Ante el contundente rechazo de legisla­dores de distintas bancadas, en ambas Cáma­ras del Congreso Nacional, del nuevo plan de endeuda­miento para la reactivación económica pos-covid-19, el Poder Ejecutivo ha iniciado un diálogo buscando un mayor consenso sobre su propuesta antes de presentar incluso la propuesta al Parlamento.

El problema es que tras el anuncio que realizó el minis­tro de Hacienda, Benigno López, sobre el plan de reac­tivación económica, el Eje­cutivo sabe que no la tiene fácil para lograr que el Par­lamento apruebe más deu­das para el país; y no se trata precisamente por el nivel de endeudamiento, sino porque, en 4 meses de cuarentena, el Gobierno ha decepcionado en su acción contra la corrupción y la falta de ejecución presu­puestaria. Tanto la falta de acción para castigar a los que negociaron con los insumos médicos y se enriquecieron en plena pandemia, o para pro­veer al sistema sanitario de lo necesario para enfrentar los aumentos de casos, o para justificar los 1.600 millones de dólares que se le concedió en la Ley de Emergencia Sanitaria, son situaciones que son muy reclamadas por la clase polí­tica y la sociedad en general que no genera ninguna confianza para otorgar mayores créditos.

De hecho, hasta el momento el Ejecutivo no ha enviado el proyecto de endeudamiento al Congreso, lo que da la impre­sión que tanto el presidente Mario Abdo como sus aseso­res han decidido intensificar el lobby con senadores y dipu­tados, por lo menos con los de su bancada en ambas cáma­ras antes de presentar ante el Senado el proyecto de ley que establece un nuevo crédito. La cosa se complica porque hasta en el oficialismo hay división y el actual presidente del Senado y el Legislativo, Óscar Salo­món, aunque es de su sector, no responde a sus indicaciones.

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De hecho, Salomón no está nada convencido de la conve­niencia de un nuevo endeuda­miento, aunque manifestó que, antes de sentar una postura, “tenemos que saber de qué se trata, de qué fuente, la finalidad de esa inversión, ese endeuda­miento. También sería faltar el respeto a mis compañeros si opino sin tener fuente real del proyecto”, reclamando lo que mismo que muchos legis­ladores, que hasta ahora no se haya presentado el proyecto a las cámaras.

En tanto, que legisladores de varias bancadas que ya anun­ciaron que no aceptarían una nueva deuda. Al respecto, el senador Blas Llano cuestionó la falta de ejecución y detalle de uso de los recursos que se otor­garon en el marco de la pande­mia. “La pregunta es, primero, ¿qué se hizo con los US$ 1.600 millones? ¿Por qué se preten­dió, en algunos casos, abusar de esa confianza que tuvo el Con­greso, de otorgarle. En segundo lugar, ¿qué credibilidad, qué crédito podemos darle al Eje­cutivo, teniendo ese antece­dente? Ese va a ser el principal punto de discusión”, sostuvo.

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¿Para qué es la deuda?

El Poder Ejecutivo presentó hace una semana un plan de reacti­vación económica que consistía en una inversión de US$ 2.500 millones que serán cubiertos con reasignaciones y una nueva deuda de US$ 350 millones, el plan fue denominado “Ñapu’a Paraguay”. El presidente Mario Abdo aseguró que el 100% de esos fondos será para reactivar la economía y no serán utiliza­dos para gastos rígidos como el pago de salarios.

La distribución de esos fondos provenientes de créditos será de la siguiente manera: 100 millones de dólares para el IPS, US$ 80 millones para fortalecimiento de Pytyvõ (Frontera), US$ 100 millones para el MOPC, US$ 40 millones para construcción de viviendas, US$ 10 millones para el Fondo Ganadero y US$ 20 millones para el Crédito Agrícola.

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