El presidente Mario Abdo Benítez asumió la presidencia pro tempore del bloque, durante la LIX Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur y Estados Asociados, que se realizó de manera virtual.
Lo hizo en medio de fuertes fricciones que se dan entre los países miembros. Una de ellas es a partir de la posición de Uruguay de abrir acuerdos bilaterales extrazona, por un lado, y de fuertes críticas de la cancillería charrúa.
En recientes declaraciones, el canciller de Uruguay, Francisco Bustillo, disparó a diestra y siniestra, contra varios miembros del bloque.
“Brasil hace lo que quiere, Argentina lo que puede, Uruguay lo que le dejan y Paraguay absolutamente nada”, disparó el jefe de la diplomacia uruguaya en torno al anuncio del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de una rebaja unilateral del Arancel Externo Común (AEC).
Otro foco de tensión es el que se verifica en la relación del presidente Jair Bolsonaro y el de Argentina, Alberto Fernández. Además de las diferencias ideológicas (el uno de derecha, el otro de izquierda), la tirantez existente entre ambos torna difícil la armonía del bloque.
En la agenda que recibe Abdo Benítez se ubica entre las prioridades el tema del Arancel Externo Común, un asunto constantemente debatido, pero sin una definición clara.
“Vamos a desarrollar una agenda dinámica, y en ese contexto daremos prioridad al proceso de revisión del Arancel Externo Común en el que hemos llegado a un acercamiento importante de posiciones en los últimos meses”, dijo Abdo durante su intervención como nuevo presidente del Mercosur, cuyo mandato será de seis meses.
Así también, anunció que buscará allanar el camino para la implementación del Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur II (Focem), con la suscripción de los convenios de complementación financiera y de complementación técnica Mercosur-Fonplata.