En un análisis de la coyuntura global, el especialista en seguridad Carlos Capurro comentó acerca de la diver­sidad de actores y los ante­cedentes inmediatos de la tensión suscitada en el Golfo Pérsico entre EEUU e Irán. Expresó a La Nación que tras la retórica bélica de la semana pasada, espera un descenso en el tenor de los embates. Con­sidera, asimismo, que grupos radicales podrían migrar a la zona sudamericana en busca de “casas seguras”, puntos de apoyo logísticos.

–¿Cómo podríamos carac­terizar a la población iraní? ¿Cómo es la sociedad iraní contemporánea?

–La población iraní en tér­minos generales es bastante homogénea dentro de una relativa diversidad. Estamos hablando de casi 85 millo­nes de habitantes de mayoría étnica persa, con la presen­cia de otros grupos minorita­rios: kurdos, balochis, turco­manos, luros y azeríes. Es muy importante señalar que, al no ser Irán un país árabe, estos representan una minoría ínfima dentro de la sociedad iraní. En materia religiosa –y al ser una república islámica– la religión oficial del país es la musulmana, en su vertiente chiíta, la cual a su vez es mino­ritaria en el mundo.

Carlos Capurro Fernández.

Sociográficamente, la socie­dad iraní se encuentra muy influida por la religión oficial, siendo esta parte de su corpus legal, lo cual termina siendo transversal al ser nacional. Cabe señalar que antes de la Revolución del 79 la sociedad iraní estaba muy occidenta­lizada y avanzada, sobre todo en lo relativo a los derechos de la mujer, derechos civiles, niveles de alfabetización y de educación superior. Esto ter­minó cambiando con la men­cionada Revolución del 79, la cual entronizó al clero radical chiíta, influyendo esto mucho en el ser nacional iraní.

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Hoy día se observa una juven­tud iraní más despierta y deseosa de cambios, probable­mente debido al acceso más fácil al mundo, la cual está liderando y protagonizando protestas sociales en busca de mejoras económicas, políticas y de derechos humanos.

–¿A qué se debe la prolife­ración de armas nucleares en Irán? ¿Es válido el desa­rrollo de tecnología nuclear con fines pacíficos?

–No debemos perder de vista el hecho de que Irán fue, es y posiblemente seguirá siendo una potencia regional en Medio Oriente y en Asia Cen­tral; como todo actor de peso, Irán va a buscar siempre tener la mayor influencia y gravitan­cia en la zona. En ese sentido, el obtener armas nucleares para ellos es el pase a sen­tarse a la mesa de las grandes potencias nucleares, con el poderoso elemento de disua­sión ante amenazas a las que consideran estar expuestos: Occidente, la misma Rusia, Israel, Arabia Saudita.

Por supuesto que el uso de tecnología nuclear con fines pacíficos es absolutamente válido. De hecho, es un dere­cho garantizado a todos los países soberanos y de hecho es una herramienta valio­sísima para el desarrollo nacional. Ahora bien, en el caso de los “rogue states” o países sospechados de ser una tiranía, dictadura, vio­ladores de DDHH, etc., la cuestión es más peliaguda en razón de que la línea que separa el uso de ener­gía nuclear con fines pacífi­cos del desarrollo de arma­mento nuclear es cuando menos gris.

ACUERDO NUCLEAR

–Con la reciente activación del mecanismo de resolu­ción de disputas del Plan de Acción Integral Con­junto (Join Comprehen­sive Plan of Action) por parte de Francia, Inglate­rra y Alemania, ¿a qué se espera llegar?

–Básicamente lo que se busca es traer de nuevo a Irán a la mesa para negociar su desa­rrollo de armamento nuclear, con la amenaza de la reimpo­sición de sanciones. Estas sanciones han golpeado muy duramente a Irán en el pasado, provocando una cri­sis económica de la cual aún hoy no se recupera. No obs­tante, hay que recordar que como consecuencia del retiro de EEUU de dicho plan y de la última crisis, los EEUU han vuelto a imponer sanciones económicas a Irán y este ha anunciado la reactivación de su programa nuclear.

Veo muy difícil, tal como están las cosas hoy, que por un lado Irán deje su programa nuclear y se siente a negociar, tanto como EEUU acepte rever sus sanciones. Sin la participación activa de estos actores, será muy difícil avanzar.

–¿De qué manera ese acuerdo afectaría al Occi­dente y en particular para la región latinoamericana?

