Juez en Afganistán, Omar dice haber encarcelado de “500 a 1.000 talibanes” y su mujer Farhat, diplomática, los critica por sus violaciones de los derechos humanos. La pareja, refugiada en París, encarna la imposible cohabitación de las élites afganas con los nuevos líderes del país.
Su historia se une a la del Afganistán moderno, con un desenlace trágico. Veinte años de presencia internacional permitieron a esta pareja de clase media de Kabul acceder a una buena educación y luego a un estatuto social elevado. Pero esos mismos logros les impiden ahora quedarse en su país, controlado por los talibanes.
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Como ellos, miles de miembros de la élite intelectual del país se fueron al exilio, aterrorizados de verse de nuevo bajo el yugo de los fundamentalistas, cuyo primer paso por el poder (1996-2001) estuvo caracterizado por innumerables atrocidades.
De 39 años de edad, Omar --que como su mujer pide aparecer bajo seudónimo para evitar represalias contra su familia, que permanece en Afganistán--, estudió durante ocho años para alcanzar su “sueño” de convertirse en magistrado.
“Al comienzo, trabajaba como intérprete para el ejército francés durante el día, y estudiaba derecho en la noche. Luego pasé un concurso para convertirme en juez. De 10.000 candidatos, fueron escogidos 125. Yo era uno de ellos”, recuerda orgulloso.
Lista negra
Su primer puesto en 2011 lo llevó al sureste de Afganistán, cuna de la red Haqqani, grupo afiliado a los talibanes y calificado de terrorista por Estados Unidos. La red Haqqani es acusada de estar detrás de los ataques más sangrientos que han afectado al país en los últimos años.
“Los talibanes me amenazaban. Estaba en su lista negra porque condenaba a su gente a 15 o 20 años de cárcel”, señala. De etnia pastún, se quedó tres años en el sureste, antes de casarse con Farhat, mujer de etnia tayika, que creció en la capital. Su matrimonio es una muestra de apertura, en un país donde las comunidades se mezclan poco y todavía menos en las zonas rurales.
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“Nuestros padres nos presentaron. Ella tenía educación. Nos casamos un mes más tarde”, relata. Y agrega con orgullo que “ella es más inteligente que yo”. Farhat, de 35 años, es también una hija de la meritocracia afgana. La menor de una familia de cuatro hermanas, de las cuales dos son diplomadas y otras dos todavía estudian, ella logró ganar con brillo las oposiciones de entrada al ministerio de Relaciones Exteriores. Fue la única mujer entre 31 laureados, de un total de 800 aspirantes.
En un país donde la función pública está gangrenada por la corrupción y el nepotismo, recuerda que para conseguir la plaza no tenía “ningún apoyo político”. “Solo obtuve el puesto por mis propios méritos”. En 2016, Farhat es enviada a un cargo en Europa. Omar la sigue. Tendrán un primer hijo. Otro nacerá en 2020, tras el regreso de la pareja al país, cuando los insurgentes se hacían cada vez más amenazantes.
“Un desastre para Afganistán”
Omar siguió juzgando a talibanes, esta vez en Kabul, y Farhat los denunciaba por el desprecio que tienen a los derechos humanos. Pero Kabul cae el 15 de agosto y los talibanes liberan a los presos que había en la ciudad. “La gente que llevé a la cárcel es una amenaza directa para mi vida. No podía quedarme allá”, dice Omar.
El jueves pasado, la pareja y sus dos niños consiguieron huir de Afganistán hacia Francia. Otros miles de altos funcionarios, médicos e ingenieros han tomado el camino del exilio, pues no confían en los nuevos líderes del país, aunque afirmen haber cambiado.
Omar conoce a unas veinte personas que huyeron al extranjero con sus familias, entre ellos diez jueces. Farhat dice que de “treinta a cuarenta” colegas del ministerio también se fueron y otros seguirán sus pasos. “Es un desastre para Afganistán. Veinte años de logros fueron barridos en diez días, porque toda esa gente se fue”, añade. “Es ahora muy difícil tener esperanza en mi país”, concluye Omar.
