El expresidente uruguayo sostuvo que mientras a las grandes economías del bloque regional les vaya bien, también les irá bien a Uruguay y Paraguay. “Es el mejor negocio para nosotros, pero siempre con cuidado”, recalcó Lacalle Herrera.
- Entrevista: Richard Moreira
En el marco de la segunda edición del Foro Latinoamericano de las Ideas, desarrollado en Asunción el 28 y 29 de noviembre pasado, evento impulsado por el Instituto para el Desarrollo del Pensamiento Patria Soñada, una decena de expresidentes de derecha se dieron cita en Asunción, para debatir la gobernanza y los problemas comunes que atañen a la región.
El expresidente uruguayo Luis Lacalle Herrera conversó amablemente con La Nación a propósito de la reciente vuelta de la izquierda en su país y cómo este cambio de signo político en el Gobierno oriental va a tener impacto en el subcontinente y en especial en el Mercosur.
-Con Orsi en la presidencia, ¿cómo serán las relaciones con el Paraguay, en especial luego de declarar que busca una línea de trabajo más fuerte con el presidente Peña?
-Empecemos por el principio. La elección enfrentó dos posiciones totalmente distintas. Se procuró por parte de la izquierda sobre todo trasladar la idea de que no era tan diferente una cosa de la otra. Es diferente y seguirá siendo diferente por la parte filosófica, por la parte pragmática y por la parte política. Estamos ante una coalición, como es el Frente Amplio, con una composición totalmente radical. Han desaparecido los sectores moderados y hoy tenemos dos sectores, el más radical, comunista, socialista y el movimiento de liberación nacional Tupamaros. Es decir, todos sectores que son muy radicales en sus conceptos. El candidato ha mostrado una imagen, por supuesto como es legítimo que lo haga, pero el poder real está en esos sectores y en el poder sindical, el PIT CNT, que es un brazo del Partido Comunista. Entonces, lo que tenemos primero que ver es quién va a primar allá adentro, porque hay una aparente unidad, pero son intereses muchas veces contrapuestos. En materia de la reforma de la seguridad social, por ejemplo, que es la gran ley que el gobierno de Luis Lacalle Pou aprobó, hay quienes quieren derogarla, hay quienes quieren mantenerla y hay quienes quieren modificarla. Estamos en el momento de tranquilidad, no demasiado análisis a la espera de este hombre, del presidente Orsi, y a ver para qué lado va a agarrar.
En materia de lo que ha dicho de Paraguay, sí, me encanta que así sea. No olvidemos que su jefe es Mujica. Y Mujica fue el que hizo echar a Paraguay para que ingresara Venezuela. Me alegro de que el presidente Orsi tenga una visión un poco distinta, pero yo miraría esto con reserva. Además, el día de la elección, en su comando estaban la presidenta del Foro de San Pablo, una delegada de Lula, una delegada de los Kirchner, el PT del Brasil intervino en la campaña en asambleas a favor de Orsi. Entonces, es legítimo y no es una suspicacia que yo me plantee interrogantes. Macaco viejo no sube a palo podrido.
-¿Cuál cree usted que debe ser la línea en materia de política exterior que debe seguir Uruguay de cara justamente a ese pragmatismo histórico?
-Lo que tiene que seguir es el multilateralismo. Tratar de abrir con China, de abrir con Estados Unidos, cambiar el Mercosur que tal como está no sirve. La agenda es la misma que Lacalle Pou trató de llevar a cabo, no cambiamos eso.
En el tema del Mercosur, todas las voces apuntan precisamente a que hay que darle cierto oxígeno. Uruguay ha sido justamente uno de los más críticos.
Bueno, pero ya vio que Orsi ya marcó un matiz. Primero se fue a ver a Lula, al presidente Lula, tiene todo el derecho de ir, y dice una frase un poco arriesgada: “Brasil es la nueva C h i n a " . Pará un poco, no es comparable ni la posibilidad de comercio ni la potencia, ni nada, pero ahí vemos un sesgo muy probrasileño. Lula es de los que sostienen que hay que continuar el Mercosur, o sea que para mí es legítimo, que yo razone que lo de replantear el Mercosur me parece que no va a tener él.
Aunque ahora ciertas fuentes en el Gobierno argentino están señalando una línea casi parecida a la que tuvo su hijo, Lacalle Pou, en relación con que el Mercosur no está funcionando, y hablan de algo incluso más fuerte.
El presidente Milei tiene métodos que no son los mejores porque es un hombre que – con todo respeto– carece de la diplomacia y entonces vamos a ver qué dice, porque el día 6 de diciembre se junta el Mercosur. Vamos a ver qué dice, es un hombre impredecible, que esté en la misma posición que el gobierno de Lacalle eso nos parece bien. Ahora, él tiene una falta de empatía con el presidente Lula que lo ha llevado a insultar. Entonces es una persona o un personaje que puede tener muy buenas ideas. Ahora, ¿cómo las tramita? Porque él no pertenece al oficio político y no le gustará mucho que yo se lo diga, pero esto es un oficio y hay que saber conducirse. Él tiene esa espontaneidad y esa falta de amortiguadores que le ha rendido, pero no sé si es lo mejor por la política internacional.
-¿Cómo se viene la relación con Paraguay, entonces, a partir de ahora, con dos signos diferentes?
-Bueno, cuando Paraguay entró (al bloque) fue a pedido nuestro para que sea un compañero, como en la mesa de trucos, ¿no? Dos contra dos. Los dos grandes han sido malos con el Uruguay y con el Paraguay. Hay que recordar la historia, la historia no se cambia. Han sido peores con el Paraguay porque no tiene salida al mar. Tenemos que respetarlo, desearles lo mejor para el país. Un Brasil próspero y una Argentina próspera es el mejor negocio para nosotros. Pero siempre con cuidado.
-El 20 de enero, Trump asume la presidencia en Estados Unidos, ya declaró que su jefe de diplomacia va a ser el senador Marco Rubio, alguien que se muestra afín a países de derecha y en ponerle contención al avance chino en la región. ¿Cómo ve usted este escenario?
-Yo me alegro, aunque Marco Rubio seguramente considera que América Latina termina en la altura del Ecuador, porque ellos tienen la preocupación por lo que tienen al lado. Me gustaría ver aquí quién será el subsecretario de Asuntos Hemisféricos, porque si es alguien que conoce el Río de la Plata, Argentina, el sur de Brasil, Paraguay, Uruguay también, eso es una parte importante. Ellos a veces ni la consideran. Si el presidente Trump va a insistir en levantar los aranceles es lo peor que puede hacer para nosotros. ¿Qué le pedimos a Estados Unidos? Que abra mercado, nada más. Después, el presidente que eligen, que lo disfruten los norteamericanos, no tenemos nada que ver.