Pepa Kostianovsky

“Tenemos que resolver el problema de la inequidad social”. Es lo que dijo el presidente electo, el flamante presidente electo Santiago Peña Palacios. Y consigno su segundo apellido, no solo porque es el Día de la Madre, y curiosamente en toda esta campaña poco y nada se ha hablado de la sangre que trae Santi. Sino porque es Palacios, sobrina de don Alfredo Palacios, el político más valiente y lúcido que conoció la Argentina del siglo XX.

Santiago Peña Palacios, no solo trae la sangre de su abuelo el doctor Manuel Peña Villamil, uno de los destacados pensadores de la intelectualidad paraguaya, sino también la de don Alfredo Palacios.

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Por eso Santiago Peña Palacios, el querido Santi, el presidente electo, trae en su sustancia la sensibilidad social y la valoración del trabajo como elemento esencial de la dignidad de cada ciudadano.

Por eso Santi, nuestro Santi, promete crear 500 mil puestos de trabajo en el sector privado, alentando la inversión, el valor agregado que da al producto la mano de obra nacional, a la recuperación del enorme sector hoy marginado y sumido en la humillación de la falta de empleo, de la miserable vida de quien no puede llevar el pan a la mesa de sus hijos.

Una inequidad social que no se justifica en un país con grandes recursos para revaluar la actividad campesina, para alentar la producción industrial, para capacitar a su juventud de modo a enfrentar los requisitos del tiempo que vivimos. Para salir del atraso y la ignorancia.

Santi no solo sabe, porque es un privilegiado que accedió a la mejor educación, y acumuló experiencia administrativa. Santi, además de saber, siente, porque lo trae en la sangre.

Siente y dice: “Tenemos que resolver el problema de la inequidad social”. Es el discurso más inteligente, que alentamos hoy con justificada esperanza, y con gran ilusión.

¡No nos falles, Santi!

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