Verónica Giménez, veronica.gimenez@nacionmedia.com

Paraguay celebra su 212.° aniversario de independencia, una conmemoración marcada en dos jornadas, este domingo y lunes, que recuerda la valentía de unos jóvenes líderes del movimiento revolucionario que, entre la noche del 14 y madrugada del 15 de mayo de 1811, intimaron al gobernador Bernardo de Velasco a conformar un gobierno paraguayo y evitaron que tropas portuguesas apoyaran al poder español.

La construcción del estado-nacional en Paraguay en los dos últimos siglos fue un proceso lento debido a que Buenos Aires no reconocía la independencia paraguaya. El vecino país reconoció esta emancipación recién en 1852 y, por consiguiente, los demás países, principalmente de Europa. Brasil, Uruguay y Bolivia reconocieron antes esta declaración libertad y soberanía, y la red fluvial era la vía que determinaba las comunicaciones y el comercio en aquel entonces.

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“Fue un tiempo convulsionado. Desde 1808 el trono estaba en crisis por el rapto de los reyes Carlos IV y Fernando VII en Bayona por orden del emperador de los franceses Napoleón Bonaparte. En España gobernaba la Junta Suprema Central y en mayo de 1810 llegó la noticia a Buenos Aires, mediante un buque mercante inglés, que las tropas napoleónicas habían capturado casi toda España”, relató el historiador paraguayo Hérib Caballero Campos, en conversación con La Nación/NaciónMedia.

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La Junta Suprema fue reemplazada por un Consejo de Regencia, y en Buenos Aires decidieron deponer al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y nombrar una Junta de Gobierno, que sometiera bajo su autoridad a todas las provincias del Virreinato del Río de la Plata.

“En Asunción se envió al coronel nacido en la Provincia José Espínola Peña, quien no logró su objetivo y por eso en septiembre de 1.810 se envió una expedición armada de 1.000 hombres bajo el mando del vocal Manuel Belgrano. Las tropas de Belgrano fueron derrotadas en Paraguarí y en Tacuary, pero ya había varios núcleos que estaban descontentos y que preparaban planes para derrocar a los españoles”, detalló.

Fachada de la Casa de la Independencia. Foto: Gentileza

Consecuencias de una nación libre

El historiador explicó que las consecuencias de la independencia paraguaya en el aspecto político fue la construcción de una nueva forma de gobierno encabezada por los criollos, mientras que en lo social no hubo mayores alteraciones, salvo que a los españoles se les prohibió casarse con mujeres blancas y tuvieron que trasladar sus negocios fuera de la ciudad.

Sin embargo, durante años las guerras de la independencia y su final emancipación causaron estragos en la economía del país, que impactó gravemente en la interrupción del comercio. “Se vio muy resentida, y luego con los bloqueos de Buenos aires, la nave de corso que actuaba bajo las órdenes de los españoles en Montevideo y los asaltos de las tropas artiguitas afectaron en demasía el comercio regular de importación y exportación de los productos”, detalló.

Los patriotas de la independencia

Los próceres fueron jóvenes paraguayos que en aquel entonces eran miembros del cuartel revolucionario, de la Junta Superior Gubernativa así como también congresistas. Conocer la historia de estos compatriotas es siempre una buena forma de aproximarnos a ella.

“La mayoría de los líderes de la independencia pertenecían a la élite, como ejemplo, podemos citar a Fulgencio Yegros, quien era ganadero y nieto de un miembro del Cabildo de Asunción que fue gobernador interino; Fernando de la Mora era hijo del recaudador de impuestos; Pedro Juan Caballero era también un gran propietario que se dedicaba al rubro de la yerba mate; y José Gaspar de Francia era hijo de un portugués que vino como técnico de tabaco y luego fue jefe de la artillería provincial”, destacó.

Los próceres en la escuela (1870-1940). Foto: Gentileza

Entre los próceres también se destacó la figura de otros compatriotas, como la de Vicente Ignacio Iturbe, quien fue el principal colaborador en la emancipación paraguaya. “Fue el encargado de la comunicación del cuartel revolucionario con el gobernador Velasco, y junto a otros líderes de la independencia estuvo involucrado en el complot de 1.820 que tenía como misión asesinar al Dr. Francia. Fue a prisión por 17 años hasta que el dictador Francia ordenó su fusilamiento”, comentó.

Por su parte, Mauricio José Troche se ocupó de controlar el cuartel de la plaza con sus célebres 34 curuguateños en la gesta de mayo de 1.811. Posteriormente, cumplió funciones militares y de administración durante el gobierno de Francia hasta que fue procesado y ejecutado hacia fines de la década de 1.830.

Otra figura destacada de aquel golpe fue Juana María de Lara, una dama de la sociedad asuncena de comienzos del siglo XIX, quien contrajo matrimonio en 1.785 con el capitán José Díaz de Bedoya, miembro de la élite capitular asuncena. “Fue la mayordoma de la Catedral, lo que le permitió a los conspiradores echar al revuelo las campanas de la Catedral para anunciar el movimiento revolucionario en contra de las pretensiones del gobernador Velasco”, profundizó Hérib Caballero a LN.

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Independencia paraguaya, día 14 de mayo de 1811. Foto: Gentileza

“Colaboró con los conspiradores de mayo de 1811, debido a su parentesco con los hermanos Martínez Sáenz, en cuya casa se realizaban las reuniones conspirativas y de donde salieron los próceres en la noche del 14 de mayo para ejecutar el plan”, agregó.

Mariano Antonio Molas, Francisco Javier Bogarín y Antonio Tomás Yegros también fueron parte de aquella noche en la que Paraguay quedó libre y soberano de la corona española. En otros países de América Latina, sus independencias fueron ganadas con guerras; sin embargo, en nuestro país fue incruenta, es decir, que se produjo sin derramamiento de sangre.

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