Fuente: AFP.
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Es preciso detener la marcha del Reloj del Apocalipsis
- Ricardo Rivas
- Periodista
- X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
La aldea global cambia. La tertulia invernal en esta tan fría noche en Mar del Plata –unos 1.450 kilómetros al sur de mi querida Asunción– posibilita que emerjan dudas, interrogantes, convicciones y, por qué no decirlo, preocupaciones. Amigos, amigas y debates cruzados. Mi vieja mecedora junto a los leños crepitantes y los copones cargados con un Gran Enemigo, cabernet franc de 2020, añaden calidez a ese “cónclave para pocos… y pocas”, como propuso alguien en tono de broma en “la previa”.
Las guerras ganan preponderancia en el espacio dialógico. El destrato violatorio de los derechos humanos de más de 125 millones de personas desplazadas, según los reportes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), agrega angustia.
“El propósito globalizador amplio que algunos estadistas a izquierda, derecha y centro impulsaron en décadas recientes parece decaer o, por lo menos, perder impulso”, lanza JJT, académico y catedrático. Lector con voluntad inquebrantable de conocimiento, agrega a ello su sorprendente memoria. Alguien coincide y asegura tener la misma percepción.
“Es así a partir del acceso al poder de nuevos líderes y lideresas que en algunos casos –por sus decires, sentires y acciones concretas– parecen dar señales de tener bajos coeficientes intelectuales para lo que se supone y demanda –justamente– a líderes y lideresas”, sentencia DEG, con años de formación en universidades asiáticas, europeas y en Oriente cercano.
Aquí, allá y acullá, conflictos en desarrollo. Terrorismos amenazantes y novedosas prácticas horrorosas. Armados con letales armas de diseño –incluso on demand– algunos gobiernos y corporaciones por debajo de la mesa privatizan las guerras e intervienen en ellas con mercenarios que asesinan a pedido del mejor postor.
SICARIATO A GRAN ESCALA
“¡El estadio superior del sicariato a gran escala!”, enfatiza AS, analista transnacional amateur. Con el pensamiento puesto en todos aquellos fuegos y nuestro propio fuego, entrecierro los ojos. Percibo que nuestros teléfonos inteligentes vibran.
“A los refugios. Suenan las alarmas”, reporta @bettapique –colega periodista galardonada y con larga trayectoria profesional en conflictos y guerras– desde su cuenta en X. “Israel e Irán intercambiaron disparos nuevamente (…) en su enfrentamiento más intenso de la historia, alimentando los temores de un conflicto prolongado que podría abarcar a Medio Oriente”, agrega la agencia francesa de noticias AFP.
Enmudecimos. Las y los integrantes de este grupo tenemos afectos y recuerdos valiosos en ese lugar del planeta. Tal vez, en silencio, propusimos un brindis por la paz que, también sin expresarlo en alta voz, lo aceptamos. Alguien levantó su copón. “¡Por la paz!”.
El ruego colectivo, sin embargo, no alcanza para dejar atrás los pensamientos. “El mejor camino para olvidar es no pensar”, le hizo decir alguna vez el viejo Ray Collins (92)
–tal vez el más grande escritor de historietas vivo en nuestra región después de la partida del admirado Robin Wood el 17 de octubre de 2021, en Encarnación– al teniente Zero Galván, del imaginario precinto 56 en NYC. “Pero, también, es el más largo”, remató aquel duro héroe latino (migrante) de ficción, aunque no tanto.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. Profesionalmente trashumé esos paisajes que millones –a través de milenios– llamamos Tierra Santa y algunos creemos que lo es.
Los grupos de poder que con el correr de los tiempos y la emergencia de conflictos múltiples se crearon para que líderes y lideresas resuelvan entre ellos y ellas los conflictos que se desploman sobre millones de inocentes devienen en púlpitos inadecuados, inútiles, para que los unos y las otras –tal vez– se escuchen entre ellos y ellas.
