El representante legal en la querella promovida por la ex viceministra de Tributación Marta González contra Natalia Zuccolillo y Juan Carlos Lezcano explica que siguen esperando que estos se animen a dar la cara en un juicio oral y público del que vienen huyendo hace ya un año y medio. En estos días batieron un nuevo récord al presentar su chicana número 18, con la que lograron por octava vez evitar el inicio del juzgamiento y nuevamente ganaron tiempo obteniendo la separación del juez de la causa.

¿Qué motivo ale­garon?

–El objetivo es el de siempre, dilatar el pro­ceso y tratar de que nunca se haga el juicio. El recurso utili­zado fue una vez más la recu­sación del juez, al que apabu­llaron con publicaciones para después utilizar esas mismas publicaciones como motivos de la recusación, alegando que el juzgador debería estar enojado contra ellos y, por lo tanto, no tendría la objetivi­dad necesaria para juzgarles.

–¿Es una estrategia de la defensa?

–Sí. Es una estrategia de apriete peligrosísima para la propia Justicia porque ade­más de la obvia dilación del proceso, implica la posibili­dad de que ellos, como ya lo hicieron con el juez Ovelar, con una simple publicación en su diario, puedan fabricar los motivos para recusar a todos los jueces que no les caigan en gracia. De hecho, no hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que con la publicación del jueves 20, que contiene una fuerte crítica del abogado de Abc Color Rodrigo Yódice contra el camarista que votó por el rechazo de la recusación planteada por Natalia Zuccolillo, el diario ya dio el primer paso para fabri­car el motivo que va a utilizar posteriormente para pedir su separación del caso. Adivinen quién será el próximo recu­sado.

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–¿Afecta a la querella el cambio del juez Ovelar?

–En cuanto a la persona, no. De hecho, en el fuero penal uno no elige al juez, que es designado por sorteo. Pero en cuanto a la dilación del proceso sí nos afecta, porque nosotros lo que queremos es que se inicie el juicio y este cambio nos obliga a esperar que el nuevo magistrado se interiorice del expediente, que tiene ya más de 3.000 fojas.

–¿La dilatación del proceso también tiene consecuen­cias anímicas?

–Sí. Me siento decepcionado, sobre todo de mis colegas de la contraparte, pero no can­sado. Como abogado de la querellante confieso que al comienzo de este proceso me atraía enormemente el desa­fío profesional que impli­caba la posibilidad de un debate jurídico de alto nivel con los acusados y sus aboga­dos, que –supuse– consistiría en un constructivo y respe­tuoso despliegue y contraste de argumentos acerca de las libertades de expresión y de prensa, la importancia de su ejercicio responsable, y las implicancias éticas y legales de los excesos cometidos en su ejercicio, cuando –como en este caso– los hechos publica­dos resultaran ser demostra­damente falsos.

–¿Y qué pasó?

–Me equivoqué. A esta altura debo reconocer mi absoluta decepción por la mediocridad de los argumentos y la bajeza de los recursos desplegados por nuestros adversarios en esta causa, quienes teniendo el nivel para desempeñarse con un poco más de altura han elegido el despreciable camino de las trampas, las chicanas, las mentiras, las presiones y las indisimula­das amenazas para huir de la Justicia, mientras arremeten sostenida e implacablemente desde el diario contra la que­rellante y su abogado y pre­sionan sin pudor, con ínfu­las de matones, ejerciendo un indisimulado apriete contra los órganos de la Justicia que intervienen en las distintas etapas del proceso.

–Eso es muy fuerte…

–Sí... pero no es todo. Lo de despreciable adquiere una connotación más ruin todavía en este caso, porque hasta ahora todo el compor­tamiento mediático y pro­cesal de los acusados y sus abogados se ha basado en antivalores que durante toda la vida institucional de Abc Color han sido con­denados y ácidamente cri­ticados desde su línea edi­torial, como las mentiras y las chicanas, calificadas en un titular por la propia dirección del diario como “Armas de delincuentes que se saben culpables”.

Los acusados y sus defenso­res se rasgaron las vestiduras cuando recientemente cali­fiqué públicamente sus acti­tudes como propias de men­tirosos, cínicos y cobardes, pero ni siquiera les pasó por la mente la idea de hacer una mínima introspección para tratar de encontrar la razón de esos calificativos.

–¿Les pareció injusta la calificación?

–¿Injusta? ¿Acaso no es de mentirosos seguir afirmando que la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas con­firmó lo publicado por Abc Color, cuando la resolución firme que cerró la investiga­ción de cinco meses de dura­ción dice claramente lo con­trario? ¿Qué parte del párrafo final de dicha conclusión, que dice “no se encontraron irre­gularidades y por lo tanto queda desvirtuada la publica­ción periodística”, no enten­dieron los acusados y sus abo­gados?

¿Acaso no es de cobardes chicanear 18 veces para evi­tar dar la cara en un juicio oral, cuando lo único que se les pide es que se presenten, se defiendan con dignidad y que se hagan cargo de sus mentiras? ¿Acaso no se llama cobardía al hecho de dedicar páginas enteras del diario Abc Color al tiroteo inmisericorde y constante contra quienes no podemos defendernos en ese medio; mientras eluden hacerlo donde corresponde, en un juicio público televi­sado, en el que todos tenga­mos la posibilidad de ser escu­chados?

