Pepa Kostianovsky

Es difícil elegir cuándo se acaba el año, cuál pedacito de la realidad es el que nos hace creer que podemos pensar que “vamos a estar mejor”. Y opto por IPS.

La decisión larga y burocráticamente postergada, de integrar el sector de los pequeños y menores empresarios a los aportantes y beneficiarios del Instituto de Previsión Social, es una brillante medida que apunta esencialmente a incluir a un importante sector de trabajadores independientes y a sus familias, en el acceso a la salud y a la jubilación.

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Con la fórmula sencilla de “perdonar las multas “, el Instituto de Previsión Social ha logrado convocar a más de mil empresas que no cumplían con el aporte legal, incluso muchas de ellas descontando los aportes de los trabajadores a sus salarios, lo cual constituye una estafa a los funcionarios, de consecuencias trágicas. Durante años el IPS había estado descuidando el cobro a las patronales, pero castigando con todo el rigor al trabajador que acudía ante una urgencia, lo que ya no permitía plantear un recurso ante los tribunales, y tener que recurrir casi a la mendicidad. La cigüeña no espera dando vueltas mientras le dan pista en las torres de control, como los aviones. Los bebés quieren salir. Y con alguna suerte pueden aterrizar en algún sanatorio privado, u otro hospital que les dé amparo.

No creo que haya un registro de cuántos paraguayitos han nacido en la calle, en un colectivo, porque ya no hay pesebres, ni pastores, ni reyes magos. Y no pasa nada, aunque lo publiquen en algún periódico o un noticiero. Muchas veces nos enteramos de que la parturienta llegó a IPS y se encontró con que no la recibirían porque el empleador era moroso. Pero nunca nos cuentan qué pasa con tal patrón, ni si lo multan, ni si lo ponen a él mismo a “a parir” (como dicen los españoles).

Es de esperar que después de esta exitosa convocatoria, a los morosos que se acercaron a ponerse al día gracias al perdón a las multas, IPS empiece a ser más exigente y urja los pagos, para los cuales dispone incluso de recursos jurídicos, y ya no se repitan estos penosos tratos al trabajador.

Como es de esperar que mejoren en todos los sentidos, tanto en la atención a los asegurados como en el riguroso control administrativo que por años ha dejado impunes desde los hurtos de gasas y medicamentos, como los préstamos generosísimos a los amigotes. El control de los fondos jubilatorios deberá ser una prioridad que con la nueva Superintendencia de Pensiones y Jubilaciones pase a sanear los tremendos perjuicios que han sufrido a lo largo de decenios.

Y de paso, y ya que se ha considerado la inclusión de los pequeños y medios empresarios, es hora que también se corrijan algunos defectos discriminatorios que se dan, como por ejemplo, la condición de que cuando es una mujer la beneficiaria no se incluya a su cónyuge como familiar.

Y para ir completando: sería interesante reconsiderar la situación del servicio doméstico, que hoy aporta una suma fija menor, pero accede solamente a algunos servicios de salud, pero no a la jubilación. Desde el momento en que rige la ley del salario mínimo para los empleados del hogar, es lógico que paguen en la misma proporción que cualquier otro trabajador, tanto la mucama como el jardinero, pero accedan también a la sagrada jubilación.

Si eso se lograra, muchos, muchísimos estarían mucho, muchísimo mejor.

¡Feliz Año Nuevo!



Etiquetas: #IPS

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