Por Aldo Benítez y Christian Pérez / Fotos: Carlos Juri

Por posicionamiento geográfico y mayor capacidad económica, Resistencia es la entidad deportiva más representativa del populoso y apasionado barrio Ricardo Brugada, Chacarita. El equipo de fútbol grande (campo), es protagonista estelar cada año de la Segunda División y ahora en Futsal FIFA, quiere robarse la atención de todos, ya que desde el próximo año se codeará con Cerro, Olimpia, Colonial, Guaraní y otros poderosos de la categoría Premiun.

Don Francisco, una leyenda de Resistencia. Lleva 43 años trabajando en el club.

El sueño anhelado de la parcialidad más alta de la Chacarita, subir a Primera División, tendrá que esperar un poco más. La idea de recibir los cien años (el 27 de diciembre) jugando en la máxima categoría del fútbol paraguayo, no se pudo dar, a pesar de que el equipo se preparó para eso, pero se sabe que la Intermedia no respeta planificación, ni candidatos cuando la pelota comienza a rodar.

La División Intermedia, de la que es casi imposible salir, volvió a engañar y atrapar a “Resi” dentro de la falsa ilusión. El equipo, que terminó siendo dirigido por Ángel Martínez, culminó cuarto en la tabla, dentro una categoría que es considerada un verdadero infierno, de la que la mayoría solo escapa para ir hacia abajo.

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Rodeado de una zona comercial, donde comienza el increíble mundo de uno de los barrios más tradicionales de Asunción, Resistencia representa tácitamente a la parcialidad más solvente de la “Chaca”. Su mayor infraestructura y mejor posicionamiento entre los clubes populosos de la zona, dentro de los torneos de la APF, son motivo de orgullo pleno para los hinchas identificados con la institución que decidió adoptar hace 99 años los colores celeste y blanco.

El segundo club activo más añejo del barrio, es el del historial más rico en cuanto a logros. Recorrió tres categorías del fútbol paraguayo, es de los pocos que no ha tocado fondo, pero sí ha pasado por momentos complicados.

Las dos pasiones; El Club Resistencia, a la izquierda, y el club Oriental, a la derecha, con toda Asunción de fondo. (Foto de Carlos Juri)

Fue campeón en cuatro ocasiones de la Segunda División, pero lo peculiar es que solamente tres veces pudo disfrutar del premio mayor, que es la de jugar en la máxima categoría del fútbol local. Su primera hazaña fue de las más festejadas en principio, pero luego también una de las que más se lamentó. Resistencia conquistó la segunda categoría (Intermedia de hoy) en 1966, pero le negaron la posibilidad de disfrutar de la Primera y todo el logro se convirtió en frustración, por no contar con la infraestructura necesaria y requerida en ese entonces por la Liga Paraguaya de Fútbol.

En 1975 se tomó la revancha y al año siguiente por fin pudo disfrutar de lo que es la Primera División. Su estadía en la elitte del fútbol guaraní duró dos temporadas, suficientes para demostrar todo la pasión que se vive y respira con este deporte en uno de los barrios más marginados y hasta discriminados por la sociedad.

En 1980 consiguió el tricampeonato de la Segunda División, volvió a disfrutar al año siguiente del placer de ser equipo de Primera, un rótulo que le valió esta vez solo una temporada. Su último papel protagónico lo cumplió en 1999, tras haber conquistado la Intermedia del año anterior, aunque nuevamente, la felicidad le duró muy poco, pues en el 2000 volvió a la categoría de la que hasta ahora no puede vencer.

Uno de los hombres más representativos de la historia de Resistencia, es sin dudas Tomás Beggan Correa, nombre que hoy lleva el estadio. El exmilitar, tuvo la valentía de asumir la presidencia del club en la década de sesenta y fue responsable principal de que “Resi” haya disfrutado por primera vez de la División de Honor. Bajo su mandato, el club celeste y blanco ascendió dos veces a la máxima categoría, aunque se sabe que en la primera no se pudo por factores extradeportivos. Es reconocido como el líder deportivo más grande de la Chacarita, incluso admirado por gente del archirrival, como Oriental y también del 3 de Febrero.

