Texto: Matías Irala

En los años 80, ningún niño o adolescente descartó la posibilidad de soñar con un automóvil capaz de trasladarse solo, generar conversaciones interesantes y lograr saltos increíbles, gracias a series como El coche fantástico o Transformers. Hoy la realidad supera a la ficción y la industria automotriz proyecta unidades con capacidades cercanas a las cualidades de los vehículos de las viejas series animadas estadounidenses. ¿Lograrán estos vehículos contar con razonamiento propio?

Michael Knight fue el propietario de KIIT, automóvil con inteligencia artificial capaz de hablar e interactuar a niveles sorprendentes bajo el formato de un Pontiac Trans AM del 1982 en la serie The Knight Rider, conocida en Latinoamérica como El coche fantástico. Grandes y chicos quedaban fascinados ante las destrezas realizadas por KIIT, convirtiéndose en el blanco favorito de la industria del entretenimiento, que fantaseaba con las propuestas logradas por la cultura de la ciencia ficción.

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Pero el coche fantástico no fue el único que aterrizó en la época colorida de los 80 para alimentar la imaginación automotriz en la pantalla. El Delorean DMC 12, un auto ficticio creado por el Doctor Emmet Brown en la trilogía de películas Volver al futuro se convirtió en uno de colección. Con sólo pulsar el acelerador y llegar a 88 millas por hora, el Doctor Emmet y su compañero Marty Mcfly lograron viajar en el tiempo.

Si algo nos enseñó la televisión es que si sos un superhéroe pero no tenés poderes, podés ser como Batman e invertir en un automóvil Sedan en forma de murciélago. La fama del clásico Batimovil de la serie de 1980 logró que en la actualidad varias marcas lanzaron replicas exactas que rondan los 200.000 dólares.

Si pensamos en las posibilidades que la industria del entretenimiento generó a partir de las diferentes variaciones de los automóviles, definitivamente más de algún adulto optará por la idea de contar con un Optimus Prime de la serie Transformers en su cochera. El líder de los Autobots se transformaba a partir de un auto deportivo en un robot de armas que temer.

La carretera del pasado hacia el futuro

Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la política automotriz influyó en gran medida en las marcas de modo a que lanzaran una serie de vehículos con el título de Concept car. La necesidad por innovar, apostando a automóviles futuristas, con cualidades similares a las aeronaves, fue la base ideal para buscar mayor velocidad y tecnología en el desenvolvimiento de los coches.

El primer automóvil conceptual data del año 1934 bajo el nombre de Peugeot 402 1940. Creado por el ingeniero Jean Andreau, pretendía mejorar el ya existente modelo 402 con cualidades mucho más adelantadas en materia de diseño y aerodinámica. Contaba con una llamativa aleta “Delfín”, que servía de estabilizador y a su vez otorgaba una silueta única.

Superando ampliamente al original 402 en materia de aceleración, llegando a 140 km/h, Andreau redujo a un tercio el consumo del combustible. Una anécdota de la época revela que si el diseñador lograba incrementar el número de kilómetros por hora, recibiría una retribución económica bastante alta, lo cual lo motivó a trabajar en un motor equipado de 8 cilindros que finalmente descartó por cuestiones de factibilidad industrial.

La fabricación del Peugeot 1940 no pudo realizarse debido al inicio de la Segunda Guerra Mundial, que imposibilitó la elaboración comercial de este modelo. Solo existieron seis unidades de prueba que en su mayoría terminaron siendo destruidas.

El Packard Predictor, bautizado como El auto de los sueños, sale a luz en el año 1956. Contaba con unos parabrisas delanteros de diseño panorámico, doble faros ocultos por una capucha eléctrica y un cambio electrónico. El sello del Packard Predictor era la nariz respingada de la parte frontal y la novedad que suponía los asientos acolchados y reversibles.

El mercado americano siente una obsesión por el diseño de aviación a finales de los 50, lanza numerosas representaciones orientadas a este estilo siendo el Cadillac Cyclone 1959 el primer automóvil producto de esta fiebre. El Cyclone se caracterizaba por contar con un motor de propulsión que lograba un desempeño estelar, sus conos frontales estaban equipados con un radar para evitar accidentes. Se realizaron pocas reproducciones de este modelo.

Chrysler Turbolife fue el automóvil que prometió llevar a los conductores a una experiencia “planteada para el futuro”, como mencionaron sus creadores a los medios de comunicación. Diseñada por la compañía Ghia en el año 1961, el extravagante modelo lucía un gigantesco alerón horizontal capaz de variar su inclinación como si se tratase de un freno de aire similar a las utilizadas por los aviones. El techo del coche se elevaba por completo gracias a dos brazos hidráulicos, contaba con iluminación interna propia y tres faros para orientar al conductor durante la noche.

El Chrysler nunca llegó a comercializarse debido a que las turbinas lanzaban una gran cantidad de óxido nitroso e hidrocarburos bastante nocivos para la atmósfera. El proyecto no superó los inconvenientes legislativos, por lo que se decidió paralizar por completo el emprendimiento.

La famosa marca BMW lanza en el año 1972 el BMW Turbo bajo un marcado estilo italiano. Puertas de alas gaviota enaltecían el aspecto futurista de este prototipo que además contaba con un motor de cuatro cilindros, capaz de llegar hasta los 264 de velocidad máxima. Sólo se realizaron dos prototipos que nunca se comercializaron.

En los 90, la presión por la llegada del nuevo siglo obligó a que varias marcas siguieran persistiendo en su búsqueda por adelantar las capacidades de los automóviles. BMW lanza su modelo Nazca, causando furor debido a su estructura hecha en base a fibra de carbono y un parabrisas que se extendía por todo el coche, permitiendo una visibilidad de 360 grados. Al igual que su antecesora del 72, contaba con puertas en forma de alas. El Nazca nunca salió a la venta pero sus características fueron posteriormente implementadas para otros modelos de la compañía alemana.

¿Hacia una era sin conductores?

Resulta decepcionante que aún en pleno 2019, la posibilidad de contar con un coche inteligente como KIIT a nuestro alcance, no sea más que un espejismo del coqueteo de la realidad con la ciencia ficción de los 80.

¿Seremos testigos alguna vez de la existencia de automóviles inteligentes?

Recordemos que Google ya había experimentando con coches autómos en el estado de Nevada. El “auto google” se caracterizó por usar cámaras, sensores láser y de radar, localización GPS y una buena dosis de computación.

En Argentina, en el año 2015, fueron lanzados dos prototipos de automóviles sin conductores de la mano de la empresa Space Ai. Los vehículos autocomandados fueron creados en la capital porteña y financiados por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

En el 2017 se dio a conocer Waymo, el vehículo de la compañía independiente Alphabet Google, la cual realizó en el estado Arizona una serie de pruebas con autómoviles autónomos en la carretera, demostrando con gran efectividad que la idea de móviles inteligentes no es descabellada.

Y recientemente, BMW y Daimler anunciaron que están trabajando en móviles autónomos. Ambas empresas alemanas destacaron que buscan crear tecnologías que permitan un aumento también de la seguridad de los usuarios, a partir de la creación de coches inteligentes.

El futuro automovilístico dibuja un panorama que permitirá facilitar nuestra movilidad, pero además se enfrenta a grandes debates éticos y humanistas respecto a la transición de la sociedad hacia el uso de máquinas con capacidades independientes.




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