La Asociación Nacio­nal República-Par­tido Colorado celebró ayer sus 134 años de vida ins­titucional bajo la presidencia del diputado nacional Pedro Alliana. Desde su fundación, el 11 de setiembre de 1887, a la fecha, esta nucleación polí­tica que nació con el nombre de Partido Nacional Repu­blicano se ha convertido en el último muro de defensa de los valores tradicionales del Paraguay, según refiere el abogado José Ocampos, director del Instituto Repu­blicano de Políticas Estraté­gicas (IRPE).

José Ocampos.FOTO. ARCHIVO

Mencionó que esta asociación política comenzó a gestarse previamente el 25 de agosto de ese mismo año, con una reunión realizada en la casa del Gral. Bernardino Caba­llero, con destacados com­pañeros héroes de la Gue­rra contra la Triple Alianza y caudillos de aquel entonces, quienes sentaron las bases de la nucleación política nacio­nalista con el fin de alentar la realidad de una población agobiada por las penurias de una guerra genocida que devastó el Paraguay.

En ese sentido, recordó que el gran Partido Colorado nació en un tiempo cuando aún el humo de la Guerra Guasu se sentía en el ambiente, cuando en las calles había cientos de miles de niños deambu­lando y fueron adoptados por mujeres paraguayas. Ocam­pos indicó que en esa época los pocos paraguayos vete­ranos de guerra veían cómo los legionarios se repartían el Paraguay con los Alia­dos. Esto al tiempo de que el mariscal Francisco Solano López era declarado fuera de la ley de Dios y de los hom­bres, y se prohibió incluso hablar la lengua guaraní por considerarla incivilizada.

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“En ese tiempo, se vio una luz que parecía levantarse en el horizonte como una llama­rada, era la figura de un hom­bre que al galope se erguía firme en el ambiente. Cada paraguayo a su paso demos­traba su gesto de mayor res­peto, porque era la figura del que fuera comandante en jefe en prácticamente todas las operaciones militares durante la Guerra de la Triple Alianza. En cada comarca, y cada pueblo se quitaban el sombrero cuando llegaba aquel general rubio, apo­dado “El loco” por los alia­dos, era el general Bernar­dino Caballero. Era lógico que cada paraguayo y para­guaya veteranos de la guerra cierren filas en torno al que fuera su comandante”, relató el historiador y analista polí­tico.

Recordó que fue así que los mayores intelectuales patrio­tas cerraron filas en torno a la idea del partido uniéndose al tronco histórico del Dr. Fran­cia y los López para defender el nacionalismo. Más aún cuando los gobiernos legio­narios y apátridas cambia­ron a más de 30 presidentes en 30 años.

“El paraguayo dormía con un presidente y amane­cía con otro, se repartían el país, es así que figuras como Ricardo Brugada, Fulgencio R. Moreno hacían reconocer su voz y levantaban la integra­ción del pueblo con el Partido Colorado y reclamó por pri­mera vez las ocho horas labo­rales, el seguro médico para los trabajadores, sueldo digno para el médico, vacaciones pagadas y la igualdad entre el hombre y la mujer. El para­guayo en ese momento era esclavo de su propia patria, a través de lo que se conoció como el mensú, y fue el Par­tido Colorado el que reclamó su destrucción, son hechos que no recuerda la prensa cuando habla de la gestión del Partido Colorado”, relató.

Recordó además que fue Natalicio González quien mediante su obra cumbre, “El Estado, servidor del hombre libre”, fundamentó la vocación del servicio en la gestión del Estado a favor de los sectores más vulne­rables, que es el trabajador y el campesino. “Es ahí donde el Partido Colorado penetra indisolublemente en el alma popular del paraguayo, por eso decimos que ser colorado es ser auténticamente para­guayo. Luego de ese terrible periodo de anarquía que vivió el país, el Paraguay rescata con la gestión de gobierno todas las más grandes obras de infraestructura como el aeropuerto, los dos primeros puentes internacionales, el Banco Central del Paraguay, entre otros”, precisó.

Ocampos resaltó que el Par­tido Colorado ha realizado todas las obras de infraes­tructura más importantes del país y hoy, a 134 años de vida institucional, se cons­tituye en el último muro de defensa de los valores tradi­cionales, cristianos y hasta espirituales del Paraguay. “Esto lo afirmamos por­que hay una corriente que quiere destruir la familia, quiere destruir la fe cris­tiana, busca destruir nues­tra patria y nuestro orgullo de ser paraguayos. Todo lo que para nosotros es sagrado están pisoteando, quema­ron la bandera del Panteón, donde descansan nuestros héroes y hoy quieren impo­ner su ideología de género y quemar todos los vestigios de nuestra fe cristiana como están haciendo en otros paí­ses”, indicó.

Es por ello que Ocampos insistió que el Partido Colo­rado, con todos sus defectos, es la última muralla de super­vivencia de lo que significa la tradición del Paraguay. Hoy se pone esa bandera con todas sus contradicciones, reivin­dica y levanta la bandera, como lo hizo en la Guerra de la Triple Alianza y como lo hicie­ron en la Guerra del Chaco y la Revolución del 47.

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