Desde aquellos días gloriosos del “no hay que ser café con leche, o café o leche, pero nunca las dos cosas”, del “noble jefe corazón de acero” hasta el memorable rebuzno de “moópio che aikuaáta”, emulando a uno de sus congéneres de que “la calle es de la policía” y “si nosotros decimos que renunció, es porque renunció, y punto”, magistral declaración jurídica de J. Ungenio, llegamos a la penosa conclusión de que hemos retrocedido treinta y cinco años con el gobierno del presidente Mario Abdo Benítez.

Si aún viviera el trillador de pescuezos, el inigualable Helio Vera, se reafirmaría que seguimos siendo un país kachiãi. Porque a pesar de que algunos ex mandatarios que tomaron su trabajo en serio, cíclicamente retornamos, como ahora, al vyrorei como materia de Estado. Y para ser democráticos (porque nos gusta, no porque las leyes nos obligan), tampoco nos olvidamos de aquella metáfora porcina, como diría nuestro añorado escritor y periodista gua’i, creada para la posteridad por Julio César “Yoyito” Franco: “Ya sabemos que es un chancho, pero es un chancho liberal”. Si la memoria no nos falla, estaba asumiendo la defensa del entonces contralor general de la República, Daniel Fretes Ventre, ante un juicio político con intenciones de destituirlo. Desde ese día, esa frase ya dio varias vueltas al mundo, reproducida, sintetizada y remasterizada como “es chancho de nuestro chiquero”.

Hoy, los grandes protagonistas son personajes de series de la oposición y diputados y senadores maniatados al Gobierno por los supremos intereses de la nación. Y, por supuesto, con la incurable obsesión de ganar a los candidatos del movimiento Honor Colorado por descarte. Obligarlos a que abandonen la lucha electoral para dejar el camino despejado a quienes actualmente están esquilmando al Tesoro Público y manejando como caja chica las binacionales, Itaipú y Yacyretá. En esa maraña de objetivos similares, los que proclaman “ANR nunca más” y los que simulan “ANR por siempre” se unen en un espurio concubinato, procreando hijos bastardos, sin bandera, sin valores y sin patria. El latrocinio es su única obsesión. El poder para robar.

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El último gran circo, después del frustrado espectáculo de destituir a la fiscal general, Sandra Quiñónez, es lo más parecido a los culebrones mexicanos o venezolanos. Sobreactuaciones, lágrimas a raudal, anunciados besos, infidelidades perdonadas, con los personajes de siempre, aunque con renovados maquillajes. En medio de malabarismos, saltos mortales y tres vueltas sin tocar la tierra, decidieron enviar al Congreso de los Estados Unidos el informe final de la Comisión Bicameral de Investigación sobre lavado de dinero.

Risas a granel y a mandíbulas batientes. Mientras los clowns hacen contorsiones y se lanzan tortas a la cara intentando congraciarse con los electores, Efraín “El Alegre”, Euclides Acevedo y Fernando Lugo arman estrategias para liderar sus propias concertaciones o alianzas. El más entusiasta comediante –de pésima actuación– es el senador Enrique Salyn “Buraco” Buzarquis (por el agujero que dejó en Obras Públicas), quien, afanosamente, disputa protagonismo teatral a la diputada Kattya González, últimamente ya sin ninguna resonancia en el diario hijo de la dictadura, igual que su presidente defendido, Abc Color. Son fuertes los lazos del estronismo sanguinario.

Coronamos la semana con una imperdible entrevista al presidente del Partido Revolucionario Febrerista (PRF), Guillermo Ferreira, sobre el “Acto de la firma del acuerdo de la concertación nacional 2023″, que tendrá lugar esta mañana en la Casa del Pueblo. Aparte de algunos desconocimientos y confusiones propios de cualquier ser humano –porque nadie está obligado a saber todo–, las preguntas y respuestas, más los diálogos, fueron de antología. El presidente verdolaga soltó, como sin querer: “Ustedes saben que yo tengo mi candidata”. Y añadió eufórico: “Te consta, Menchi”. Como si no hubiera escuchado, Óscar replica: “Hablando en serio, ¿se puede usar el padrón colorado?”. Ferreiro insiste: “Yo estoy hablando en serio”. Sobre el pucho, Menchi desliza: “¿Y cuál sería nuestro lema?”. Lamentablemente llegó la hora de cerrar el programa, aunque previamente la conductora quiso “aclarar” que el Registro Cívico Nacional es de todos y no del Partido Colorado. O sea, al pedo te afiliás. Decimos lamentablemente porque, como se acostumbraba antes, nos estábamos divirtiendo hasta reventar el takara’a.

Por último, triste paso de Marito y su corte por la IX Cumbre de las Américas que tuvo lugar en Los Ángeles, Estados Unidos. Ni el canciller de México, Marcelo Ebrard Casaubon, le quiso escuchar. Tanto es así que, cuando el presidente paraguayo empezó a hablar, abandonó la sede de la reunión. Lo más resaltante fueron las fotos de Mauricio Espínola en las redes sociales, exponiendo su fina estampa de analfabeto funcional, numen intelectual y mamotrética inspiración de este régimen de sátrapas y sardanápalos. Definitivamente, el “kachiãireato” es el modelo que eligió Marito para gobernar. Gobernar es un decir. Se entiende.

Hoy, los grandes protagonistas son personajes de series de la oposición y diputados y senadores maniatados al Gobierno por los supremos intereses de la nación.

Por último, triste paso de Marito y su corte por la IX Cumbre de las Américas que tuvo lugar en Los Ángeles, Estados Unidos. Ni el canciller de México, Marcelo Ebrard Casaubon, le quiso escuchar.

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