- POR VÍCTOR CANO PIRIS
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En un análisis de la coyuntura global, el especialista en seguridad Carlos Capurro comentó acerca de la diversidad de actores y los antecedentes inmediatos de la tensión suscitada en el Golfo Pérsico entre EEUU e Irán. Expresó a La Nación que tras la retórica bélica de la semana pasada, espera un descenso en el tenor de los embates. Considera, asimismo, que grupos radicales podrían migrar a la zona sudamericana en busca de “casas seguras”, puntos de apoyo logísticos.
–¿Cómo podríamos caracterizar a la población iraní? ¿Cómo es la sociedad iraní contemporánea?
–La población iraní en términos generales es bastante homogénea dentro de una relativa diversidad. Estamos hablando de casi 85 millones de habitantes de mayoría étnica persa, con la presencia de otros grupos minoritarios: kurdos, balochis, turcomanos, luros y azeríes. Es muy importante señalar que, al no ser Irán un país árabe, estos representan una minoría ínfima dentro de la sociedad iraní. En materia religiosa –y al ser una república islámica– la religión oficial del país es la musulmana, en su vertiente chiíta, la cual a su vez es minoritaria en el mundo.
Sociográficamente, la sociedad iraní se encuentra muy influida por la religión oficial, siendo esta parte de su corpus legal, lo cual termina siendo transversal al ser nacional. Cabe señalar que antes de la Revolución del 79 la sociedad iraní estaba muy occidentalizada y avanzada, sobre todo en lo relativo a los derechos de la mujer, derechos civiles, niveles de alfabetización y de educación superior. Esto terminó cambiando con la mencionada Revolución del 79, la cual entronizó al clero radical chiíta, influyendo esto mucho en el ser nacional iraní.
Hoy día se observa una juventud iraní más despierta y deseosa de cambios, probablemente debido al acceso más fácil al mundo, la cual está liderando y protagonizando protestas sociales en busca de mejoras económicas, políticas y de derechos humanos.
–¿A qué se debe la proliferación de armas nucleares en Irán? ¿Es válido el desarrollo de tecnología nuclear con fines pacíficos?
–No debemos perder de vista el hecho de que Irán fue, es y posiblemente seguirá siendo una potencia regional en Medio Oriente y en Asia Central; como todo actor de peso, Irán va a buscar siempre tener la mayor influencia y gravitancia en la zona. En ese sentido, el obtener armas nucleares para ellos es el pase a sentarse a la mesa de las grandes potencias nucleares, con el poderoso elemento de disuasión ante amenazas a las que consideran estar expuestos: Occidente, la misma Rusia, Israel, Arabia Saudita.
Por supuesto que el uso de tecnología nuclear con fines pacíficos es absolutamente válido. De hecho, es un derecho garantizado a todos los países soberanos y de hecho es una herramienta valiosísima para el desarrollo nacional. Ahora bien, en el caso de los “rogue states” o países sospechados de ser una tiranía, dictadura, violadores de DDHH, etc., la cuestión es más peliaguda en razón de que la línea que separa el uso de energía nuclear con fines pacíficos del desarrollo de armamento nuclear es cuando menos gris.
ACUERDO NUCLEAR
–Con la reciente activación del mecanismo de resolución de disputas del Plan de Acción Integral Conjunto (Join Comprehensive Plan of Action) por parte de Francia, Inglaterra y Alemania, ¿a qué se espera llegar?
–Básicamente lo que se busca es traer de nuevo a Irán a la mesa para negociar su desarrollo de armamento nuclear, con la amenaza de la reimposición de sanciones. Estas sanciones han golpeado muy duramente a Irán en el pasado, provocando una crisis económica de la cual aún hoy no se recupera. No obstante, hay que recordar que como consecuencia del retiro de EEUU de dicho plan y de la última crisis, los EEUU han vuelto a imponer sanciones económicas a Irán y este ha anunciado la reactivación de su programa nuclear.
Veo muy difícil, tal como están las cosas hoy, que por un lado Irán deje su programa nuclear y se siente a negociar, tanto como EEUU acepte rever sus sanciones. Sin la participación activa de estos actores, será muy difícil avanzar.
