continente?
–Como los colores centroamericanos: la salsa; y como la grisura rioplatense: la milonga o el tango. Así mismo.
VOCES DE AMÉRICA
–¿Este disco lo pensaste en diálogo con quién?, ¿contigo misma?, ¿con la industria? o ¿es un diálogo entre latinoamericanos?
–Son todas esas búsquedas en realidad. Una se descubre en la interacción con otro que acepta el desafío de recibirte. Lo producido en ese encuentro habla de lo que somos, de lo que traemos con nosotros y lo nuevo que creamos en ese diálogo. Llegamos a algo que es nuevo para ambas partes. Y lo grabamos para que llegue a un tercero que escucha, lo recibe y lo hace suyo. Y es, finalmente, nuestra América que canta en las voces que nuestros instrumentos nos prestan.
–Ante esta producción enorme y desafiante, ¿cómo te sentís y cómo este disco representa tu ser actual?
–Este trabajo solo fue posible porque sumamos miradas de gente que ama la música tanto como para haberle puesto dos años de innumerables encuentros virtuales, horas de escucha y análisis de variables posibles. Este trabajo representa las pasiones que me motivan: la historia, la musicología, las cuerdas pulsadas y sus cultores, y las amistades que la música posibilita. Este viaje para hacer música en el mismo espacio compartido, desafiando distancias y aceptando que estar en presencia de otro, jamás puede ser reemplazado por la mejor tecnología. Espero que refleje este momento de mi vida, sé íntimamente que así es. Con mis fragilidades y certezas, todo está en “La huella de las cuerdas”.
APRENDIZAJE
–Al concluir los estudios de las obras y las grabaciones… ¿qué cosa nueva aprendiste in situ de la música de este continente que excedió a tu formación académica hasta ahora?
–En Chile me encontré con el guitarrón chileno. Una verdadera catedral de madera sonora con 25 cuerdas. En su tapa luce dos puñales que retratan el duelo poético de los payadores que acompaña el instrumento, y un espejo para que el maligno se mire, se asuste de su propia imagen y se vaya por donde vino. ¿Decime si hay otro instrumento que encierre tantos relatos en su forma? No hay escuela clásica que te hable de él. Y es, sin embargo, la guitarra clásica, respetuosa de estas tradiciones, la que va a su encuentro, le pide permiso para acercarse. Y a partir de este deseo de hacer algo que nunca hizo, surge “Tierra mía”. El aprendizaje es, entonces, ese atreverse. Porque desde el respeto y el cariño, solo algo hermoso puede surgir.
–Calculo que gran parte de los tipos de instrumentos que suenan en el disco ya los hiciste sonar anteriormente. En esta experiencia, ¿qué instrumentos específicos te sorprendieron, sedujeron, conquistaron y por qué?
–Destaco el trío andino colombiano, con el tiple, la bandola llanera, y la guitarra que representan los Hermanos Saboya. Un trío colombiano que suena como si fueran un solo instrumento. Con ellos, tocar es casi como sonar a dúo. Completamente seducida por la perfección que sale de sus manos, y el amor y respeto con el que trabajan. Un capítulo aparte es Jorge Glem, quien canta, armoniza, y percute en ese instrumento pequeño que es el cuatro venezolano que en sus manos venezolanas pareciera tener el tamaño de una orquesta. Y paro aquí porque cada intérprete del disco es un universo en sí mismo…
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Gaia: “No tenemos nada que probarle a nadie”
Diego Serafini habló con La Nación del Finde respecto de la banda, la fórmula creativa para el flamante disco y del sello sonoro del proyecto que lidera.
- Por Jimmi Peralta
- Fotos: Gentileza
La agrupación paraguaya de rock Gaia presentó hace algunas semanas su más reciente material fonográfico. Se trata de “Dopamina”, el séptimo álbum del proyecto que cuenta con nueve canciones, entre las que se destacan los cortes de promoción “Ella baila”, “El salto”, “Dopamina” y “Ella es”. El material, producido por Diego Serafini en su estudio Supernova, explora la sonoridad orgánica en la sinergia de la interpretación, al ser registrado el core del disco de manera simultánea.