ALARIDOS
¿Quieren oírse? Los tremendos alaridos desgarradores de las y los desesperanzados no parecen conmoverlos. Millones huyen. Atrás quedan niñas y niños arrancados de sus familias para convertirlos en soldados. Los preparan para que sepan cómo ser eficientes para asesinar en masa.
Las y los adultos despojados de esos afectos entrañables, amenazados por lo que creen peor, se lanzan en busca de refugios incansablemente hasta que intuyen, perciben, sienten que –en verdad– van hacia lo peor. Miles sucumben cuando lo intentan.
Ningún lugar queda lejos para las y los desplazados forzados que, en cientos de casos, comprenden que escapar no siempre es llegar al lugar deseado. Al que creen más adecuado o al que, después de la huida, podría ser el nuevo y fértil campo de arraigo para sembrarlo de sueños. ¡Corramos, las balas pican cerca!
Sin embargo, algunas veces es tan aciago llegar que hasta aquel atrás peligroso que indujo la fuga parece perder sentido cuando –en cada playa a la que se arriba, luego de cada frontera que se cruza o muro que se sortea– se hace el recuento de quienes lo consiguieron entre las y los que partieron unidos en la desesperanzada esperanza.
Nunca fueron pocos ni pocas. Ni cuando las llamadas “invasiones bárbaras”, desde el siglo III de nuestra era, ni cuando finalizaba el siglo XIX y comenzaba el XX, en el “período de migraciones”. Sin embargo, por estos tiempos, los desplazados son muchos más. Quienes mueren en los intentos, también.
DESAPARECIDOS
En 2023, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) reportó que, desde 2014, “más de 28 mil personas han desparecido” cuando intentaban llegar desde África a Europa. Lampedusa, esa muy pequeña isla italiana, es uno de los tantos puntos de llegada. Se multiplican allí los campamentos solo asistidos por voluntarios de múltiples organizaciones no gubernamentales (ONG) y programas de organismos multilaterales cada día menos dotados de fondos asistenciales.
El Mediterráneo es la ruta inevitable y, a la vez, un riesgoso desafío. A tal punto que a ese bellísimo mar al que los mapas del Imperio romano señalaban y mencionaban como Mare Nostrum, el papa Francisco unos pocos meses atrás lo describió como “un enorme cementerio”. El simbólico averno también pueden ser las olas gigantescas.
¿Y cuando llegan? “Solo la idea, la sensación y la convicción de ser sobrevivientes nos hace sentir bien, afortunados… pero dura poco.
El recuerdo de las y los ausentes pesa, lastima, hiere. Nos persiguen sin descanso”, me dijo mientras miraba fijamente aquel piso arenoso un desplazado con el que pude conversar periodísticamente.
Por breves momentos, sus ojos se perdían en el estrecho de Gibraltar. Miedos. Fantasmas, pensé y la certeza de estar siempre bajo sospecha. Muy cerca está la tan lujosa como deslumbrante Tanger tachonada de residencias ostentosas de ricos y famosos. El jet set no se fija en gastos.
“Solo, voy con mi pena / Sola va mi condena / Correr es mi destino / Para burlar la ley…”. Manu Chao (francés, español, vasco y gallego), como en aquel tiempo, vuelve a sonar en mis oídos. Ayer, hoy y mañana. Espero que no. “Perdido en el corazón / De la grande Babylon / Me dicen El Clandestino / Por no llevar papel (…) Mi vida va prohibida / Dice la autoridad”.
ARRAIGO Y DESARRAIGO
Algunas y algunos lo consiguen. Pero… arraigo y desarraigo suelen ser asignaturas pendientes, para siempre. “No soy de aquí, ni soy de allá, / no tengo edad, ni porvenir / y ser feliz, es mi color de identidad…”, canta desde 1970 el querido Facundo Cabral (1937-2011), siempre en mi corazón, que un frío sábado 9 de julio se fue desde Guatemala luego de cantar junto con miles en, de, desde, por y para la paz.
