En un intento desesperado por justificar la comercialización del combustible de Petróleos Paraguayos (Petropar) a un bajo costo para los bolivianos, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, prefirió atacar al ejercicio de la libertad de prensa tras asistir al acto de abanderamiento de atletas que representarán al Paraguay en los Juegos Suramericanos 2022 (Odesur).
Lejos de aclarar a la ciudadanía sobre la entrega del crudo en detrimento de los intereses del pueblo paraguayo, el jefe de Estado se limitó a esgrimir que las publicaciones periodísticas realizadas por Nación Media, sustentadas en documentaciones veraces, responden nada más a una serie de mentiras en su contra.
Al respecto, Abdo Benítez calificó al conglomerado de medios como una “pocilga mediática” luego de que su gobierno haya sido obligado, a través de las informaciones publicadas por la Unidad de Investigación de Nación Media, a establecer la reducción del precio de dos tipos de carburantes a nivel local.
La crítica a los medios es una condición indispensable para el fortalecimiento del sistema de la libertad de prensa, pero cuando ella deviene de un funcionario, peor aún en condición de ser presidente de la República, y se origina en la intención de evitar que se lo critique por un hecho lamentable como lo sucedido en Petropar, es a todas luces un ataque a la libertad de expresión.
Abdo Benítez, quien bebió del biberón de la dictadura, reaccionó en esta línea, atacando a un grupo de medios por la crítica a la gestión gubernamental, como lo hacía su venerado dictador.
Tras parapetarse en el argumento legal de que Petropar no podía bajar el precio de combustible sin venia parlamentaria (para reducir el costo de venta en nuestro país), la detección del “negocio” con los bolivianos hizo bajar finalmente el precio. Y “justo” en la misma cifra con que habían ofertado a los vecinos.