Thalía Montes y Gabriel Arrellaga son dos jóvenes paraguayos talentosos que aman dar vida a personajes. Ambos estudiaron fuera del país y ahora se dedican de lleno a su sueño. ¿Es posible que los dibujitos que miraban de niños los hayan inspirado?

Por: Jazmín Gómez Fleitas

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Fotos: Gentileza Paraguay Animation

¿Qué niño o niña creció sin ver dibujitos? Para Thalía (23), los dibujitos fueron el puntapié para que durante su adolescencia, tomara la decisión de hacer algo con esa pasión, con las caricaturas (animación 2D). “Quería estar envuelta en el proceso de hacer los dibujitos que veía, de darles vida”, describe.

Y lo que la ayudó a potenciar de lleno esa pasión y habilidad por el dibujo fue que a los 13 años era la única “friki” de su clase. Friki es un término que se utiliza para referirse a una persona cuyas aficiones son muy particulares con respecto a la mayoría. De más está decir, que hoy día esas personas —al igual que las catalogadas nerds son sinónimo de creatividad y talento, debido a su gran dedicación y conocimiento del objeto de su afecto.

Como por ejemplo, Pablo Hidalgo, que de fan recolector de la gran base de datos que representa el universo de Star Wars, ahora es toda una autoridad en nada menos que Lucasfilm y lleva 20 años trabajando allí (como creativo ejecutivo), en lo que lo apasiona. ¿Es malo saber tanto de lo que nos gusta o dedicar nuestro tiempo a ello? Deberíamos repensarlo.

Ese momento de mi vida en el que no compartía mi afición hizo que me mantuviera aislada; si bien es cierto que mis compañeros trataban de aislarme, yo misma también lo hacía. Fue ahí cuando me empecé a dedicar a las caricaturas de lleno, a hacerlas mi refugio; a ver en los personajes y sus historias la motivación para sobrellevar esa etapa en mi vida, pero también para dedicar todo mi tiempo libre a perfeccionar mis habilidades, a ver a las caricaturas más allá del entretenimiento”, explica.

Al terminar el colegio estudió en Art Studium, un instituto de Diseño y Arte Superior local, y dos años después obtuvo su primer título: Ilustración Artística. Fue ahí cuando empezó a buscar oportunidades de estudios en Animación. La misma surgió a través de una abuela nortamericana postiza y la organización Paraguay Kansas. “No tenía muchas opciones de elegir alguna que me gustase y de ir, por motivos económicos. Pero surgió esta opción y la tomé”, recuerda Thalía, graduada en mayo de este año con honores de la carrera de Animación y Diseño Artístico en Videojuegos.

Gabriel (25) también llegó a la Animación a través de los dibujitos. “Yo veía Digimon, recuerdo que quería ser T.K. (personaje de la serie) relata entre risas— dibujaba los personajes que veía en la tele y también les hacía las carátulas a mis compañeros en sus cuadernos. Después empecé a hacer dibujos más realistas, a partir de los 13 o 14 años, hasta terminar la secundaria”, recuerda.

Y fue ese cambio al realismo lo cual le hizo dudar, pues no sabía qué hacer con ello. Antes de decidirse por Animación, Gabriel probó Medicina, pero sólo duró 3 meses, y luego Administración, por 6 meses. Una profesora le recomendó que hablase con el artista Hugo Cataldo, para que le guiase sobre el dibujo. Cataldo había estudiado Animación en Inglaterra, y así fue como por primera vez escuchó de esa posible carrera.

Nunca se me había pasado por la cabeza esa opción. Y así decidí hacer un curso de dibujo clásico en Dinamarca, donde conocí a más personas que ya estaban estudiando la carrera. Veía todos los proyectos que hacían para la universidad y me despertó completamente el interés. Al terminarlo, me di cuenta que no tenía un portofolio para aplicar a las universidades, así que encontré un curso en Toronto que te ayudaba con eso. Era durante un año y te enseñaban diseño de personajes, de perspectiva, de figura humana, etc. Y ahí armé mi porfolio para ingresar a la Universidad de Sheridan en Canada”, señala.

Para Gabriel, estudiar fuera del país era un sueño, aun antes de escoger una carrera. Y el período de la facultad lo ayudó a aprender del trabajo colaborativo con sus compañeros, porque muchos de sus proyectos de cortos fueron trabajos extracurriculares de la facultad. “Mis años de facultad fueron sumamente útiles para formarme en el trabajo que estoy ahora, para adaptarme a diferentes estilos de trabajo”, asegura.