Una tormenta de violencia se abatió sobre él a las 5:20 de aquel día. El 8 de abril de 2016 la Justicia condenó a medio siglo de cárcel a quienes lo asesinaron. El narco Alejandro Jiménez, el Palidejo, y sus cómplices lo hicieron. Nunca nadie explicó, sin embargo, qué pasó. Mucho menos… por qué sucedió. ¿Por qué a él?, pregunté alguna vez en Guatemala a un magistrado. “¿Por qué no a él?”, fue su respuesta.
Ucrania arde. Gaza agoniza. Israel, aterrorizada. Irán, atormentada. República Democrática del Congo, ensangrentada. Sudán, Yemen, Nigeria, Afganistán, Siria, horrorizadas. La construcción de muros supera ampliamente al tendido de puentes. Asilamientos. Nacionalismos. Terrorismos. Crimen organizado transnacional de alta complejidad.
Algunas expresiones se repiten una y otra vez. Datos, hechos y supuestos se cruzan y entrecruzan. Incertidumbre y dolor. Las guerras –tantas veces repudiadas en el devenir de la historia universal– una vez más parece estar a la vuelta de la esquina. No es una sorpresa ni mucho menos algo inesperado.
EL RELOJ DEL APOCALIPSIS
Cuando finalizaba enero, el Reloj del Apocalipsis –así llamada esa herramienta científica creada por los más relevantes expertos nucleares en 1947– marcó que, en el año que recién se iniciaba, este 2025, faltan 89 segundos para la medianoche nuclear. Horroriza –más que nunca por estos días– ingresar en https://thebulletin.org/ doomsday-clock/. JJT lo hizo desde su celu. “Adelantamos el Reloj del Juicio Final (así también llamado) de 90 (en el inicio de 2024) a 89 segundos para la medianoche”.
¿Es posible? Los sucesores de Albert Einstein y Roberto Oppenheimer nucleados dos años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial –cuando Hiroshima y Nagasaki ya estaban incineradas– en el ámbito de la Universidad de Chicago son claros en el uso de la palabra. Son concientes de la gravedad del anuncio que realizan. Eligen puntillosamente cada vocablo para consignar que las agujas del Reloj del Apocalipsis precisan que – este 2025– es “lo más cerca que jamás hemos estado de la catástrofe” nuclear.
“El mundo ya está peligrosamente cerca del precipicio, un movimiento de incluso un solo segundo debe tomarse como una indicación de peligro extremo y una advertencia inequívoca de que cada segundo de retraso en revertir el curso aumenta la probabilidad de un desastre global”, puntualizan después.
Como una suerte de crónica del futuro que –como toda proyección histórica hacia atrás o hacia adelante se formula desde el presente, con lo que se sabe y se tiene hoy para medir y analizar– los analistas sostienen que “en cuanto al riesgo nuclear, la guerra en Ucrania, que ya lleva tres años, se cierne sobre el mundo”.
Agrega el breve texto que “el conflicto podría descontrolarse en cualquier momento debido a una decisión precipitada, un accidente o un error de cálculo”. Pero no se queda allí. “El conflicto en Oriente Medio amenaza con descontrolarse y convertirse en una guerra más amplia sin previo aviso”.
ARSENALES
Escalofriante. Revela luego que “los países poseedores de armas nucleares están aumentando el tamaño y la importancia de sus arsenales, invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en armas que pueden destruir la civilización”.
Lamentan y hacen público aquel día que “el proceso de control de armas nucleares se está desmoronando, y los contactos de alto nivel entre las potencias nucleares son totalmente insuficientes dado el peligro inminente”.
