La neumóloga Margareth Dalcolmo sigue sorprendiéndose cuando la reconocen en un supermercado y quieren abrazarla, pese a su omnipresencia en los medios como una de las mayores especialistas en la lucha contra la pandemia de coronavirus que enluta a Brasil.

Esta mujer de 65 años, sin hijos, se ha convertido en un año en una figura maternal que consuela a decenas de millones de personas enfermas o angustiadas por el COVID-19, que ya dejó más de 378.000 muertos en el país.

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La figura de espesa cabellera oscura de esta investigadora de la prestigiosa Fundación Fiocruz, de Rio de Janeiro, apareció desde entonces 440 veces en la televisión, los diarios o las redes sociales.

Con una incansable energía y un agudo sentido pedagógico, explica la necesidad de usar máscara, de mantener distancia física y de vacunarse. Y denuncia la incuria y la corrupción en el área de la Salud, así como los discursos “absurdos, ineptos” a favor de la cloroquina o contra la vacunación. Como los del presidente Jair Bolsonaro.

“Las fuerzas oscurantistas le están haciendo un daño enorme a los brasileños. Yo me siento doblemente estimulada a repetir mil veces las mismas informaciones y lo haré hasta el cansancio”, explicó Dalcolmo esta semana en una entrevista con la AFP.

Todo empezó en marzo de 2020, con un simple video en el cual resumía una reunión sobre la crisis sanitaria en la que había participado en Brasilia. “¡Tuvimos un millón y medio de visualizaciones! En ese entonces, no conocía nada de las redes sociales”, explica en un excelente francés.

El sanatorio de Thomas Mann

Para esta trabajadora infatigable, la jornada empieza a las siete de la mañana, con consultas de pacientes por videoconferencia, y se prolongan hasta las nueve de la noche. “También voy a la Fiocruz, a mi consultorio donde tengo muchos pacientes y visito hospitales”, enumera. Como neumóloga, trata también casos de asma, bronquitis o cáncer.

“Incluso los fines de semana, en casa, trabajo. Tengo que leer muchos artículos científicos”, señala. Pero eso no es todo, pues tiene otra pasión: la literatura, su “segundo amor, después de la medicina”. Tras el inicio de la pandemia, releyó “La ceremonia del adiós”, una obra crepuscular de Simone de Beauvoir. Su “escritora de corazón” es Marguerite Yourcenar.

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Y encontró su vocación de neumóloga en “La montaña mágica”, de Thomas Mann, una novela ambientada en un sanatorio para tuberculosos de los Alpes suizos. Hija de italianos emigrados a Brasil a inicios del siglo XX, la doctora Dalcolmo pertenece a una familia de juristas “sin ninguna vocación médica”.

También es abogado su marido, Cándido Mendes de Almeida, de 92 años, con quien mantiene “una relación especial” marcada por la gran diferencia de edad, explica. Almeida, miembro de la Academia Brasileña de Letras, “es tal vez uno de los mayores intelectuales de Brasil”, afirma. “No tenemos hijos, pero él tiene hijos y nietos. Somos una bella familia, moderna”, define.

Momentos de gracia

La doctora Dalcolmo se siente orgullosa de ser la primera brasileña vacunada con la vacuna AstraZeneca, coproducida por Fiocruz. El año pasado contrajo el COVID, que le dejó un ligero entumecimiento de los dedos, pero sobre todo “la angustia de las noches demasiado largas”.

Ahora su hermana, a la que considera como un “pilar” de su vida, está en cuidados intensivos en Vitoria, la capital del estado de Espírito Santo, al norte de Rio. La experiencia más penosa de la pandemia, afirma, “es la de un paciente en cuidados intensivos, completamente solo, aún consciente, que nos pide transmitir sus últimos deseos a sus familiares antes de ser entubado”.

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En una ocasión, Dalcolmo se quebró emocionalmente. Sucedió en enero, cuando denunció, en llantos, “la incompetencia absoluta” que provocó la escasez de vacunas para inmunizar a los 212 millones de brasileños. El video se volvió viral.

Pero en la tragedia hay también “momentos de gracia”, como “cuando me reconocen en el supermercado como ‘la médica de la televisión’. Me dicen: ‘Queremos abrazarte, porque tú estás con nosotros en casa casi todas las noches y confiamos en ti’”, cuenta. Pero sabe que otros momentos difíciles la aguardan. 2021, afirma, “va a ser otro año muy duro”.

Fuente: AFP.

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