¿No es acaso hipócrita predi­car la defensa de las libertades de acceso a la información y de prensa, y al mismo tiempo arremeter contra ellas accio­nando judicialmente para que la prensa no pueda transmitir un juicio que por ley debe ser público? ¿No es acaso cínico calificarnos como “enemigos de la prensa libre” cuando fuimos justamente noso­tros quienes pedimos que los medios en general pudieran acceder y difundir pública­mente el juicio, a lo que ellos –los supuestos paladines de la defensa de la libertad de prensa– insólitamente se opusieron y se siguen opo­niendo hasta hoy?

–Los responsables de Abc dicen que todo lo que publi­caron se basa en hechos confirmados...

–Si fuera cierto todo lo que Natalia Zuccolillo y Juan Carlos Lezcano publicaron sobre Marta González Ayala, ¿por qué ellos no permiten que se inicie el juicio? ¿No sería acaso un juicio público el escenario ideal para mos­trar la contundencia de todo lo que supuestamente tienen contra ella?

Si tienen la forma de demos­trar que la ex viceministra de Tributación cometió todas las irregularidades que desde Abc Color le atribuyen, ¿por qué no quieren que el juicio sea transmitido en directo por toda la prensa? ¿Acaso no sería fantástico para Abc que todo el país pueda ser tes­tigo por radio y televisión del espectacular despliegue de pruebas que los querellados y sus abogados dicen tener contra Marta González?

–Abc Color dice que la que­rella no corresponde con­tra un medio que lo único que hizo fue cumplir con su obligación de informar…

–Eso dicen ellos, pero ¿es realmente “la intención de informar” lo que les impulsa hasta ahora a dedicar titula­res principales de tapa para referirse a supuestos hechos ocurridos y aclarados cinco años atrás? ¿O se trata de un miserable cobro de factura contra una ex funcionaria pública que lo único que hizo fue cumplir con su deber de control, afectando con ello la “sensibilidad” de los into­cables?

Es el exceso de saña, la inten­sidad y la desproporción de los ataques lo que desnuda la mala fe de los querella­dos y hace que hasta el más tonto se dé cuenta de que algo grande se esconde detrás de la campaña solitaria de ese diario contra Marta Gonzá­lez Ayala. Se instituciona­lizó el disparate como arma de guerra. Cuando uno lee en Abc Color, por ejemplo, que “la ex viceministra tuvo un impresionante incremento patrimonial del 9,33% en 5 años”, lo que da 1,8% por año, es decir menos que la infla­ción, se da cuenta de que lo único que les preocupa es atacarla sin piedad, y ya ni siquiera piensan en lo que escriben y publican.

La señora Zuccolillo y Juan Carlos Lezcano deberían leer el tercer libro de “El Padrino” y meditar sobre aquella escena en la que Michael Corleone da un sabio consejo a uno de los suyos: “Nunca odies a tus enemigos porque eso afecta tu buen juicio”.

–¿Tanto cambió Abc Color con la dirección de Natalia?

–Sí. Es realmente lamen­table que el que fuera un símbolo del periodismo nacional y baluarte de la promoción de la verdad y la defensa de la libertad haya llegado a convertir sus titu­lares y páginas principales en una infernal máquina de destrucción de la vida y el honor de quienes su direc­tora considera enemigos de sus intereses. Y lo digo con pesar, porque yo mismo fui un buen tiempo columnista de opinión de Abc Color, en donde también hay excelen­tes periodistas.

–¿Es cierto que ustedes buscan el debilitamiento y el cierre de Abc?

–Eso dicen Lezcano y Var­gas Peña. Recientemente Abc Color publicó un artículo a página entera, naturalmente escrito por Lezcano, bajo el sugestivo título “La perse­cución de Jacinto y Marta”, en el que atribuye insólita­mente a este par de ciudada­nos comunes la intención y el supuesto poder para poner en riesgo nada menos que la estabilidad financiera de la empresa periodística Abc Color y “condenarla prácti­camente al cierre”. Es otro disparate.

Pero pensándolo bien, deva­luado como está el activo principal de esa empresa periodística, que es su cre­dibilidad, es posible que este­mos asistiendo al inicio del triste derrumbe de un coloso, pero no por acción de Jacinto y Marta, sino por efecto de un poderoso virus interno, ino­culado por su propia direc­tora. La alarma ya ha sonado en la redacción de Abc Color. Solo falta que Natalia Zuc­colillo tome nota de lo que parece ser un grito deses­perado de aviso, emitido por quien eligió el título de su editorial del pasado 2 de mayo, que dice: “La falta de credibilidad es consecuencia de las mentiras”.

“Es realmente lamentable que el que fuera un símbolo del periodismo nacional y baluarte de la promoción de la verdad y la defensa de la libertad, haya llegado a convertir sus titulares y páginas principales en una infernal máquina de destrucción de la vida y el honor de quienes su directora considera enemigos de sus intereses”.

“Es el exceso de saña, la intensidad y la desproporción de los ataques lo que desnuda la mala fe de los querellados y hace que hasta el más tonto se dé cuenta de que algo grande se esconde detrás de la campaña solitaria de ese diario contra Marta González Ayala”.

“A esta altura debo reconocer mi absoluta decepción por la mediocridad de los argumentos y la bajeza de los recursos desplegados por nuestros adversarios en esta causa”.

“Si fuera cierto todo lo que Natalia Zuccolillo y Juan Carlos Lezcano publicaron sobre Marta González Ayala, ¿por qué ellos no permiten que se inicie el juicio?”.

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