Con amargo asombro – tal vez tentados por la desazón– aseguran que “resulta alarmante que ya no sea inusual que países sin armas nucleares consideren desarrollar sus propios arsenales” y, aunque no señalan a país alguno en esa condición, aseguran que esos desarrollos “socavarían los esfuerzos de no proliferación (de armas de destrucción masiva) de larga data y aumentarían las posibilidades de que estalle una guerra nuclear”.
EL FIN DE LA CIVILIZACIÓN
El párrafo final –que JJT lee en alta voz– suena (y resuena) aún en mis oídos. “Continuar ciegamente por el camino actual es una forma de locura. Estados Unidos, China y Rusia tienen el poder colectivo de destruir la civilización. Estos tres países tienen la responsabilidad primordial de salvar al mundo del abismo, y pueden hacerlo si sus líderes inician conversaciones serias y de buena fe sobre las amenazas globales aquí descritas. A pesar de sus profundos desacuerdos, deberían dar ese primer paso sin demora. El mundo depende de una acción inmediata”.
Siento que las agujas de ese Reloj del Juicio Final no se aceleran ni acelerarán por quienes ejercen el derecho humano “a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado”; o “a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país”, como lo consignan los artículos 13 y 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1945.
No y solo no. El abismo está delante de un puñado de poderosas y poderosos. Solo ellas y ellos tienen la potestad de dar o no dar ese último paso al frente para detener el reloj o acelerarlo para siempre. ¿Qué es lo que no se entiende?
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Venezuela encabeza la lista de refugiados, reporta ACNUR
- Ginebra, Suiza. AFP.
El número de desplazados a la fuerza en todo el mundo bajó ligeramente desde su máximo histórico, pero sigue siendo “insosteniblemente alto”, con Venezuela encabezando la lista mundial de refugiados y personas necesitadas de protección internacional, alertó la ONU. El número de desplazados por la guerra, la violencia y la persecución alcanzó la cifra récord de 123,2 millones a finales de 2024, pero se redujo a 122,1 millones a finales de abril de este año.
En su informe anual, ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, destaca que esta ligera baja se debió a que casi dos millones de sirios pudieron regresar a sus hogares tras el derrocamiento en diciembre del presidente Bashar al Asad y más de una década de guerra. Este factor en Siria, unido a una caída del número de refugiados afganos, convierte a Venezuela en el país con mayor número sumado de refugiados y personas necesitadas de protección internacional, con 370.200 y 5,9 millones respectivamente a fines de 2024 según ACNUR. El dato es un 2 % superior al de 2023.
La mayoría de estos venezolanos se encuentran en América Latina, empezando por Colombia (que con 2,8 millones de personas es el tercer país del mundo con mayor población refugiada), siguiendo por Perú (1,1 millones), Brasil (605.700), Chile (523.800) y Ecuador (441.600). En Estados Unidos la mayoría de las solicitudes de refugio fueron de venezolanos (116.700).
El gobierno del presidente Nicolás Maduro rechazó el reporte que aseguró contiene “cifras manipuladas” y “confirma la degradación total de esta agencia de la ONU”. “Sus informes se han convertido en instrumentos de propaganda para justificar agresiones, captar fondo y atacar a naciones soberanas como Venezuela”, indicó la cancillería en un comunicado.
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Una crisis global
“El número de desplazados triplica actualmente la cifra de 2011, y demuestra una crisis global profunda” en torno a “la protección de los civiles”, alertó Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés), una destacada organización humanitaria presente en unos 40 países.
Egeland aprovechó para alertar de la situación de los refugiados en todo el mundo, haciendo una alusión velada a Estados Unidos y la restrictiva política migratoria del presidente Donald Trump, que ha desatado protestas en California y otros puntos del país.
“Estamos viendo a muchos países volverse hacia sí mismos y recortar drásticamente la financiación humanitaria (...) Hay gobiernos gastando dinero en armas, que debería emplearse con los refugiados y en proteger a los más vulnerables”, expuso Egeland.
