La Fiesta Sorora es un festival creado por músicas de la industria con el fin de ofrecer un espacio alternativo a los proyectos femeninos que no figuran en los carteles de los festivales más importantes del país. Hablamos con sus creadoras.

Texto: Micaela Cattáneo @micaelactt

Fotografía: Cristóbal Núñez, Patty Latorre (@rudaromero) y Juliette Caballero (@juliettecaballero)

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Hay café sobre la mesa y eso significa que hay también un motivo para tomarlo. Es lunes y la cafetería de El Granel es el punto de encuentro. Allí, pasadas las 18, están reunidas las músicas Rocío Robledo y Paula Rodríguez, las comunicadoras Alejandra Vázquez y Pamela Ruiz Díaz y la diseñadora gráfica Jessica Rivas. La cita es para hablar sobre el proyecto que las unió: la Fiesta Sorora, el festival hecho por y para mujeres artistas.

“¿Dónde están las chicas?” interviene Jessica Rivas como respuesta a una de las preguntas que surgen durante los tres cuartos de hora de entrevista. Su cuestionamiento hace referencia a la nula o limitada inclusión de proyectos musicales femeninos en los carteles de los principales conciertos del país.

Fue la cantautora Rocío Robledo, integrante del grupo Las Conchas sin Mar, quien planteó el debate en su cuenta de Facebook tras enterarse de que había solo una mujer en el line up de la edición pasada del festival de rock de una importante marca de cerveza. La inquietud siempre estuvo en ella y en otras artistas de la escena, pero esa vez decidió hacerla pública.

“Le dije a Paula (Rodríguez) que teníamos que hacer algo al respecto, porque sentí mucha hostilidad en redes sociales al plantear que las mujeres necesitamos más espacios. Entonces, para mí, una forma de hablar, de exponer el discurso, era haciendo. Por eso hicimos el festival, para mostrar la cantidad de artistas que hay en la música”, cuenta Robledo.

La primera Fiesta Sorora se realizó en febrero del 2019, en el centro cultural La Chispa. Allí se presentaron más de 40 artistas de diversos géneros y generaciones, entre ellas Lizza Bogado, Missmaella y las California Super Stars —la primera banda de mujeres del país—, entre otras. “Quisimos hacer un evento que esté al nivel de los grandes festivales, donde participen mujeres líderes de proyectos colectivos o solistas e impulsar a que las chicas empiecen a profesionalizarse más en la industria”, explica Paula, integrante del grupo Evas.

Fiesta Sorora tuvo su primera edición en el Centro Cultural La Chispa. Foto: Cristóbal Núñez

Ruiz Díaz coincide en que el festival es un disparador, un motivo para trabajar más y mejor por un proyecto artístico. “Sorora es una inspiración para las artistas, porque si existen los espacios, las chicas quieren estar, se movilizan y le prestan más atención a su gestión y producción. Como dice Paula, se profesionalizan,”, comenta Pamela.

Para el primer festival lanzaron una convocatoria de voluntarias y encontraron 24 aliadas para organizar el evento. Desde audiovisualistas, fotógrafas hasta sonidistas, todas se sumaron para apoyar la causa. Hicieron lo mismo para el segundo festival, realizado en noviembre pasado en el centro cultural Juan de Salazar y protagonizado por el dúo colombiano La Múcura. “Este último fue un concierto más pequeño. Queremos hacer una producción grande y otra más chica durante el año, además de ciclos y talleres, para promocionar todos los proyectos y mostrar la variedad de estilos”, señala Robledo.

Alejandra Vázquez llegó al grupo después de vivir la primera edición de Sorora como público. En el café, sentada en una de las esquinas de la mesa y con una pierna accidentada en reposo sobre una silla, cuenta qué le llamó la atención en aquel festival. “Fue una experiencia hermosa. Escuché bandas que no conocía y el público era tan diverso y estaba realmente interesado en disfrutar del momento. Se cuidaban y ayudaban entre todos. Fue una fiesta artística, cívica y de inclusión. Y la pregunta que me hice ese día fue: ¿por qué estas bandas o artistas no están en los circuitos comerciales?”, recuerda.

Desde ese festival, todas las que están detrás de la iniciativa definen a Sorora como un espacio en construcción. “Queremos que sea una comunidad en la que el público forme parte y así seguir creando alternativas donde la música, el arte y la inclusión estén presentes”, resume Robledo.

