En momentos en que más de 1.400.000 estudiantes matriculados en casi todos los niveles escolares del país están necesitando más que nunca de conectividad para poder seguir con las clases de manera virtual, la institución rectora de las telecomunicaciones en el Paraguay, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), brilló por su ausencia en propuestas y soluciones concretas en este sentido desde que se instaló la pandemia por el Covid-19 en el país.
La Compañía Paraguaya de Comunicaciones (Copaco), una firma mixta que no se sabe si es más pública que privada o viceversa, tampoco se ha destacado con ideas claras para ofrecer a las instituciones educativas soluciones de conectividad acorde a las necesidades del momento. Poco o nada se sabe de sus acciones.
En esta pandemia por Covid-19 vemos con mucho dolor el esfuerzo que realizan miles de familias del Paraguay para recibir en los teléfonos móviles las lecciones de los maestros/as para poder cumplir con las tareas. En las familias de escasos recursos a veces solo hay un teléfono para la comunicación, que es usado por turnos para poder descargar –por medio del Whatsapp– las clases (videos) o las lecciones. ¿Qué hacen Conatel y Copaco para llegar con internet de calidad a los lugares más recónditos del país, donde la cuestión social es fundamental más que una mirada lucrativa?
Paralelamente es admirable la fortaleza emocional que tuvieron los docentes para reconvertir todo el sistema de enseñanza de la noche a la mañana, pasando de una educación presencial a una virtual por culpa de la pandemia. Tanto alumnos como profesores/as, en muchos casos, hacen un esfuerzo económico adicional de al menos 5.000 guaraníes más por día para la carga de “saldos” y así poder tener señal de internet. ¿Qué hace Conatel al respecto?
CONECTIVIDAD
En este tiempo, con el avance de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (Tics), el “cuello de botella” es la conectividad, es decir, internet. La entidad madre de regular las telecomunicaciones, y Copaco, podrían tener un rol fundamental en este tiempo. La incorporación de tecnología en las instituciones educativas debe ser innegociable para cualquier política de Estado. Además, las competencias tecnológicas no pueden estar ausentes en las aulas.