ACNUR advirtió que la evolución de los grandes conflictos en todo el mundo determinará si la cifra global vuelve a aumentar. Según la agencia, el número de personas desplazadas a la fuerza es “insosteniblemente alto”, sobre todo en una época en la que está desapareciendo la financiación humanitaria.
“Vivimos un periodo de gran volatilidad en las relaciones internacionales, en el que la guerra moderna está creando un paisaje frágil y desgarrador marcado por un agudo sufrimiento humano”, afirma Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.
“Debemos redoblar nuestros esfuerzos para buscar la paz y encontrar soluciones duraderas para los refugiados y otras personas obligadas a huir de sus hogares”, añade, en un contexto en el que la financiación se reduce drásticamente, y no sólo por la retirada de la ayuda humanitaria por parte de Estados Unidos.
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Venezolanos y colombianos piden asilo
ACNUR destacó que los venezolanos fueron la segunda nacionalidad en formular más solicitudes de asilo el año pasado, 268.100. Los colombianos fueron la cuarta nacionalidad más numerosa en hacerlo (149.500), dentro de una lista encabezada por sudaneses (441.400). Estados Unidos recibió en el primer semestre del año 2024 (últimas cifras disponibles) un total de 729.100 solicitudes de asilo. La mayor parte vinieron de países de América Latina y el Caribe, principalmente venezolanos (116.700), colombianos (79.300), mexicanos (54.000) y haitianos (46.600).
Las principales causas de los desplazamientos forzados siguen siendo los grandes conflictos: Sudán, Birmania, Ucrania... ACNUR actualizó las cifras de refugiados ucranianos en Europa, que eran más de 5 millones a finales de 2024. El mayor número se encuentra en Alemania: 1,2 millones, un 10 % más. Según ACNUR, de aquí a finales de 2025, serán hasta 1,5 millones de sirios procedentes del extranjero y dos millones de desplazados internos los que podrían haber vuelto a sus casas.
A fines de 2024, había 6 millones de refugiados sirios en el mundo, y 5,8 millones de afganos. Sumando los desplazados internos, Sudán tiene la mayor crisis del mundo en este momento, por la guerra civil que causa estragos desde abril de 2023. El país africano tenía un total de 14,3 millones de desplazados forzados, la gran mayoría de ellos dentro de su territorio, y algo más de dos millones en países vecinos.
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Sorpresivo llamado de Trump a evacuar “inmediatamente” Teherán
- Teherán, Irán. AFP.
A golpe de ataques aéreos cruzados, Israel e Irán entraron este martes en su quinto día de conflicto abierto, con el presidente estadounidense Donald Trump haciendo un sorpresivo llamado a evacuar “inmediatamente” Teherán. Fuertes explosiones resonaron en la mañana en Tel Aviv y Jerusalén, después de que se activaran las sirenas de alerta por el lanzamiento de misiles desde Irán, reportaron periodistas de AFP.
De su lado, el ejército israelí informó de “numerosos ataques de envergadura” contra objetivos militares en el oeste de Irán. Tras décadas de guerra en la sombra en diversos países de Oriente Medio y alguna operación puntual, el Estado hebreo, una potencia atómica oficiosa, lanzó el viernes una amplia campaña aérea contra Irán.
Su objetivo declarado es evitar que Teherán se haga con el arma nuclear, una ambición que la república islámica niega tener. Reunidos en una cumbre en Canadá, los dirigentes del G7 urgieron a una “resolución de la crisis iraní” que “conduzca a una desescalada más amplia de las hostilidades en Oriente Medio”. En la misma línea, los cancilleres de Francia, Alemania y Reino Unido instaron a Irán a “regresar cuanto antes y sin precondiciones a la mesa de negociaciones” sobre su programa nuclear.
