Texto: Matías Irala

¿Cómo crear un proyecto musical de chicas con éxito? Agarrar un tazón, mezclar un poco de la esencia cuasi pederasta de Lolita, de Navokov, una estética escolar digna de cualquier manga/anime y dos adolescentes atractivas cantando canciones de amor, con algún que otro “fan service” entre las canciones y el jolgorio voyeurista de toda una generación de jóvenes y adultos.

Pero más allá de la polémica, ¿había material detrás de toda la parafernalia? La respuesta es sí, bastante. 200 KM/H in the Wrong Lane es un disco actualmente catalogado como de “culto” en la esfera pop, si reparamos en la línea musical del álbum —que estaba más cerca de las bases de electrónica de la escena underground de Europa del Este— y en unas chicas que competían con una edulcorada Britney Spears, a base de percusiones industriales, mucho más cerca del sonido oscuro de bandas como Prodigy, que del de la autoproclamada princesa del pop.

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Y a pesar de que tiempo después, descubrimos que la exploración de la libertad a través del erotismo pueril de las vocalistas era un timo pop creado por el psicólogo y manager Ivan Shapovalov (la mejor estafa musical hasta la fecha) se debe reconocer 200 KM/H in the Wrong Lane como un material que marcó profundamente la primera década del nuevo milenio, gracias a su performance revolucionaria y curiosa mezcla musical.

Canción necesaria: All the things she said, por convertirse en un himno para señalar esa fase entre el despertar sexual y el melodrama sentimental que supone el primer amor.

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