–En el caso europeo, creo que Europa apoyará de lleno esta iniciativa, la cual en sí misma es muy buena y puede termi­nar siendo la solución a la pre­sente crisis. Del lado latinoa­mericano, la cosa puede estar más dividida: posiblemente los países con afinidad ideoló­gica con los EEUU apoyarán las medidas y decisiones que este tome; mientras los otros buscan una posición más intermedia como la europea.

A NIVEL REGIONAL

–Teniendo en cuenta el robusto comercio con Irán, ¿cuáles podrían ser los eventuales efectos en Bra­sil? ¿EEUU podría endu­recer su bloqueo a través de este?

–Las relaciones de Irán con Latinoamérica son, hasta si se quiere, paradójicas; con sus principales aliados políticos: Venezuela, Nicaragua y Cuba. Sus relaciones comerciales son ínfimas, casi insignifi­cantes. Mientras que Brasil, situado en las antípodas ideo­lógicas, es su principal socio regional. Esto nos muestra que entre países no hay ami­gos, hay intereses.

Brasil es una potencia regio­nal y como tal sabe cuidar sus intereses. El comercio va a continuar con el volu­men actual o mayor –pues puede abrirse una oportu­nidad importante ante un eventual pero improbable bloqueo mundial sobre Irán– salvo que exista un consenso total a nivel mundial sobre sanciones a ser aplicadas al régimen de los ayatolás, lo cual en el escenario geopolí­tico actual es prácticamente imposible.

En cuestiones económicas y prácticas, siempre es aparcada la retórica política al costado.

–¿Cómo podríamos carac­terizar a los grupos radi­cales que operan en Suda­mérica y en particular en la Triple Frontera?

–La presencia o no de grupos radicales de corte islamista operando en Sudamérica siem­pre ha estado en un área difusa, poco clara. Pocos comentarios y reconocimiento oficial de su existencia solamente han con­tribuido a aumentar el aura de misterio que la envuelve. Al hablar de ello no pode­mos soslayar la activa parti­cipación de Hezbollah (grupo creado y mantenido por Irán) en los atentados ocurridos en la Argentina en 1994 (Emba­jada de Israel y AMIA).

Concretamente podemos decir que la actividad de estos grupos ha sido detectada en dos regiones del continente: Venezuela y la Triple Fron­tera. En ambos casos del grupo libanés Hezbollah (reciente­mente declarado terrorista por el Paraguay). Ahora bien, tenemos que matizar algo: este grupo, hoy día, no opera como una célula activa de entrena­miento de activo; funciona sí como proveedor de fondos para actividades terroristas, principalmente a través del lavado de activos y de asocia­ciones con el crimen organi­zado local y regional.

Un posible riesgo para la región es que como consecuencia del conflicto o de la crisis en la zona, activos de estos gru­pos afines a Irán terminen migrando a la zona en busca de casas seguras y/o logística para eventualmente continuar una guerra proxy. No aten­tando aquí, sino aprovechando la poca presión en materia de seguridad en la zona, la prác­tica inexistencia de controles migratorios, para utilizar la región como centro de plani­ficación y/o logística.

EFECTOS

–Podemos decir que existe una “desescalada de ten­sión” incluso luego de la aceptación del derribo de un avión civil por parte de autoridades iraníes ¿Qué se puede esperar?

–Totalmente. Sin duda alguna la retórica bélica que escuchá­bamos la semana pasada ha sido cambiada por mensajes del tipo “ya tomé mi venganza, por mí está bien” o “no busca­mos una guerra”. Ambos países han obtenido lo que buscaban. Por un lado, Irán ha mostrado a su población que ha cobrado venganza con el “gran Shaitán” disparando sus misiles; aquí quiero matizar recordando que tanto la prensa como el acceso a portales de noticias extranje­ras, e incluso las redes sociales, son controladas por el gobierno iraní, razón por la cual son capa­ces de instalar sus propios rela­tos según conveniencia.

Por el lado de EEUU, sin dudas el gran ganador, este ha elimi­nado una pieza fundamental del tablero político iraní con la ejecución del Gral. Soleimani, responsable de las operacio­nes de la Guardia Revoluciona­ria Iraní en el exterior, lo cual lejos está de ser poca cosa. Eso sin mencionar el aumento de la presión a través de sancio­nes para evitar el desarrollo nuclear iraní.

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