Recorrimos parte del barrio Loma San Jerónimo en busca del lugar al que todos quieren ir: Ko'ape Mirador Bar.

Por: Micaela Cattáneo

micaela.cattaneo@gruponacion.com.py

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Fotos: Agustín Acosta

La noticia “voló”, como comúnmente se dice. La apertura de un bar en el conocido mirador del barrio Loma San Jerónimo, de la noche a la mañana, estuvo en boca de todos. “Voló” como un chisme que recorre a la velocidad de la luz; como un avión que acelera en la pista ante de su despegue; como un maratonista en la carrera más importante de su vida. Y es que no todos los días vemos a Asunción desde otro punto de vista.
Loma San Jerónimo es el primer barrio turístico del país. Y como tal, es escenario de encuentros entre amigos, diálogos en distintos idiomas del mundo y postales que guardan momentos. Ese pequeño rincón de colores que se esconde en medio de las casonas y los parques del barrio Dr. Francia —el mismo que comparte geografía con el Puerto de Asunción— es pintoresco por donde se lo mire. Más aún cuando todos llegan a él tras un mismo objetivo: conocer su nuevo atractivo.
Ko’ape Mirador Bar se abrió a principios de agosto en el punto más alto de Loma San Jerónimo. El lugar más instagrameable del momento se hizo conocer por redes sociales, invitando a todos a vivir una experiencia de cerca: con nuestros atardeceres, nuestra identidad y nuestras formas de ser paraguayos. Pero para llegar a esta altura debíamos descubrir sus detalles en tonos, sus espacios hechos arte y sus esquinas en movimiento; debíamos sumergirnos en una historia en la que éramos protagonistas.
Las primeras líneas de esta aventura se escribieron cuando estacionamos el auto en la Avenida República, a metros del Parque de la Solidaridad. Una escalinata de tres tramos nos dio la bienvenida. Desde este punto, el mirador es una infinita gama de formas y tamaños, ya que guarda lo mejor de su esencia para el final del camino. Sorprende, sí, el destaque que le dan los vecinos de San Jerónimo al reciclaje, pieza clave para su decoración característica.
Desde el balcón de una casa, el ladrido de un perro avisa a todos que el barrio recibe visitas. La segunda parte del trayecto, antes de llegar al bar, es un museo de costumbres propias, conversaciones talladas en guaraní y escenas de la vida cotidiana. En este recorrido, los ojos no descansan. En el siguiente, tampoco.
Un pasillo estrecho nos conecta a la última parte de este viaje que se vive “desde adentro”. El Pasaje Escalinata concluye su cuento con una sala urbana, una reunión de sillas de madera coloridas que invitan al descanso y a las fotos para el recuerdo. En todo momento, Ko’ape se anticipa a sus visitantes dejando pistas por el camino. El cartel del comedor Tía Carmencita, indirectamente, guarda la palabra mágica: ¡Llegaste!
La mejor parte
El comité de recibimiento está a cargo de una escalera negra de tres tramos, nuevamente. Pero, esta vez, los escalones están acompañados de retratos diarios donde todo es calidez y amor, sonrisas y saludos de bienvenida.
Al pisar el último escalón, el cuadro se crea sólo y no puede ser más perfecto: en el piso, el trazo de las tres rutas más importantes del país y el dibujo del ícono rojo de Maps en cada una de Las 7 maravillas del Paraguay (Salto Cristal, Dunas de San Cosme y Damián, Ruinas Jesuíticas, etc,); un mural con frases de la jerga popular paraguaya y algunos de los elementos más representativos de nuestra cultura; canastas de mimbre en el techo, jarros lata y la increíble fotografía de Asunción, desde otra perspectiva.
Belén Vitale (23) nos cuenta que la idea del bar surgió luego de una visita que hizo al barrio con sus compañeros de facultad. “Salimos de clases y vinimos al mirador. Nos quedamos toda la tarde. No podíamos creer que en un lugar tan lindo, de este barrio tan colorido, no se ofreciera algo específico para los turistas”, recuerda.
A partir de ahí se juntó con dos amigos, Julieta (22) y Felipe (23), para crear el concepto del bar que tenían en mente. Querían darle identidad al lugar, por lo que, desde un principio, encaminaron al proyecto hacia una fusión entre turismo y cultura. “En el menú tenemos comidas paraguayizadas, como las sandwinadas, y tragos a base de caña y ron, como el Napoleón, el Mojito Camba’i, el Koreko Guá, entre otros”, comenta.
Durante las dos primeras semanas abrieron de 9 de la mañana a 2 de la madrugada, pero —según cuenta Belén— fueron etapas de prueba y adelanta que Ko’ape funcionará como café-bar a partir de las 15 en adelante. La inauguración quedó registrada con el concierto del grupo Nestorló y los Caminantes, pero aspiran a que más artistas nacionales puedan presentarse en el punto más alto de Loma San Jerónimo.
Para nosotros, Nestorló es el grupo que redefinió la guarania e hizo que mucha gente joven se involucre en la música paraguaya. Eso nos inspiró, de alguna forma, porque queríamos demostrar que ser paraguayo también es cool”, relata. Y agrega: “Estamos armando un plan para incluir presentaciones de músicos locales y obras de artistas en general”, anticipa.
El día que visitamos el bar, un grupo de brasileños nos contaba cómo encontraron este lugar buscando opciones de ocio en Internet. Venían de São Paulo y habían llegado a Asunción la noche anterior. El entusiasmo de estos turistas también podía leerse entre las firmas de otros extranjeros, escritas en la pizarra bajo la pregunta ¿Te hallaste? Contanos por qué, en la antesala del bar.
Y es que Ko’ape Mirador Bar, además de ser un punto turístico que potencia a Loma San Jerónimo, es un centro de intercambio cultural, una versión coloquial de entretenimiento, un ciclo de disfrute que vale la pena repetir y un empuje para valorar, aún más, lo que ya nos pertenece. Por todo esto, desde ahí, Asunción no puede volver a verse de la misma forma.

Dejanos tu comentario