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“Evacuar inmediatamente Teherán”
“¡Todos deberían evacuar inmediatamente Teherán!”, avisó en la red Truth Social el presidente estadounidense, Donald Trump, desde la cumbre del G7, que abandonó prematuramente a raíz de esta crisis. En una publicación posterior, el mandatario dijo que su regreso a Washington “no tenía nada que ver con un alto el fuego”, sino con algo “mucho más grande”.
Su secretario de Defensa, Peter Hegseth, anunció que habían desplegado “recursos suplementarios” en Oriente Medio para reforzar su “dispositivo defensivo” en la zona. La ofensiva israelí, en la que Washington asegura no estar involucrado, interrumpió las negociaciones entre Estados Unidos e Irán por alcanzar un acuerdo sobre el programa nuclear.
Trump instó a Teherán a volver a la mesa de diálogo. “Irán debería haber firmado el ‘acuerdo’, les dije que firmaran. Qué vergüenza y desperdicio de vidas humanas”, escribió en su red. Sin embargo, el canciller y responsable de estas negociaciones por parte de Teherán, Abás Araqchi, se preguntó si Trump “está interesado en detener esta guerra”.
“Solo se requiere una llamada telefónica de Washington para silenciar a alguien como (el primer ministro israelí, Benjamin) Netanyahu. Eso abriría el camino para retornar a la diplomacia”, afirmó en X. Mientras eso no ocurra, “seguiremos machacando a estos cobardes el tiempo que haga falta para que dejen de disparar contra nuestro pueblo”, dijo.
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“Cambiando la faz de Oriente Medio”
En las primeras horas del martes, los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, anunciaron una “novena salva de ataques combinados de drones y misiles” que iba a continuar “sin interrupción hasta el amanecer”. Las sirenas de alerta se activaron en varias ocasiones durante la noche en distintos puntos de Israel, aunque en la mayoría de ocasiones se levantaron los avisos al poco rato.
Según la oficina de Netanyahu, las represalias iraníes causaron al menos 24 muertos en su país desde el viernes, once de ellas en la jornada del lunes. Del lado iraní se registraron al menos 224 muertos, entre ellos los jefes de los Guardianes de la Revolución y del Estado Mayor del ejército y nueve científicos del programa nuclear.
El martes, el ejército israelí dijo que había golpeado “decenas de infraestructuras de almacenamiento y lanzamiento de misiles tierra-tierra”, así como lanzaderas de misiles tierra-aire y almacenes de drones en el oeste de Irán. En una comparecencia en la víspera, Netanyahu aseguró que su ataque estaba “cambiando la faz de Oriente Medio” y se jactó de eliminar a los líderes iraníes “uno a uno”.
El dirigente afirmó que matar al líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, “pondría fin al conflicto”. Pero según un alto funcionario estadounidense, Trump frenó un plan de Israel para hacerlo. Forzar un cambio de régimen en Irán sería “un error estratégico”, opinó el presidente francés, Emmanuel Macron, en el G7.
Ataque a la televisión estatal
En Teherán, los bombardeos del lunes provocaron un gigantesco atasco de habitantes que intentaban huir de la ciudad, donde el Gran Bazar y la mayoría de comercios estaban cerrados. Uno de los ataques israelíes del lunes golpeó el edificio de la televisión estatal iraní, que informó el martes de la muerte de tres de sus trabajadores y lesiones de otros. El impacto forzó a una presentadora a abandonar apresuradamente una emisión en vivo mientras el plató quedaba cubierto por una espesa polvareda y se desprendían partes del techo.
Israel también golpeó el centro de enriquecimiento de uranio de Natanz, en el centro del país, cuya parte superficial fue destruida, indicó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Según el OIEA, “no hubo un ataque” en la parte subterránea de la instalación, donde se sitúa la principal planta de enriquecimiento de uranio.
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Opositores venezolanos de embajada en Caracas tildan de “espectacular” el rescate realizado
“Fue un rescate de los más espectaculares de la historia”, aseguraron este sábado en Washington los opositores venezolanos asilados en la embajada argentina en Caracas, que se consideran la prueba “de que la libertad es posible”.