Lo que pasa en la industria

Paula, a lo largo de su carrera, escuchó frases machistas como “tocás muy bien para ser mujer” o “pensé que era un hombre el que estaba tocando”. Incluso, de sus años de estudio en el conservatorio, recuerda que en los pasillos se hablaba sobre alumnas que desertaban las clases por acosos de algún profesor. Al respecto, Rocío también se refiere: “A mí una vez me convocó un maestro de la música porque me dijo que quería ayudarme, y su ayuda consistía en que había alquilado una habitación de hotel. No me pasó solo a mí, sino a muchas chicas”.

Como artistas conocen al dedillo los obstáculos a los que se enfrentan en la industria local. “La traba que tienen en general los artistas, no solo las mujeres, es la necesidad de profesionalizar su trabajo. Lo que para nosotras también es importante plantear es que a la mujer, que de por sí cumple otros roles en esta sociedad, le cuesta mucho más dedicar un tiempo a esa profesionalización, porque son madres o porque de jovencitas tuvieron que abandonar sus carreras por acosos o por falta de permisos para ir a los ensayos”, dice Rocío.

La cantautora Rocío Robledo, una de las organizadoras del festival.

Alejandra agrega que la principal barrera es el contexto histórico, social y político, porque en cualquier carrera a la mujer le es más difícil llegar a una posición de poder y autonomía. “A eso sumémosle que tenemos una industria todavía muy conservadora y con muchos prejuicios hacia las bandas de chicas o solistas”, comenta.

Robledo expone que la intención es visibilizar cuán importante es otro tipo de mirada hacia el arte de las mujeres. “Y eso hablándole a los productores y a los que manejan la industria, porque no puede ser que los parámetros sean los mismos cuando la sociedad nos exige un montón de otras cosas y no tenemos las mismas condiciones. Ese es el mensaje político detrás de esto”, expresa.

Para ellas, después de casi un año de la primera edición del festival, el discurso se escucha más fuerte en la música. “Siento que a partir de Sorora las chicas se sintieron más empoderadas para ir a conquistar espacios”, destaca Vázquez. “Creo que se abrió el debate; yo tengo seis jefes que son una de las cabezas de la industria y hace poco nos sentaron y dijeron: ustedes propongan quiénes van a estar en este evento”, relata Jessica.

La Ley de Cupo Femenino, promulgada en Argentina el año pasado, es una inspiración para las artistas paraguayas ya que con ella está garantizada la participación del 30% de mujeres en las grillas de los recitales del vecino país. Otra iniciativa a nivel regional que las motiva es Satélite Lab, una red latinoamericana que nuclea a productoras mujeres de la industria, y de la cual Pamela forma parte.

Allí, recopilan los datos de las mujeres músicas de América Latina para presentarlas al mundo. “Creamos una gran base de datos para decir: estas son las chicas de la industria”, destaca Ruiz Díaz. Rocío adelanta que vienen charlando sobre replicar esta gestión a nivel local para conocer a todas las artistas y saber cuántas son, ya que no existen estadísticas al respecto.

La segunda edición grande de la Fiesta Sorora está prevista para agosto de 2020, para la cual ya está confirmada la presentación de la cantante argentina Barbarita Palacios, gracias a los fondos obtenidos de Ibermúsica. “Queremos aliarnos con artistas del interior del país, descentralizar Asunción e ir a hacer conciertos fuera de la capital”, menciona Robledo sobre las ideas para este año.

La tertulia llega a su fin y cada una busca las palabras exactas para definir lo que significa la Fiesta Sorora. Jessica considera que es un deber y compromiso para con las artistas que viven desde hace años la falta de leyes en la industria; Paula y Rocío lo ven como una responsabilidad con las futuras generaciones; y Pamela como un espacio seguro para el intercambio de roles.

“Yo las admiro”, dice Alejandra. Y continúa: “Porque a la par que siguen trabajando en sus carreras, buscan espacios para otras, y eso es tener conciencia. Hay una frase en la tercera temporada de la serie Atypical que dice: “si tenés corazón, sos político”, y yo creo que Sorora tiene mucho corazón, por eso es político, pero desde el mejor lugar posible”.

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