• Por Juan Carlos dos Santos
  • Enviado especial

Brasil está inmerso desde hace sema­nas en un frenético y desgastante ambiente elec­toral marcado por denuncias de ambos contendientes, uno mencionando posible fraude y el otro, un hipoté­tico golpe. Los números dan una ventaja de 7 puntos a Lula por encima de Bolso­naro, casi la misma diferen­cia porcentual de la primera vuelta, donde se esperaba un claro triunfo del líder del Partido de los Trabajado­res (PT), algo que para sor­presa de todos no sucedió y esto ha generado mucha más mesura en quienes tie­nen el trabajo de medir las preferencias electorales y transformarlas en encues­tas. Esta polarización es bien notoria pues las dis­cusiones e intercambio de opiniones dispares surgen en cualquier rincón.

En el aeropuerto de Guarul­hos, en la ciudad de San Pablo, un matrimonio compuesto por una paraguaya y un bra­sileño, ambos residentes en la mencionada ciudad, mientras forman la fila para registrar su regreso al Brasil y luego a retirar las maletas, hablan de las elecciones y solo se iden­tifican por sus nombres: Eli y Marcio.

Eli, quien vive en Brasil desde hace siete años, tra­baja en una empresa de tec­nología, cree que Bolsonaro va a triunfar y que el apoyo que tiene el presidente en los ricos estados del sur del Bra­sil y en San Pablo será deter­minante. Marcio, su esposo, asiente y agrega que el ex militar y actual presidente representa al sector produc­tivo e industrial del Brasil, algo que va de la mano con la propuesta de Bolsonaro, una mayor inversión destinada a los sectores productivos sin descuidar la continuidad de los planes sociales ni el for­talecimiento de las fuerzas armadas y policiales.

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UN BUEN RECUERDO

Una vez instalado en el hotel, en plena avenida Paulista, lugar que promete ser el centro de los festejos de quien sea que triunfe mañana, realizamos un recorrido por algunas calles adyacentes, como la Ala­meda Santos, y conocimos a don Luiz, de 76 años, quien tiene un kiosco y se dedica a la venta de todo tipo de artículos, incluido lo que buscamos, chips para telé­fonos. Don Luiz está con­vencido del triunfo de Lula y cree que la buena gestión en sus anteriores adminis­traciones entre el 2003 y el 2010 es una de sus mayores armas para atraer a los elec­tores. “Bolsonaro reivin­dica a la dictadura militar y sabemos que una dictadura nunca puede ser buena. Yo lo recuerdo muy bien y esos recuerdos no son buenos”, menciona.

La gente apura el paso y algunos de sus conocidos pasan frente a él y lo salu­dan haciendo gestos con la mano que representan al 13 y 22, los números de listas de Lula y Bolsonaro, res­pectivamente, y don Luiz lo toma con alegría y res­ponde con risas. “Brasil estuvo mejor con Lula”, agrega, retomando la con­versación interrumpida por el saludo de sus amigos que se suman a la conversa­ción, “y la gente lo quiere, pero no queremos al PT”, agrega.

DE LAS ELECCIONES A LA “GUERRA DO PARAGUAI”

Cuando pregunta de dónde somos, la respuesta hace saltar del asiento a uno de los amigos de don Luiz, que prestaba atención a nues­tra informal conversación y no duda cambiarnos de tema y afirmar que “Ingla­terra fue la culpable de la Guerra do Paraguai”, como es conocida en Brasil, pero la tenue lluvia de repente comienza a hacerse intensa y damos por terminada la charla callejera.

“Quizás el domingo, luego de los resultados, hablemos de la guerra”, le respondo mientras don Luiz saca su afiche con el número 13 de Lula y pide que le tomemos una foto. La división y pola­rización de todo un país se ven reflejadas en opiniones divididas que saltan con solo preguntar a quien sea: “Y mañana, ¿Lula o Bolso­naro?”.

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