- FDO. EMBAJADOR CARLOS FLEITAS
- Master en Ciencias Sociales de la Tamkang University de Taiwán
Entendemos por política exterior al conjunto de decisiones y actuaciones mediante las cuales un Estado define sus objetivos y utiliza los medios adecuados dentro del sistema internacional, para el logro y consecución de los mismos. El Paraguay desde el 12 de julio de 1957 mantiene relaciones diplomáticas con la República de China (Taiwán), las cuales se hallan dentro de un esquema que la Teoría de los Juegos de la diplomacia denomina win win, es decir, ganar ganar, dado que ambos países obtienen beneficios de esta fecunda y fructífera relación. No obstante, somos respetuosos de aquellas naciones que han optado por mantener vínculos con la República Popular China, en base a sus intereses nacionales dentro del contexto internacional.
Pretender desconocer la realidad del conflicto de soberanía entre las dos chinas sería ilógico, por lo cual debemos hacer varias precisiones a fin de entender el tema. Primero Taiwán jamás estuvo bajo soberanía de la República Popular China, por lo cual no es territorio de esa nación. Tras la finalización de la guerra sino-japonesa el 17 de abril de 1895 se firmó el Tratado de Shimonoseki por la cual la isla de Taiwán pasaba a pertenecer al territorio japonés. Luego de la derrota de Japón en la 2da. Guerra Mundial, dicho territorio fue devuelto por el Tratado de San Francisco del 8 de setiembre de 1951 a la República de China (Taiwan) y no a la República Popular China, fundada el 1 de octubre de 1949.
Este problema no afecta solo a los chinos sino implica un conflicto de sistemas políticos, dado que China Popular es un régimen totalitario y Taiwán una pujante democracia, donde se respeta el sistema de derecho. Afecta a todo el mundo, pues por dicha zona pasa un gran porcentaje del comercio internacional, que se vería afectado en caso que China Popular siga su política hegemónica a nivel mundial. En la actualidad nuestro continente es campo de lucha geopolítica dado que China Popular busca a cualquier costo imponer su dominio y anular a los pocos aliados fieles con que cuenta Taiwán.
Nuestra Constitución Nacional promulgada el 20 de junio de 1992, en su Art. 143 expresa claramente: “La República del Paraguay en sus relaciones exteriores acepta el derecho internacional y se ajusta a los siguientes principios: 2) La autodeterminación de los pueblos. 5) La protección internacional de los derechos humanos y 8) La condena a toda forma de dictadura, colonialismo e imperialismo”. Es dentro de esos parámetros que no podemos dejar de defender la vigencia del estado de derecho en cualquier parte del mundo, con más razón cuando se trata de un pueblo noble y hermano como lo es el de Taiwán. La Carta de las NNUU establece claramente que los países integrantes deben ser amantes de la paz, sin embargo, China Popular el 14 de marzo del 2005 promulgó una ley denominada Anti Secesión por la cual se autohabilita a usar la fuerza en caso que Taiwán se declare independiente, en total violación a lo establecido por las Naciones Unidas.
El genocidio sistemático contra la minoría uigur en Xinjiang, la persecución a los cristianos que son fieles a Roma, la nula libertad de prensa y pensamiento son tan solo algunos de los hechos denunciados por las organizaciones de defensa de derechos humanos, así como varios países de la Unión Europea y los Estados Unidos sobre China Popular. Es innegable que la evolución democrática de nuestra sociedad en las últimas décadas ha sentado las bases de nuestra convivencia ciudadana, por lo cual no podemos estar ajenos a esta realidad mundial. La Política Exterior de una nación es el reflejo de la forma de pensar de su sociedad sobre un tema determinado, y dado que la mayoría de los paraguayos, independientemente de su ideología, sostiene que la democracia es el mejor sistema de gobierno, ello debe ser un principio de nuestra conducta externa.
Para culminar desearía recordar al ex presidente norteamericano John F. Kennedy, quien señaló: “La democracia es una forma superior de gobierno, porque se basa en el respeto del hombre como ser racional”. Dado lo expuesto, es correcta la postura de nuestro gobierno sobre Taiwán y afirmamos que defender su libertad es defender nuestra democracia.