Para conocer más a profunfidad sobre la realidad de “Resi”, hablamos con el presidente actual, Roberto Garcete. Como no pudimos encontrarlo el día de la visita en las instalaciones del club, conversamos con él vía telefónica.

Antes de atender el celular, el backtone confirma que es su número, suena la polca de “Soy de la Chacarita”.

Hola, ¿presidente Roberto Garcete?

Sí señor, presidente del club Resistencia y chacariteño, con orgullo, para servirle.

Esas fueron las primeras palabras del titular, que como todos los residentes de la zona, adoptar rótulo de “chacariteño”, es un motivo de orgullo, dignidad y mucha identidad. Garcete, quien no tuvo ningún problema en contar que Resistencia gastó cerca de G. 1.300 millones para intentar ascender, lamenta que su equipo se haya “ahogado” a mitad de camino, en un año demasiado especial para los simpatizantes que adoran el escudo del triángulo rojo.

Los pasillos que internan la Chacarita cargan con historias de todo tipo. El fútbol es un elemento más de identidad de los chacariteños (Foto de Carlos Juri)

Era nuestro anhelo ascender, pero no se pudo una vez más. Aún así, no vamos a abandonar el sueño de llegar a Primera. La Chacarita se merece tener un equipo en la máxima categoría”, subraya el mandamás del club mejor posicionado del barrio Ricardo Brugada.

La pregunta es ¿cómo el club solventa tan millonario presupuesto?. Pero la directiva se las ingenia para llevar el “barco” adelante. Garcete menciona que la APF reparte G. 600 millones a los clubes de Intermedia y la diferencia se cubre con préstamos y aportes de directivos, principalmente de lo que sale del bolsillo del presidente. Además, el club tiene 400 socios al día, que en algo ayuda.

Dentro de esa lucha particular que tienen las tres entidades en la zona, no dudó en afirmar que Resistencia es el mejor club y que más hinchas tiene dentro de la Chacarita. “Respeto mucho a los otros clubes, pero por lejos somos que mejor organizado y el que más hinchas tiene. Como mínimo, tenemos mil personas que siguen al club. Eso sí, a diferencia de otros, nuestra gente es muy especial. Solo nos siguen si estamos muy bien o muy mal. Si por ahí estamos a mitad de tabla, el público pierde el entusiasmo. Somos muy resultadistas lastimosamente los de Resi”, dice.

Roberto Garcete habla también de un tema ineludible, que es la parte social y cómo la gente discrimina a los residente de la zona, solo por ser de la “Chaca”. “Soy de la tercera generación chacariteña. La gente dice que somos marginales, pero la realidad es que somos marginados”, expone.

“La gente que nos conoce, nos quiere de manera especial. El chacariteño real es honesto, sincero, trabajador y te va ayudar en todo momento. Llegás a la casa de alguien sin tener comodidad te va ofrecer lo que sea. Capaz tenga poca comida, pero te va a dar a vos y él no va a comer. Te va a dar su cama y él duerme en el piso”, fue el ejemplo expuesto por el titular de Resistencia.

Garcete insiste mucho en la seguridad, un aspecto que ha mejorado bastante según él en los últimos tiempos. Hablar de un partido de fútbol en la Chacarita, para la mayoría significa riesgo, pero aclara que eso ha cambiado y la propia gente de la zona es la que protege a los visitantes, eso sin desconocer, que el público siempre es intimidante y juega su papel aparte en todos los juegos.

Don Francisco, la leyenda

Al abrir el portón, un poco errumbrado y al que le falta una “manito” de pintura, uno es recibido por un señor de piel arrugada, con algunas dificultades físicas para caminar, obviamente ya por los golpes de la edad, pero con una amabilidad única y una predisposición servicial increíble. “Entren, están en su casa”, fueron las primeras palabras de don Francisco Núñez (83), el famoso “capo” del club y una leyenda viva de Resistencia.