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Magalli Meda, Pedro Urruchurtu, Claudia Macero, Humberto Villalobos y Omar González se refugiaron en la legación diplomática en marzo de 2024 ante una escalada de arrestos previa a las elecciones del 28 de julio, en las que la autoridad electoral declaró ganador al presidente Nicolás Maduro para un tercer mandato entre denuncias de fraude.
Al principio eran seis refugiados, pero en diciembre de 2024 uno de ellos, Fernando Martínez Mottola, se entregó a las autoridades. Murió el 26 de febrero por problemas de salud.
Los asilados, colaboradores de la líder opositora María Corina Machado, nunca recibieron el salvoconducto que pedían para dejar el país. Salieron de allí en lo que el jefe de la diplomacia estadounidense Marco Rubio calificó de “operación precisa”.
“Fue un rescate de los más espectaculares de la historia de las fugas”, declaró Omar González en rueda de prensa en Washington, en la que se negaron a revelar detalles porque “el proceso está en marcha”.
Urruchurtu negó “categóricamente” que la operación “haya sido producto de una negociación con Caracas”.
Querían eliminarlos
“Ellos pensaban que nos íbamos a rendir, por eso necesitaban eliminarnos físicamente y nosotros tenemos elementos concretos, sabíamos que en esos días iban a ocurrir eventos”, explicó González a la AFP.
Tenían “un plan para decir que nosotros nos escapamos y desaparecimos”, añadió después de la rueda de prensa.
La operación de rescate había sido “planificada” para esos días y “todo salió a la perfección, sin caos sin disparos”, aseguró González. “Ellos están muy dolidos porque todavía no saben” cómo fue posible.
“Somos una muestra absolutamente clara de que la libertad es posible, de que cuando se lucha se logra el objetivo”, declaró por su parte Magalli Meda.
Fueron “412 días muy complejos” en los que “para sobrevivir tuvimos que estar unidos como una familia (...) con mucha dignidad”, contó la exjefa de campaña de Machado y del exiliado Edmundo González Urrutia, quien reivindica el triunfo en las presidenciales de 2024.
“Cierren los ojos donde estén, aquí, en sus casas o en sus oficinas e imagínense quedarse encerrados donde están por un año y dos meses trabajando, imagínense, cinco meses sin poder encender un interruptor porque no había luz, cinco meses sin poder abrir un chorro y que saliera agua”, relató Meda.
Los opositores son muy críticos con la respuesta internacional, aunque tienen palabras de agradecimiento para Estados Unidos, Argentina y Brasil.
Fracaso diplomático
La “diplomacia convencional”, la vía por la que apostaron México, Colombia y Brasil, “al final fracasó y nuestro caso es el mejor ejemplo” porque “no tienen las respuestas contra un régimen autoritario y criminal”, declaró Urruchurtu.
Los activistas reclaman presión máxima.
Los pilares que sostienen al gobierno son “el financiamiento legal porque viene de empresas y el otro, el oscuro, que es el narcotráfico, el oro de sangre que sacan de allá (...) o el mismo petróleo” pero ese dinero “no va al pueblo de Venezuela, va a engordar las cuentas bancarias de los jerarcas del régimen y de algunos militares y jefes policiales y otra parte va a la compra de armamento, equipos antimotines, bombas lacrimógenas”, acusó González en declaraciones a la AFP.
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El activista y sus compañeros coinciden en que compañías como Chevron tienen que dejar de operar en el país caribeño. La licencia de esta petrolera estadounidense expira la próxima semana y Rubio confirmó que no se prolongará.
González también critica a la Corte Penal Internacional (CPI) que en 2018 abrió un proceso de investigación por presuntos crímenes de lesa humanidad en Venezuela.
“¿Hasta cuándo van a esperar?”, se preguntó el exdiputado, que pide “una orden de captura internacional” contra Maduro.
Fuente: AFP