Con 25 años de trayectoria, la banda apuesta en su desarrollo a través del compromiso que le pone a su propia propuesta, su sonido y temática. “Dopamina” es un disco en donde el ritmo ocupa un papel importante y es producto del trabajo de la banda y la participación de amigos músicos como Paolo Serafini, Sebastián Elizeche y Abril Casco.
La formación está compuesta actualmente por Tito Bustamante (batería), Javier Ramos (guitarra y voz), Fernando Samaniego (guitarra), Jorge Chamorro (bajo) y Diego Serafini (guitarra y voz), quien habló con La Nación del Finde sobre el proyecto y el flamante disco.
TRAYECTORIA
–¿Qué buscabas al empezar Gaia? ¿Qué encontraste y cómo respondiste a eso? ¿Qué buscás ahora en el proyecto o mediante él?
–Cuando empezamos, yo creo que todos estábamos más que nada buscando una forma de sacar la música que nos salía en ese entonces, con todo el ímpetu de la juventud y, sobre todo, sin dudar de que en este país era posible lograr algo como artistas. Hoy en día, con Gaia siento que “no tenemos nada que probarle a nadie” y por lo tanto el arte que hacemos es mucho más “despreocupado”, por decir de alguna forma. Lo que sí buscamos es dejar una huella en la historia de la música en nuestro país.
–¿Podrías citarnos y comentarnos tres momentos claves de la banda en estos años?
–Voy a ir de adelante para atrás… El primero sería, justamente, la salida de nuestro séptimo álbum, “Dopamina”, que nos permitió hacer una suerte de renovación de compromisos con la banda y darnos cuenta de que aún sigue valiendo la pena hacer música como Gaia. El segundo momento podría ser el video de nuestra canción “Adicto” que, a pesar de salir casi 3 años después del álbum que incluía ese tema, nos catapultó de una manera que no esperábamos en ese momento. El tercero debe ser indefectiblemente haber abierto el Pilsen Rock 3, un show que fue histórico y que también nos hizo ver cómo estábamos como banda para el público… toda esa gente coreando nuestras canciones. En esa época, no teníamos forma de medir el impacto real de lo que estábamos haciendo…
–¿Qué cosas cambiaron en la banda, sea por miradas personales, por integrantes o propósitos?
–Además de los integrantes, que a esta altura ya fueron bastantes los que fueron rotando, una de las cosas que cambió hace un tiempo fue la dinámica del trabajo de la banda, y no precisamente el musical, sino el “administrativo”, ya que llega un momento en que es muy difícil que todo eso recaiga en una o dos personas. Entonces, eso le da a la banda más responsabilidad compartida y mejor entendimiento de cómo funcionan ciertas cosas. También la visión en cuanto a “cuál va a ser la música que vamos a hacer en el siguiente material” va cambiando constantemente, porque eso hace eliminar la monotonía y nos hace desafiarnos a nosotros mismos para no repetirnos.
EL ÁLBUM
–¿Cuál es la intención, concepto, búsqueda o necesidad que lleva al surgimiento de este álbum?
–Este álbum empezó a gestarse en la pandemia, pero en ese entonces tuvimos el último cambio de integrantes que sufrimos, y eso paró todo. Veníamos arrastrando ese trabajo. Menciono esto porque fue el disparador en cierta forma de que sacar el álbum sea una necesidad imperiosa que teníamos que concretar inmediatamente. Eso le dio inmediatez, crudeza y espontaneidad. También por eso en un momento decidimos hacerlo todo nosotros, sin depender de nadie, además de grabarlo en vivo. Es decir, toda la parte instrumental se hizo con los 4 instrumentos tocando al mismo tiempo en el estudio, incluso hay errores que quedaron en las tomas elegidas.