–¿De qué manera ese acuerdo afectaría al Occidente y en particular para la región latinoamericana?
–En el caso europeo, creo que Europa apoyará de lleno esta iniciativa, la cual en sí misma es muy buena y puede terminar siendo la solución a la presente crisis. Del lado latinoamericano, la cosa puede estar más dividida: posiblemente los países con afinidad ideológica con los EEUU apoyarán las medidas y decisiones que este tome; mientras los otros buscan una posición más intermedia como la europea.
A NIVEL REGIONAL
–Teniendo en cuenta el robusto comercio con Irán, ¿cuáles podrían ser los eventuales efectos en Brasil? ¿EEUU podría endurecer su bloqueo a través de este?
–Las relaciones de Irán con Latinoamérica son, hasta si se quiere, paradójicas; con sus principales aliados políticos: Venezuela, Nicaragua y Cuba. Sus relaciones comerciales son ínfimas, casi insignificantes. Mientras que Brasil, situado en las antípodas ideológicas, es su principal socio regional. Esto nos muestra que entre países no hay amigos, hay intereses.
Brasil es una potencia regional y como tal sabe cuidar sus intereses. El comercio va a continuar con el volumen actual o mayor –pues puede abrirse una oportunidad importante ante un eventual pero improbable bloqueo mundial sobre Irán– salvo que exista un consenso total a nivel mundial sobre sanciones a ser aplicadas al régimen de los ayatolás, lo cual en el escenario geopolítico actual es prácticamente imposible.
En cuestiones económicas y prácticas, siempre es aparcada la retórica política al costado.
–¿Cómo podríamos caracterizar a los grupos radicales que operan en Sudamérica y en particular en la Triple Frontera?
–La presencia o no de grupos radicales de corte islamista operando en Sudamérica siempre ha estado en un área difusa, poco clara. Pocos comentarios y reconocimiento oficial de su existencia solamente han contribuido a aumentar el aura de misterio que la envuelve. Al hablar de ello no podemos soslayar la activa participación de Hezbollah (grupo creado y mantenido por Irán) en los atentados ocurridos en la Argentina en 1994 (Embajada de Israel y AMIA).
Concretamente podemos decir que la actividad de estos grupos ha sido detectada en dos regiones del continente: Venezuela y la Triple Frontera. En ambos casos del grupo libanés Hezbollah (recientemente declarado terrorista por el Paraguay). Ahora bien, tenemos que matizar algo: este grupo, hoy día, no opera como una célula activa de entrenamiento de activo; funciona sí como proveedor de fondos para actividades terroristas, principalmente a través del lavado de activos y de asociaciones con el crimen organizado local y regional.
Un posible riesgo para la región es que como consecuencia del conflicto o de la crisis en la zona, activos de estos grupos afines a Irán terminen migrando a la zona en busca de casas seguras y/o logística para eventualmente continuar una guerra proxy. No atentando aquí, sino aprovechando la poca presión en materia de seguridad en la zona, la práctica inexistencia de controles migratorios, para utilizar la región como centro de planificación y/o logística.
EFECTOS
–Podemos decir que existe una “desescalada de tensión” incluso luego de la aceptación del derribo de un avión civil por parte de autoridades iraníes ¿Qué se puede esperar?
–Totalmente. Sin duda alguna la retórica bélica que escuchábamos la semana pasada ha sido cambiada por mensajes del tipo “ya tomé mi venganza, por mí está bien” o “no buscamos una guerra”. Ambos países han obtenido lo que buscaban. Por un lado, Irán ha mostrado a su población que ha cobrado venganza con el “gran Shaitán” disparando sus misiles; aquí quiero matizar recordando que tanto la prensa como el acceso a portales de noticias extranjeras, e incluso las redes sociales, son controladas por el gobierno iraní, razón por la cual son capaces de instalar sus propios relatos según conveniencia.
Por el lado de EEUU, sin dudas el gran ganador, este ha eliminado una pieza fundamental del tablero político iraní con la ejecución del Gral. Soleimani, responsable de las operaciones de la Guardia Revolucionaria Iraní en el exterior, lo cual lejos está de ser poca cosa. Eso sin mencionar el aumento de la presión a través de sanciones para evitar el desarrollo nuclear iraní.