Te guste o no, tu futuro siempre es planificado. La diferencia está en que podés dejar esta planificación al destino, a otras personas, o a vos misma. Si elegiste lo último, seguí leyendo. En esta edición te traigo unos consejos para planificar tu día a día y mejorar tu productividad.

Por: Aura Zelada

1. Tener una sola agenda para todo

En un cuaderno, una agenda o una app, debés anotar diariamente todo aquello que tenés que hacer para cumplir con tus metas de vida. Es importante que todo esté en un único lugar, ya que las tareas del trabajo, tus actividades personales, los eventos familiares y los compromisos académicos forman parte de tu vida, que es una sola. Y al igual que el resto de las personas, contás con sólo 24 horas para llevar todas estas actividades a cabo.
Así que eso de tener una agenda para el trabajo, otra para la casa sólo te puede ocasionar confusiones, como confirmar una reunión laboral en el horario en que tenés cita para el médico o es el festival de tu hijo en el cole.

2. Marcar las actividades principales del día

Entre todo lo que tenés agendado para el año, el mes o la semana, lo que realmente importa y hace la diferencia es lo que hacés cada día. Así que aquí es donde tenés que prestar mayor atención. Cumplir con tus objetivos diarios es lo único que te va a llevar a realizar todo lo trazado para el año entero.
Para eso, cada día debés marcar cuál o cuáles son las tareas más importantes a terminar ese día. Es importante que en esto seas realista y marques objetivos que podés cumplir, para evitar frustraciones y avanzar. Para eso debés conocer tus tiempos y aprender a desglosar las tareas.

3. Conocer tus tiempos reales

Es probable que conozcas de memoria cuanto tiempo tardás en darte una ducha, o cuantos minutos te lleva ir de tu casa al trabajo. Pero también es importante que vayas conociendo cuanto te lleva otro tipo de tareas que no acostumbrás medir.

Por ejemplo: ¿Cuántos minutos tardás entre decir “Ok, ya me voy” y realmente estar en el auto saliendo? Todas sabemos que entre pronunciar esas palabras y efectivamente salir de la casa hay una serie de actividades como buscar la cartera y el celular, ir a hacer pis; y ya que estás en el baño te podés retocar el maquillaje, peinar un poco, lavarte los dientes, etc.

Si tenés hijos (y dependiendo de la edad y la cantidad) el tiempo es aún mayor, porque además de a vos misma, vas preparándolos también a ellos. Un “ponete los zapatos, peinate un poco o cambiate esa remera sucia” puede significar otros valiosos minutos más. Por eso, en lugar de sorprenderte de como se te acaba el tiempo con estos rodeos, es mejor que conozcas cuantos minutos representan y así vas organizándote mejor.

4. Dividir tareas grandes en varias pequeñas

Siempre es mejor tener varias tareas pequeñas en lugar de una sola muy grande. Además de ser importante para llegar a tus metas de una manera más organizada, es mucho más placentero ir marcando cada día con un check, a medida que vas realizándolas.

Por ejemplo: Si mi tarea es redactar una entrada para mi blog, puedo dividirla de la siguiente manera: 1) Elegir tema; 2) Redactar un borrador con los puntos principales; 3) Corregir y pulir el texto; 4) Hacer fotografías para ilustrar la nota; 5) Publicar y difundir en redes sociales. De esta manera, puedo estar casi una semana trabajando en un texto, pero cada día habré culminado una tarea, dedicándole sólo unos minutos por día.

5. Ante la duda, utilizar la guía para priorizar tareas

Cuando estés atascada y no sepas por dónde empezar, podés hacerte la siguiente pregunta: ¿Es importante o urgente?

Cuando la tarea es importante y además urgente, hay que actuar. Sin embargo, cuando es importante pero no urgente, la respuesta es planificar. Cuando la tarea no es importante, ni tampoco urgente, se debe delegar. Y sólo cuando la tarea no es realmente importante ni urgente, la podés posponer.

Aura Zelada
Bloguera en www.frugalisima.com
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