En cuanto al título del álbum, fue la última canción a la que le pusimos letra, y ahí hizo “click”, porque es un concepto muy de lo que estamos pasando hoy en día como seres humanos… todo inmediato, y luego a lo siguiente, sin disfrutar del presente, todo muy vertiginoso, como una droga.
–Se puede decir que en “Dopamina” hay algo de crítica social. ¿Qué preocupaciones despiertan ese tipo de contenido en las letras?
–La crítica social siempre es algo que nos inspira, tal vez no escribiendo literalmente, pero sí desde una posición de expresar lo que sentimos respecto a las problemáticas que nos rodean hoy en día, sean relacionadas con experiencias más personales, o hechos que vivimos no tan de cerca, pero que son realidades de las que nos pareció pertinente hablar en las canciones.
DE TIPS Y YEITES
–¿Cuál es tu relación con los tips y yeites a la hora de componer y producir? ¿Los buscás, tratás de evadirlos, creás nuevos y consolidás los tuyos?
–Como punto de partida, siempre trato de no repetir nada. Y si lo hago, es involuntario, porque me parece mucho más interesante que siempre tengamos un “lienzo en blanco” para ponerle colores nuevos o, al menos, nuevas combinaciones de esos colores. Tal vez lo que sí hago es que trato de encontrar nuevas maneras de usarlos, sin que parezcan gastados o repetidos. Es algo que detecto en mucha de la música de hoy… la mayoría es poco original o repetida…
–¿Cómo te relacionás con toda la data que proveen las plataformas respecto al consumo de la música a la hora de componer y de producir tu propio proyecto?
–Es difícil no ver esos números, pero tampoco es una obsesión o una regla. Ya estamos en un momento de nuestra carrera donde hacemos la música que nos sale, que nos gusta, lo mejor posible y con todas las ganas. Como había mencionado, a esta altura no necesitamos probar nada, se trata solo de expresarnos como músicos… y creo que cuando lo encarás así, el resto viene solo, tarde o temprano.
PRODUCCIÓN
–¿Cuál fue el flujo de trabajo para la producción de este disco?
–En un principio íbamos a trabajar con un par de productores locales, pero después eso frenó un poco el avance, entonces propuse aprovechar nuestros propios recursos, y ver si la banda estaba cómoda con la idea de que yo produzca este álbum, ya que tenía un concepto de sonido muy claro desde que las canciones comenzaron a aparecer en los ensayos. Todos estuvieron de acuerdo y logramos concretar algo que nos gusta mucho.
–¿Cómo integraste el equipo y las colaboraciones en ese marco?
–En todo momento y, como en todos los materiales anteriores, salvo una o dos excepciones, siempre busco la colaboración en la composición con los demás integrantes… “Dopamina” no es excepción. Hay por lo menos una o dos canciones que tuvieron su puntapié inicial en uno de los cinco integrantes que después fuimos trabajando para darle forma entre todos y llevarlas hacia un concepto unificado.
–¿Qué relevancia tiene lo rítmico en este disco, en particular desde las guitarras? ¿Cómo se da ese casi sello que suelen tener con la armonía que en algún momento siempre rompe lo diatónico y después vuelve?
–Lo rítmico, para mí, siempre tiene un peso gigante en las producciones en las que participo, ya que es lo que marca el pulso o el “groove” de una canción, sea desde el instrumento que sea. Es lo que te hace mover la cabeza, o los pies, o el trasero… dependiendo de cómo esté conceptualizado. Y en el caso de las guitarras, efectivamente, este álbum es más “marcado” rítmicamente que los anteriores. El sello de las armonías que van y vienen es como el ADN de Gaia, es lo que nos permitió conseguir un sonido bastante reconocible y es algo que no hacemos conscientemente, pero que siempre aparece en alguna forma en las canciones, es decir, se da naturalmente, no es algo estudiado.