El sueño hecho realidad

Thalía fue la única extranjera recibida de su promoción en la Universidad de Kansas. Ella resalta que lo que vivimos en nuestra vida nos ayuda a encontrar esos dones o talentos a potenciar. “En el momento más oscuro de mi vida, las caricaturas fueron mi refugio. Es como si ese relacionamiento con los personajes nos ayudaran a hacerle frente a nuestra realidad, ya que si ellos pueden, nosotros también. A armarnos de heroísmo. Fue en ese periodo donde me sentía sola que pude aprender a quererme a mí misma y sacarle el jugo a mis habilidades”, señala.

Thalía aun no se graduaba de su primera carrera cuando empezó a trabajar en lo que amaba. Su primer encargo surgió luego de que subiera a Tumblr su versión de la caricatura de un personaje ave-humano de un australiano que hacía críticas de libros, y lo tagueara. Él vio el trabajo y le gustó tanto que la contactó para que hiciera más poses de su avatar, ya que usaba ese diseño para sus videos-reseñas de libros. Era el 2014. “Ahí me di cuenta que era posible trabajar en esto. Empecé a hacer distintos personajes, abriendo más la gama y los estilos a elegir. Comencé con unos mini-ponys a 5 dólares y mi premisa es no subir los precios a más de 100 dólares, dependiendo de cuánto trabajo tome y lo intrincado del diseño. Las personas que compran son fans como yo, entonces así también mantengo la audiencia”, señala.

Gabriel trabaja desde hace un año en la empresa Titmouse, Canadá. Lo contrataron al terminar la universidad. “Sheridan tiene un día de feria llamado Industry Day, en donde todos los profesionales de la industria vienen a mirar los cortos e inclusive, dar premios a los estudiantes por ellos. Allí preparás tu stand, tu tarjeta, tu porfolio online y una vez que ellos terminan de ver, vienen a hablarte si están interesados. Así fue como conseguí unas cuantas entrevistas de trabajo ese mismo día e ingresé a Titmouse”, indica.

Ingresó para sumarse al proyecto de una serie llamada Captain Underpants (Capitán Calzoncillos, en español), estrenada en Netflix el pasado 13 de julio. La misma fue un trabajo en conjunto de Titmouse y Dreamworks. “Nos encargamos de la animación, posproducción, agregar efectos y sonidos. El diseño de personajes lo hizo Dreamworks”, explica. A su retorno, se sumará a un nuevo proyecto que aun no puede revelar.

Para Gabriel, algunos lugares soñados donde trabajar alguna vez serían Sergio Pablos en Madrid, empresa que se encargó de la animación de Tarzán, Treasure Planet o Klaus. Así como también en Cartoon Saloon en Irlanda, realizadores de Song of the sea, The secret of Tales y The breadwinner.

Thalía, fan de la fantasía y devoradora de libros, sueña con ingresar a la industria de la animación, quizás presentando una idea original para desarrollar alguna serie de tevé o película, ya que su pasión es el dibujo y la animación. “La animación 2D no está muerta, solo que se mudó a la tevé. Eso para quienes piensan que los dibujitos son solo para niños, sin mirar la belleza estética o la trama tan inspiradora que pueden tener”, señala. Mientras, seguirá trabajando de forma freelance como desde hace cinco años, y a la par buscando oportunidades, porque según asevera: “En esta industria, la paciencia es lo más valorado. La clave es ser perseverante”.

¿Dónde encontrarlos?

Gabriel compartió el cortometraje Siesta en exclusiva en Paraguay Animation, un evento realizado el pasado 7 de julio que reúne a todos los interesados en la animación, y que se viene realizando desde hace tres años. La idea es potenciar talentos paraguayos y crear una comunidad creativa en el país. Siesta ya está disponible en YouTube. Todo el corto está hecho en guaraní y es sobre el mito del Jasy Jateré, así como inspirado en lugares reales de Caazapá. Para conocer más de sus trabajos pueden seguir su página Art of Gabriel Arrellaga en Facebook y @siestashortfilm en Instagram.

Thalía hizo como trabajo final de su carrera un corto llamado The spider and the butterfly, que se volvió viral en YouTube. Esta y más de sus creaciones, se encuentran en dragonfoxgirl.deviantart.com, dragonfoxgirl en YouTube, Tumblr y Society6.

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