Don Francisco muestra uno de los botines en su lugar de trabajo, que también es su casa, bajo las graderías de Resi (Foto de Carlos Juri)

Don Francisco, guiareño de nacimiento, zapatero de profesión, cuidador de “Resi” por elección y chacariteño por adopción, vive hace 43 años debajo de las graderías del club. Cuenta que un día, para cumplir con un amigo, se comprometió a quedarse como encargado por una semana, pero esa “semana” fue eterna y sin darse cuenta ya pasaron más de cuatro décadas de esa mini negociación.

Emocionado por la visita de “extraños”, ya que vive solo (es separado, con tres hijos) y muy abierto a todo, don Francisco cuenta una gran cantidad de anécdotas, que tranquilamente pueden ser coleccionados en un libro. Desde el primer día de Rambert Vera en el club, hasta la “estafa” en el que cayó hace un par de meses.

Antes de brillar en la Liga de Quito y jugar un Mundial, Enrique Vera tuvo como escuela el club Resistencia, donde se formó allá por 1998. Don Núñez relata con total precisión el primer día que llegó “Rambert” a la Chacarita. “Vino una vez en un día lluvioso para probar. Pero sin nada vino, solo con un champions, con el que no iba a poder practicar. Recuerdo exactamente que el profesor Julio Martínez le dice: ‘Che ra’y, la ejuro karu guasu hápe, eru va’erâ la nde kuchara’ (si venís a una gran comida, tenés que traer tu cuchara). Pero el técnico me dijo que él iba a progresar y que le consiga un botín urgente”, relata.

Don Francisco no olvida que el DT de ese entonces lo citó con Rambert Vera en un cara a cara y le hizo prometer al jugador, que después de una buena trasnferencia, tenía que traerle dinero como agradecimiento. El exmundialista con la Albirroja cumplió con su palabra y hace unos años llegó hasta el club para pagar la “deuda”. “Como hace seis años, él (Vera), vino junto a mí y me trajo un buen dinero. Es un muchacho agradecido, porque no todos son así”, afirmó.

Otra de las peculiares historias contadas por el “capo” de Resistencia, fue la vez que le vendieron un par de botines del mismo lado. Por si no creíamos la anécdota, don Núñez nos lleva a su dormitorio (debajo de las graderías). Frente a su cama resalta un armario viejo, con algo de polvo y varios calzados deportivos destruidos, algunos reparados y otros casi nuevos. Allí, durante la temporada que el equipo participa en la Intermedia, ordena, limpia, repara y cuida de cada una de las “armadura” de sus jugadores.

Don Francisco y de fondo el famoso Tajy, que da sombra en plena gradería de Resistencia (Foto de Carlos Juri)

En un momento de la charla, saca un par de botines del mismo lado (izquierdo) y se ríe a carcajadas de cómo fue engañado por unos jóvenes. La mercancía no costó demasiado, y por ello toma el episodio con mucho humor. “Hace unos meses vinieron unos muchachos a la noche y me ofrecen ‘el fútbol’ (los botines) por diez mil guaraníes. Yo no revisé, porque estaba en un hule y era de noche. Después de una semanas, un señor me pidió si tenía para su ‘fútbol’ número 44. Con todo me fui a traer y la sorpresa es que ambos era del mismo lado. Nunca más volví a ver a los que me vendieron”, cuenta entre risas y un poco de decepción.

El sueño máximo de don Francisco es que Resistencia vuelva a ser equipo de Primera. Confiesa que ese logro sería la mayor alegría de su vejez y no desiste en su ilusión de ver alguna vez a Cerro u Olimpia en el Tomás Beggan Correa. “Lo único que yo quiero antes que muera, es verle a Resistencia jugar aca en la Primera A, ante Olimpia o Cerro. Ahecháse la che Resi primerape”, reitera con mucha emoción y una mirada de fiel soñador.

El próximo 27 de diciembre, Resistencia cumplirá 100 años de vida y los preparativos son incesantes para la gran fiesta de la Chacarita.


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