COMENTARIO

Por Darío Filártiga

La preferencia que de manera multitudinaria manifiestan los jóvenes al afiliarse libre y voluntariamente a nuestro más que centenario Partido Colorado es un fenómeno que merece un análisis que trascienda lo simplemente numérico y electoral.

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En los últimos meses, la casa de los colorados alberga como nunca largas filas de jóvenes, varones y mujeres que acuden a tramitar su incorporación formal a la Asociación Nacional Republicana, disponiéndose a participar de las actividades partidarias.

Este hecho innegable tiene su importancia electoral, ya que en democracia mandan los votos, pero creo que fundamentalmente esta preferencia representa un enorme compromiso para los dirigentes de la ANR de responder como corresponde las expectativas, sueños y esperanzas de un segmento importantísimo de nuestra población, que de hecho es mayoritariamente joven.

Oportunidad es la palabra clave. Debemos fortalecer los servicios que ofrece el partido en educación, formación profesional, albergues y residencias universitarias y de dirigentes de base, cursos de preparación para postulantes a becarios universitarios y secundarios, ferias de empleo que generan tan buen resultado, en alianzas con el sector privado, capacitaciones en diversas disciplinas, exposiciones y cursos de robótica, etc. que ya no pueden estar ausentes en el programa de gestión partidaria.

Y todo esto debe sumarse a la promoción de la salud pública, del trabajo, educación integral, desarrollo rural, industrialización, justicia social, respeto a las libertades, a la democracia, a la propiedad privada que son banderas históricas del coloradismo.

La gestión del presidente del partido, Pedro Alliana, ha sumado al tradicional servicio a la gente, el toque de modernidad que sintoniza el clamor juvenil. Y sin lugar a dudas el apoyo total que brinda a toda gestión de servicio partidario el correligionario ex presidente de la República, Horacio Cartes.

En síntesis, es motivo de gran alegría y satisfacción que los jóvenes acudan en masa al partido, pero mucho más importante es que los dirigentes asumamos este hecho como un gran compromiso y sigamos trabajando para poder ofrecer oportunidades, estar a la altura de las esperanzas de los que se suman y, en fin, con honestidad, trabajo, servicio e innovación sigamos haciendo de la militancia política un apostolado de servicio a la comunidad.

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