Una aplicación paraguaya busca resolver la necesidad femenina acerca de los vestidos: ¿dónde conseguir uno casi nuevo pero a precio accesible? ¿qué hacer con uno que sólo se usó una sola vez?

Por: Jazmín Gómez Fleitas

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Fotos: Aníbal Gauto

Producción: Juan Ángel Monzón

Cuando Vanessa Encina y Martín Acuña se casaron el año pasado, se dieron cuenta de que tenían un problema de espacio. Vanessa tenía una excesiva cantidad de vestidos que ya no volvería a usar, por lo que Martín debió cederle su parte en el placard, para que pudiera guardarlos. Ese fue el inicio de una conversación que desembocó en desarrollar una aplicación exclusiva de compra y venta de vestidos, que hoy además contempla una tercera opción, el alquiler.

Antes se podía repetir el vestido, si era en otro entorno o en un grupo de amigos diferente, no había problema, porque no se hacía público. Hoy con las redes sociales y las fotos que se suben sumamente rápido, cuesta más mantener al vestido en la incógnita. Es una facilidad que juega en contra de las mujeres”, explica Martín, quien aprendió bastante acerca del rubro gracias a Vanessa.

Lo que sucede con los vestidos es, que como no se usan más de dos o tres veces, no sufren el mismo desgaste que un zapato o una cartera. Se quedan casi nuevos. Este fue uno de los indicadores que nos llevó a desarrollar la idea. El hecho de que muchas mujeres buscan ahorrar en vestidos a la hora de comprarlos para asistir a un evento y a su vez,encontrar una alternativa que les permita deshacerse de los vestidos que ya no volverán a usar”, puntualiza Vanessa, a cargo de la comunicación y marketing de la empresa.

Martín y su socio Rodrigo Keen, son propietarios de StartNode, la empresa de desarrollo informático que llevó adelante la creación de DressApp, hace poco más de dos meses. Antes de dar el salto con la app, Vanessa y Martín hicieron una encuesta online de 10 preguntas. La consulta apuntaba a resolver una duda: ¿Estarían las mujeres dispuestas a vender sus vestidos si tuvieran la oportunidad? El 50% de las personas consultadas respondió afirmativamente. Y a la pregunta de si comprarían vestidos de alguien que no conozcan también se respondió de manera afirmativa en un 78%.

Soluciona un problema demasiado específico. Es una aplicación de clasificados vertical, como se conoce de manera técnica, ya que es exclusivamente para comprar y vender vestidos de todo tipo. De fiesta, de cóctel, de quinceaños, bodas, maternidad, para niños, etc.”, detalla Martín.

La aplicación está disponible en App Store y Play Store. Al descargarla, como parte del registro, pide las medidas de las usuarias. Esta es una parte sumamente importante porque la aplicación te muestra de manera personalizada los vestidos que te van a quedar y el radio de distancia al cual se encuentra. En caso de que este campo no se complete, mostrará todos los vestidos que estén cerca de la usuaria sin que sepa si le quedará bien o no. Además, es una comunidad que se basa en la confianza -como aplicaciones como Airbnb– ya que luego de cada compra la usuaria puede calificar a quien le vendió, dejando un comentario, y otorgándole de 1 a 5 estrellas.

Gana espacio y dinero extra, es el lema de la aplicación. En el fanpage vemos como las amigas le etiquetan a otras amigas en las publicaciones, porque realmente todas tenemos al menos un vestido que ya no usamos pero que otra va querer”, señala Vanessa. Y Martín agrega: “Soluciona un problema que ni siquiera se había identificado”.

Las usuarias suben la foto del vestido y quien esté interesada la contacta por mensaje directo. Ahí se pueden consultar las dudas que se tenga y acordar la manera del envío y el pago. “La aplicación no comparte la dirección exacta, sí la zona. Se puede ver que la persona que vende está en un barrio específico de Asunción, por ejemplo, pero hasta ahí. Corre por cuenta de las usuarias concertar si se retira de la casa, se envía o cómo lo hacen”, describe Vanessa.
Hay muchos factores que hacen posible el uso de la aplicación. Como la conversación se desarrolla de manera directa con la propietaria del vestido, una negociación muchas veces desemboca en el alquiler del vestido. “Nosotros ponemos la plataforma simplemente”, destaca Martín.
En sus dos meses de existencia, la aplicación fue actualizada 33 veces, porque va ajustándose al crecimiento orgánico y a las necesidades de las usuarias. “Es una gran satisfacción cuando se concreta una venta”, resalta Vanessa. “Porque muchas no pensaban recuperar esa inversión hecha en el vestido y ahora pueden. Así como también pueden conseguir un vestido hermoso a menor precio”.
La comunidad de DressApp cuenta con 20.000 usuarias y el objetivo es llegar a un millón para fin de año. Empezó por Paraguay, luego se extendió a México, donde se publica el doble de vestidos que en Paraguay y ya se realizaron ventas a mayor distancia (entre estados). Después le siguieron Argentina y Bolivia, y la idea es expandirse a Latinoamérica y más allá. “Lo que nos dimos cuenta es que no es una necesidad exclusiva de aquí. Todos se van de fiesta, compran o se hacen vestidos, que luego no los usan tantas veces como quisieran”.
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